La Albufera de Valencia recibió el año pasado un 17% menos del agua necesaria para su conservación
La Confederación del Júcar apenas ejecutó aportaciones directas pese a registrarse la menor entrada desde 1994
La Albufera de Valencia, una de las joyas más preciadas de los humedales europeos, experimentó un súbito descenso en la cantidad de agua recibida entre el 1 de octubre de 2017 y el 30 de septiembre de 2018, las fechas que delimitan el llamado año hidrológico. El lago recibió en aquel periodo 173,8 hectómetros cúbicos, un 17% menos de los 210 que el Plan Hidrográfico del Júcar considera el mínimo necesario para su conservación, y el menor caudal desde 1995. Los expertos advierten de que el humedal se halla desde hace años en una situación "crítica" y a medio plazo afronta, además, las amenazas derivadas del cambio climático.
A pesar de que faltaban 43,7 hectómetros cúbicos para llegar al nivel de "requerimiento mínimo", y de que la normativa prevé que la Confederación Hidrográfica del Júcar debe ejecutar en tales casos "las actuaciones que permitan atender las necesidades hídricas del lago", el organismo dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica solo realizó una aportación directa de 7,5 hectómetros, procedente de los ríos Turia y Júcar y del sistema de acequias.
Teodoro Estrela, jefe de la oficina de planificación de la Confederación Hidrográfica del Júcar, admite que fue insuficiente. "Nos movemos con predicciones de lo que va a pasar en los próximos meses. La previsión que teníamos era mala, pero no tan mala. Cuando vimos que no se iban a cumplir los mínimos, tomamos las medidas para llevar el agua que pudimos. A lo mejor se tendría que haber actuado un poco antes, pero hay que tener en cuenta que esto no es una cuenta matemática exacta", señala Estrela que mantiene que, en todo caso, "no se produjeron daños ecológicos sobre el lago".
El año hidrológico 2017/2018 fue especialmente seco. El lago recibió 47 hectolitros de aportaciones naturales, como lluvia y corrientes subterráneas, 113 de las acequias de riego y 6,4 de la red de depuradoras, tal como consta en el informe de seguimiento del Plan Hidrológico del Júcar, cuyo contenido ha adelantado Levante-EMV. El siguiente año hidrológico, que arrancó con dos fuertes temporales azotando la Comunidad Valenciana, fue, en cambio, más lluvioso de lo habitual, y la Albufera recibió en total 270 hectolitros cúbicos, destaca Estrela. "La Albufera está mal, por el exceso de nutrientes que recibió, pero no está empeorando, está mejorando".
Un enclave singular
El lago de la Albufera —corazón de un parque natural de 21.120 hectáreas en el que viven de forma regular 90 especies de aves y por el que a lo largo del año pasan otras 200, rodeado de arrozales y situada a 10 kilómetros de Valencia— representa un caso muy singular, afirma el ambientólogo Andreu Escrivà. "No hay prácticamente ningún otro parque europeo que tenga una conurbación como la de Valencia presionándolo. La Albufera tiene un millón de personas encima de ella, en algunos puntos vertidos de aguas residuales, de agua depurada y una agricultura hiperintensiva. Es un ecosistema muy complejo desde el punto de vista humano, ecológico, químico y físico, en el que hay muchas interacciones".
Escrivà afirma que el parque ha mejorado en ciertos aspectos en los últimos años, pero subraya que el problema de base persiste: el lago no es tan claro como lo era hace unas décadas debido al exceso de nutrientes que recibió y sigue recibiendo. Y necesita no solo más agua, sino de mayor calidad. El consultor ambiental considera necesario adecuar el ciclo hidrológico, ahora marcado por el ritmo de producción del arroz, a las necesidades del humedal. Advierte de que el cambio climático, con el aumento del nivel del mar, amenaza con salinizar los ecosistemas del parque y romper sus equilibrios. Y ve urgente decidir el camino que debe seguir el espacio: "¿Queremos que sea un parque natural con zonas de reservas muy estrictas? ¿Un santuario de la biodiversidad? ¿Una playa?...".
Exigencia del Ayuntamiento
El Ayuntamiento de Valencia, con competencias sobre el lago, también exige mayores aportaciones directas. "Sin el Júcar, la Albufera difícilmente puede vivir”, afirma el alcalde Joan Ribó. El concejal de Ecología Urbana, Sergi Campillo, reclama a la Confederación Hidrográfica que revise los planes de cuenca para que el lago reciba del río un caudal directo mínimo de 70 hectómetros cúbicos anuales. La falta de agua y la contaminación por exceso de nutrientes, señala, hace que proliferen las microalgas en suspensión y el agua se vuelva verde. Campillo denuncia además que el Júcar ha reducido los aportes de agua a la laguna en los últimos 30 años. Se ha pasado de recibir más de 400 hectómetros cúbicos en los años ochenta a periodos en los que "han entrado cero hectómetros y así un humedal es inviable".
En la época de cultivo del arroz, el lago presenta menos problemas porque los campos se inundan y el espacio recibe agua regularmente. Pero en invierno, una vez recolectados los arrozales, no entra ni gota. El Gobierno local asegura que sus peticiones no representan ninguna amenaza para las comunidades de regantes que trabajan a orillas del lago. "No queremos que les rebajen sus concesiones hídricas sino que la Confederación reevalue los caudales y reserve una aportación directa al lago", dice Campillo.
"Ya hemos anunciado que actuaremos y tomaremos las medidas que sean necesarias para defender los intereses del parque natural y proteger la tercera zona húmeda más importante de España y una de las zonas húmedas más importantes de Europa", asegura el concejal de Ecología Urbana.
Lucía Moreno, representante de Acció Ecologista-Agró en la Junta rectora de la Albufera, añade que el colapso que afecta al Mar Menor lo sufrió el lago valenciano en los años 70 y aunque ahora está mejor, no se ha recuperado totalmente. Para Moreno es urgente evitar el vertido de aguas residuales al lago por lo que apremia a las Administraciones para que remodelen los colectores.
La portavoz de Acció Ecologista-Agró también considera esencial mayores aportes de agua del río."No debe verterse agua de depuradoras sino de las destinadas al regadío", apunta a la vez que recuerda que la CHJ finalmente inyectará en los próximos meses 8 hectómetros cúbicos de agua de calidad por los ahorros que genera la modernización de los regadíos del entorno.
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