Rusia reduce la lista de profesiones prohibidas a las mujeres por ser “peligrosas”
La revisión abre la puerta a que las rusas puedan conducir el metro o ser camioneras. Mantendrá un centenar de vetos


En Rusia, las mujeres no pueden trabajar de maquinistas de metro. Tampoco ser capitanas de barco. Es la ley, una norma de los inicios de la época soviética, revisada en el año 2000, que veta 456 profesiones a las mujeres. Ahora, el Ministerio de Trabajo ruso ultima la revisión de esa lista. La nueva ley, que si pasa todos los trámites entraría en vigor en 2021, abre la puerta a que las rusas puedan trabajar conduciendo el metro, ser camioneras de alto tonelaje o paracaidistas profesionales. No obstante, en vez de derogar la totalidad de la lista, que se basaba en que esos trabajos se consideraban "peligrosos" para la salud de la mujer, Rusia mantendrá casi un centenar de profesiones prohibidas; entre ellas la de minera a cielo abierto o mecánica de motores de aviación.
El listado de las 456 profesiones impide a las mujeres acceder a empleos en 39 industrias, que representan alrededor de un 4% de la actividad económica rusa. Aunque no es único de ese país. Lo comparten en condiciones similares otras repúblicas exsoviéticas, como Bielorrusia, Kazajistán, Tayikistán o Uzbekistán. En Rusia profesiones como la de minero, soldador, herrero o, tripulante de cubierta están reservadas a los hombres. La mayoría en sectores en los que se trabaja con químicos, maquinaria pesada o vehículos complejos.
Hay excepciones a la ley: algunas mujeres que han recurrido a los tribunales para lograr trabajar en su profesión deseada, demostrando que el empleo no supone ningún riesgo para su salud. Como hizo Svetlana Medvedeva, que judicializó su caso y acudió a la ONU para ser capitana de cubierta de barco. También hay otras que se saltan la ley cada día, trabajando de carpinteras o fontaneras, aunque los casos son pocos y la mayoría en la economía informal o con empresas propias, como WomanLabor, puesta en marcha por una pareja de rusas, Yulia y Nadezhda Borets, que sueñan con tener un canal de YouTube en el que enseñar a otras mujeres a hacer reparaciones y obras.
El Ministerio de Trabajo lleva un par de años tratando de reformar la norma heredada del Código de Trabajo soviético de 1922, que prohibía explícitamente que ellas desempeñasen trabajos “peligrosos” para su salud reproductiva. Hace unos meses, el ministro Maxim Topilin afirmó que la nueva lista de profesiones garantizará condiciones de trabajo más justas y contribuirá a la eliminación de la brecha salarial de género, que en Rusia es de un 28%.

Con el nuevo listado, las rusas podrán conducir trenes eléctricos y tractores; también ser mecánicas de automóvil. Sin embargo, no podrán participar en el trabajo para extinguir directamente los incendios. Y mantendrá la restricción de trabajos que considera físicos, como los de la construcción de instalaciones subterráneas o túneles. También la realización de trabajos de fundición, soldadura y en altos hornos; así como la minería a cielo abierto. Aunque según el borrador del listado que ha podido ver el diario RBK, sí podrán ocupar cargos de gerentes, científicas o especialistas médicos en ese tipo de instalaciones.
Rusia, con 145 millones de habitantes, tiene una gran brecha de género según el ranking del Foro Económico Mundial. El análisis de esta organización sitúa al país en el puesto 75 de 144 y destaca que aunque en la educación la paridad casi es total, las mujeres tienen grandes dificultades para romper el techo de cristal en las empresas. Además, la representación femenina en la política y en los puestos de toma de decisión es escasa. Los últimos datos muestran que más del 70% de las personas que trabajan como funcionarias en Rusia son mujeres, aunque la inmensísima mayoría en los escalones más bajos o como mucho medios. Son solo un 15,8% en el Parlamento ruso y solo un 18% en el Consejo de la Federación (el Senado). Además, solo hay dos ministras. Según los datos de la Unión Interparlamentaria, Rusia ocupa el puesto 131 de 191 en igualdad de representación en los sistemas parlamentarios. El ranquin lo encabeza Ruanda, México está en el cuarto puesto y España en el 13.
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