La Matemática en México y en España, del exilio al siglo XXI
Las sociedades matemáticas de ambos países rinden homenaje a la labor intelectual de los españoles exiliados en México
Con motivo del setenta y cinco aniversario de la finalización de guerra civil española y el inicio del exilio de más de medio millón de nuestros compatriotas que huían de una represión indiscriminada por parte de los vencedores del conflicto, la Real Sociedad Matemática Española (RSME) y la Sociedad Matemática Mexicana (SMM) quieren rendir un homenaje a los científicos españoles acogidos a partir de 1939 por el Gobierno presidido por Lázaro Cárdenas.
En ese contexto y como se señala en una interesante contribución de José Cueli sobre el rol del exilio español en México, "Como todos los ramos de la enseñanza, el correspondiente a las matemáticas ha sufrido una acelerada evolución en la etapa posrevolucionaria, particularmente en los 30, cuando grupos de ingenieros con estudios en el extranjero, regresaban para ser el núcleo de la carrera de Matemáticas, creada en 1936, cuando ya podía afirmarse que la ciencia se apoyaba crecientemente en las matemáticas, haciendo de esta disciplina un factor decisivo en la dinámica actual del saber científico. No tan importante cuantitativamente, como en otras actividades, la contribución republicana española en este campo se ha dejado sentir en la docencia y en la investigación, por medio de investigadores formados en la península y de refugiados políticos que se acogieron a esa disciplina en el exilio".
Por otra parte, España había conocido un renacimiento científico desde los inicios de la década del pasado siglo bajo el impulso de la Junta de Ampliación de Estudios (JAE) que posibilitó la eclosión de una generación de jóvenes científicos en todas la ramas tal y como analiza José Manuel Sánchez Ron en su magnífica monografía sobre la ciencia española en los siglos XIX y XX que, con el sugerente título Cincel, Martillo y Piedra, apareció publicada en 1999. La incorporación creciente de los científicos españoles a la comunidad internacional y el apoyo desde la JAE a la realización de estancias en las principales instituciones científicas de la época, posibilitaron una Edad de Plata truncada por un conflicto bélico, cuyas consecuencias en el sistema universitario español fueron demoledoras. No sólo el exilio exterior sino el exilio interior, con separación de puestos académicos y cárcel, ralentizaron la vida científica y, en particular, el desarrollo de la Matemática en nuestro país.
En ese sentido, la aportación de un reducido grupo de matemáticos (un 5% del total de científicos acogidos en México) se tradujo tanto en su incorporación a prestigiosas instituciones mexicanas de educación superior (como la UNAM, el Colegio de México o el Instituto Politécnico, entre otros) como en la creación centros educativos de referencia en los ámbitos no universitarios como el Instituto Luis Vives o la Academia Hispano-Mexicana, en los que pusieron en práctica las innovadoras metodologías docentes impulsadas desde la Institución Libre de Enseñanza.
La ciencia la generan personas apasionadas por el descubrimiento y el conocimiento creativo que con un apoyo institucional amplifican su talento y contribuyen a proyectar una imagen global de país. En ese sentido, el vacío ocasionado en España por el exilio, fundamentalmente latinoamericano, de Luis Santaló, Ernest Corominas, Pere Pi Calleja, Manuel Balanzat, entre otros, impidió que la Matemática española pudiera reanudar su actividad regular tras la guerra civil. En el caso de México, Enrique González Jiménez, fue director del Instituto Luis Vives y centró su atención en la teoría de las sustituciones y los sistemas polares.
Pero el fruto del trabajo de los anteriores también se concretó en la segunda generación (los niños exiliados) de los que cabe destacar a Emilio Lluis Riera, destacado investigador en Geometría Algebraica que realizó su tesis doctoral en Francia, fue Presidente de la SMM y miembro fundador del Comité Interamericano de Educación Matemática.
Este homenaje va más allá de un reconocimiento de la labor intelectual de los matemáticos españoles exiliados en México sino que consolida una comunidad de intereses científicos que tanto la RSME como la SMM asumen como un legado que queremos ampliar y reforzar. Somos conscientes que sin conocer nuestro pasado, el presente y el futuro quedan amputados de sus raíces y de los condicionantes que los hacen posibles. El Ateneo Español de México ha contribuido de forma destacada a la realización de un acto que se suma a otras actividades realizadas en las dos últimas décadas tanto en México como en España.
Francisco Marcellán es Catedrático de Matemáticas en la Universidad Carlos III y Vicepresidente de la Real Sociedad Matemática Española.
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