India suma más del 60% de los nuevos casos de lepra detectados en el mundo
El país registra 135.000 nuevos diagnósticos entre abril de 2016 y marzo de 2017
"No siento nada", confiesa Hasiruddin Ansari, de 18 años, mostrando su mano engarrotada. Aunque el entumecimiento empezó dos años atrás, Hasiruddin no visitó a ningún médico hasta hace meses; después de mudarse a Bombay desde su pueblo en Uttar Pradesh, estado septentrional de India. "Todo irá bien siempre y cuando pueda trabajar", dice, confiando en que la enfermedad le permita seguir ganando 77 euros mensuales, como otros 20 chatarreros con los que se hacina en una chabola de una barriada del centro. Además del joven Hasiruddin, otros 2.500 pacientes al año, en los últimos cinco, han sido diagnosticados con lepra en la capital financiera de India. En este país se registran el 63% de los nuevos casos a nivel mundial.
Entre abril y diciembre de 2018, el Ministerio de Salud registró 362 nuevos leprosos en Bombay, capital de Maharashtra, el tercer Estado indio con más enfermos. Junto a los superpoblados y subdesarrollados Bihar y Uttar Pradesh, suman más de un tercio de los 135.000 nuevos diagnósticos en India en el último año del que hay datos disponibles a nivel nacional (entre abril de 2016 y marzo de 2017). Epicentro del éxodo interno, Bombay es lugar de tránsito de los centenares de miles de migrantes que prueban suerte en el centro económico del país. Sus slums (barracones) acogen a más de nueve millones de personas, casi la mitad de los 20 millones que habitan la ciudad más poblada y desigual de India.
Es el caso de Bainganwadi, barrio de chabolas al sureste de Bombay y donde sus residentes, procedentes del norte del país, malviven en chamizos por 6,5 euros al mes. "Tardaron tiempo en tratarme", se queja Shabala Shaik, de 35 años, desde la choza en la que vive con su hijo y su marido, trapero en el vertedero adyacente, el más grande de la ciudad. "Cuando me puse de parto, los doctores no querían hacerse cargo y aislaron a mi bebé", concluye entre sollozos. Aunque la lepra solo se contagia por contacto prolongado con un enfermo no tratado, el desconocimiento abunda incluso entre el personal médico. Encerrada para evitar el estigma social, Shabala, sin embargo, es feliz porque su marido no la rechazó al saber de sus úlceras.
Si bien los leprosos ya no arrastran muñones lacerantes ni se acompaña su paso con repique de tablas para evitar verles –como en el medievo–, esta enfermedad, una de las más antiguas de las que hay referencias, se agrava por el mal más común. Por ignorancia se oculta y no se trata, de forma que se contagia, alcanzando 135.000 nuevos casos en India según el Programa Nacional para la Erradicación de la Lepra (NLEP, en inglés). Aunque declarada como eliminada en 2005 –para lo que se necesita que se registre menos de un caso por 10.000 habitantes–, los últimos datos ponen difícil al país asiático cumplir el objetivo de erradicarla totalmente antes de 2020. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aplaude la derogación de la ley india que permitía el divorcio de personas por el hecho de que hubiesen contraído la enfermedad como medida esencial para evitar la discriminación, indispensable para su desaparición definitiva.
La OMS también elogia el programa nacional para su erradicación, que ha reducido drásticamente los cuatro millones de enfermos que existían hace 30 años. "Tras su eliminación en 2005, la lepra estuvo relegada, pero hemos reavivado los esfuerzos en los últimos tres años", explica el subdirector general del NLEP, Anil Kumar, que insiste en que las cifras actuales deben leerse a la luz de una mayor capacidad de detección de la enfermedad y no de un incremento de la misma. Ejemplo de esa mejora es la septuagenaria Jaibai Gaikowad, que contrajo lepra hace 15 años, cuando se tardaba años en detectar y tratar. Desde entonces, Jaibai atiende sesiones mensuales de fisioterapia en la clínica de la ONG Lok Seva Sangam (LSS), en el centro de Bombay.
