“A contrarreloj” buscando tratamiento para el religioso infectado de ébola
Los médicos de García Viejo valoran distintas alternativas experimentales para tratar al paciente Está ingresado en el hospital Carlos III; se le administran líquido y sales contra la deshidratación
El tiempo juega en contra de la recuperación de Manuel García Viejo, el religioso español contagiado de ébola que permanece ingresado en el hospital Carlos III de Madrid tras ser repatriado desde Sierra Leona en la madrugada del lunes pasado. El equipo médico que le atiende trabaja "a contrarreloj", ha dicho esta mañana Fernando de la Calle, especialista en enfermedades infecciosas, para mantenerle estable pero también para tratar de encontrar para él la mejor de las terapias experimentales que se están probando en el mundo.
La "agresividad" del virus hace que la enfermedad avance muy rápido, ha añadido. García Viejo llegó a Madrid con “una importante deshidratación” y el hígado y los riñones muy afectados. Su estado se calificó de "grave". El paciente ha pedido que no se divulguen más datos sobre su estado de salud y sobre los tratamientos que se le administran, por lo que los facultativos aseguran que ya no pueden dar más detalles.
Ayer el director del Centro de Coordinación de Alertas del ministerio, Fernando Simón, desveló que la terapia alternativa que tiene más opciones ahora mismo es administrarle el suero de un paciente alemán que superó la enfermedad.
José Ramón Arribas, jefe de enfermedades infecciosas del hospital Carlos III, explica que la opción del suero ZMapp está descartada puesto que las reservas se han agotado en todo el mundo. "Hay un anuncio en la página del CDC (Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE UU) según el cual está previsto aumentar la producción para final de año", señala a EL PAÍS. Entre las opciones valoradas también se ha hablado del TKM-Ebola, de un laboratorio canadiense (Tekmira Pharmaceutical), que "ya se encuentra en fase de ensayo clínico en voluntarios sanos", apunta.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) seleccionó en agosto una lista de ocho tratamientos experimentales y dos vacunas que se pueden desarrollar contra el ébola. Las terapias no estarían disponibles hasta finales de 2014, advirtió la organización en un documento de trabajo, donde alertaba también de que ninguna había sido probada clínicamente.
Arribas recuerda que existe otra terapia experimental, un antiviral llamado Favipiravir, que se encuentra en fase III de ensayo clínico para la gripe pero que se cree que tiene actividad antiébola en animales pequeños. "Sin embargo, a diferencia del ZMapp, en este caso no hay datos en macacos", señala.
Si el equipo médico decidiera que la mejor opción es el suero del convaleciente alemán, solo se le administraría si "ese fuera claramente el deseo del paciente", precisa Arribas. "Se están valorando distintas opciones terapéuticas que se ensayan en pacientes de la epidemia en todo el mundo", añade. "Lo ideal en estos casos es encontrar a alguien de un grupo sanguíneo compatible y sin agentes infecciosos". Simón señaló ayer que el alemán padece hepatitis B. "La legislación española sobre transfusiones impide dar sangre con algún agente infeccioso, aunque en situaciones excepcionales se podría aceptar", señala Arribas.
La donación, si se llevara a cabo, consistiría en hacer varias extracciones de sangre al donante. Harían falta 500 mililitros del suero, un componente de la sangre, para hacer la transfusión, explica.
Mientras tanto, a García Viejo se le está ofreciendo un tratamiento de soporte. "Aunque no hay una terapia específica, poder tratarle aquí supone una gran diferencia", asegura el médico. "En África se hace hidratación oral, y eso no basta para las necesidades de líquidos y de electrolitos que necesitan estos pacientes. Hay que pensar que en el mundo desarrollado han sobrevivido siete de los ocho que han sido repatriados. Solo falleció nuestro paciente, el mayor de todos con 75 años. Todos esos casos han tenido en común un buen soporte hidroelectrolítico", añade. El tratamiento consiste, entre otras cosas, en reponer el líquido y las sales que se pierden por la deshidratación.
El tratamiento básico que está recibiendo García Viejo es el mismo que el del sacerdote Miguel Pajares, el primer español contagiado con esta enfermedad, que fue repatriado desde Liberia el 7 de agosto y falleció cinco días después. En su caso, además se le administró el suero experimental ZMapp.
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