El nacimiento de un bebé sin cara pone en jaque al sistema sanitario portugués
El Colegio de Médicos acumula 12 denuncias desde 2007 contra el obstetra que supuestamente no vio las malformaciones
Rodrigo, un bebé nacido hace dos semanas en Portugal sin nariz ni ojos ni parte del cráneo, ha puesto en jaque no solo al obstetra que siguió el embarazo y, supuestamente, no vio las malformaciones, sino también al Colegio de Médicos luso, que desde 2007 acumula 12 reclamaciones contra el mismo profesional, de las que ocho aún están abiertas. El colegio, que en ningún momento alertó a los hospitales públicos ni a los privados sobre esta circunstancia, no ha dado explicaciones sobre el retraso en analizar las denuncias.
Marlene, la madre del niño sin rostro nacido en el hospital de São Bernardo, en Setúbal, se enteró de las malformaciones de su hijo después del nacimiento, al igual que el equipo médico que atendió el parto, pues el embarazo de la mujer no se había seguido en ese centro público. Las tres ecografías pertinentes se habían realizado en una clínica privada, Eco Sado, por el obstetra Artur Carvalho, que asistió al parto y también se quedó sorprendido. “Toda la responsabilidad es mía”, han contado los padres que dijo el médico. La familia ha presentado una denuncia ante la Fiscalía y la institución profesional.
Miguel Guimarães, presidente del Colegio de Médicos, ha asegurado a la prensa que iniciarán una investigación "de forma inmediata" como respuesta a la "alarma social" creada, y ha reconocido que acumulan cinco denuncias abiertas desde 2013. Solo una, de 2011, se investigó. Y se cerró. En ese caso, el bebé nació con las piernas del revés. El Colegio de Médicos dictaminó que el obstetra no había cometido ninguna negligencia profesional y quedó sin sanción.
El caso ha hecho que otros padres hayan dado a conocer embarazos con problemas en los que estuvo implicado el mismo doctor. El Correio da Manha publica este miércoles dos casos más con bebés nacidos con espina bífida, donde también el médico Carvalho realizó las ecografías. A los tribunales acudieron también los padres de un bebé fallecido a los seis meses, pero Carvalho fue declarado inocente tanto penal como civilmente. En total, son 12 denuncias —por diferentes vías— contra el facultativo, de 69 años de edad. Cuatro de ellas fueron archivadas sin sanción.
El médico nunca informó a los padres de malformación alguna en el caso del bebé sin rostro, pese a que la deformidad del cráneo se puede apreciar a las 12 semanas de embarazo. Después de tres ecografías en Eco Sado, los progenitores solo fueron alertados de la posibilidad de alguna anomalía cuando realizaron en otra clínica privada una ecografía en 5D. Pero, tras consultar a su obstetra, Carvalho, este les tranquilizó, asegurando que no había nada irregular.
Desde que nació Rodrigo, el pasado 7 de octubre, Marlene no se separa de su hijo, que sigue en una sala especial del hospital de Setúbal a la espera de conocer las consecuencias de su estado físico. El lunes, el bebé comenzó a respirar sin sonda y a beber del biberón, aunque el hospital señala que cada día pierde peso. Mientras, la clínica Eco Sado ha suspendido las consultas de obstetricia.
El médico ha anunciado que deja de realizar ecografías hasta que el Colegio de Médicos analice los casos que tiene pendientes. El anuncio lo hizo momentos antes de que el Comité Disciplinar del Colegio de Médicos del Sur decidiera cautelarmente suspenderle durante seis meses. "Ante el análisis del relator de varios procesos pendientes, existen fuertes indicios de que las quejas podrían tener fundamento, resaltando que no constan en los autos de los procesos respuestas del acusado que puedan contrariar tal convicción".
Para Daniel Torres Gonçalves, abogado especializado en salud, "el hospital público no tiene ninguna responsabilidad en el caso. El obstetra Carvalho tenía consulta en el centro sanitario, pero no realizaba ecografías allí ni tenía cargo alguno”.
Efectivamente, Carvalho realizaba las ecografías en la clínica privada adyacente (Eco Sado), de la que es socio y gerente. Un procedimiento nada extraño en la sanidad portuguesa, según el parecer del letrado, quien ve posibles responsabilidades del médico y de la clínica privada. “No hay mucha jurisprudencia en Portugal sobre negligencias médicas. Las escasas sentencias nunca fueron por la vía penal. Existirían indemnizaciones y, según la jurisprudencia, siempre para los padres, nunca para el nasciturus”.
En la última década, la justicia portuguesa ha condenado dos veces a hospitales por fallos en la detección de malformaciones. Las sentencias fijan indemnizaciones a los padres de entre 80.000 y 200.000 euros, además del pago de los gastos médicos hasta la mayoría de edad del paciente.
Aunque hay en Portugal más hospitales privados que públicos, la sanidad pública solo gasta en servicios derivados a centros privados el 4,9% de sus presupuestos, esto es, unos 490 millones de euros. Pese a ello, los portugueses invierten en salud un 28% del total del gasto nacional, cuando la media de la Unión Europea es del 15%. El 41% de los portugueses tiene contratado un seguro de salud privado.
Hace tres meses, el Parlamento aprobó una nueva ley de bases de la salud. La mayor discusión entre los partidos fue sobre el encaje de la sanidad pública y privada. El PS sacó adelante una enmienda consensual con la que se comprometía a que la política del Gobierno se encaminara hacia la paulatina supresión de la colaboración con la sanidad privada.
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