"La migración mantendrá viva a la lepra en India hasta que no se erradique de los slums", sentencia el coordinador de LSS, Swapnadip Jadhav, desde la barriada de Bainganwadi. Casos aislados de lepra también se han encontrado en zonas residenciales de la ciudad, según registra el Proyecto para la Lepra de Bombay (BLP, en inglés), ONG que ha tratado a unos 40.000 enfermos desde 1976. Su director, el doctor Vivek V. Pai, reconoce el esfuerzo del programa nacional, pero indica el camino a seguir: "Hasta ahora, el personal de campo se ha centrado solo en buscar manchas cutáneas. Pero hay que examinar la aparición de piel brillante y grasa, irritación y cambio en la textura en cara y orejas, que es la fase infecciosa de la enfermedad. Su diagnóstico temprano y su tratamiento reducirían su contagio significativamente".
El 63% de los nuevos casos de lepra en Bombay son multibacilares (MB). "En ese caso, la enfermedad está en un estado avanzado porque el paciente presenta más de cinco manchas y uno o más nervios afectados, por lo que requiere un tratamiento de un año", explica Vivek. Como contraste, el dermatólogo subraya la importancia de la detección temprana de la lepra paucibacilar (PB), de hasta cinco manchas o solo un nervio afectado, para evitar el empeoramiento. Las malformaciones –existentes en el 11% de los casos– y la presencia de la lepra en niños –más de 12.000 entre los nuevos casos en India– son síntomas de transmisión activa. "Registramos casos en menores, lo que significa que la lepra se está expandiendo", resume el experto.
Para complicar aún más las cosas, el 10% de los pacientes indios desarrollan lepra neural, una variación endémica del país asiático en la que los pacientes no tienen signos externos como manchas o nódulos. "Esta afecta a los nervios y se presenta con síntomas como ampollas o heridas y quemaduras indoloras", detalla el doctor Vivek, que remarca la importancia de que los expertos sean conscientes de esta variación: "Los médicos tienen que prestar atención porque normalmente se piensa que no es lepra, y mandan a que los pacientes pasen por revisiones innecesarias que conllevan más gastos y saturan el sistema de salud".
La lucha, dicen los expertos, necesita más fondos y personal. Se invierten unos seis millones de euros en el control de la lepra, 10 veces menos que lo destinado para el control del dengue y la malaria, solo en Delhi, la capital. "Es difícil encontrar financiación porque esta enfermedad causa morbilidad pero no mata", resume Vivek, cuya organización ha visto menguar las donaciones internacionales en los últimos años.
Tratamiento con talidomida, el medicamento de las malformaciones
Desde una sala del Proyecto para la Lepra de Bombay (BLP), el joven D. M. muestra su torso marcado: "Paré el tratamiento cuando la enfermedad se extendió y tuve varicela. Pero he mejorado mucho desde que tomo talidomida". El medicamento, producido para embarazadas con náuseas, fue prohibido por muchas autoridades sanitarias después de que más 10.000 bebés naciesen con malformaciones en más de 40 países, unos 3.000 en España. La OMS reconoce su uso para un tipo de lepra aunque no lo recomienda, pero se comercializa en Brasil, Nepal o India.
"En India, se usa para controlar el eritema nudoso leproso (ENL) de pacientes multibacilares y el mieloma múltiple (MM)", explica el director del BLP, único centro de Bombay y uno de los cinco que lo recetan en toda India, aunque solo a hombres o mujeres durante la postmenopausia. Vivek añade: "Lo hemos administrado a algunas mujeres en riesgo reproductivo, pero siempre bajo supervisión y con precauciones contraceptivas. En estos casos, deben esperar tres meses tras el tratamiento si quieren concebir un bebé".
Responsable de dos millones de habitantes en Bombay, el BLP ha atendido a 50 pacientes nuevos cada año. De los 5.350 tratados desde la eliminación de la lepra, en 2005, solo se administró talidomida a 375, sin ningún efecto secundario alarmante, asegura Vivek.
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