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La ‘burbuja lingüística’ dispara el fraude en las academias de idiomas

El sector denuncia la proliferación de ‘centros pirata’ que utilizan reclamos engañosos

Raquel Vidales
Clases de inglés en una academia de San Sebastián.
Clases de inglés en una academia de San Sebastián.Javier hernandez

Hace tres años había en España alrededor de 3.000 academias de idiomas privadas, según cálculos de la Federación Española de Centros de Enseñanza de Idiomas (FECEI). Hoy hay unas 4.000, un 33% más. Asociaciones del propio sector y organizaciones de consumidores alertan de que existe una burbuja lingüística, impulsada por desempleados y universitarios que necesitan acreditar su nivel lingüístico por el plan Bolonia, que ha propiciado la aparición de escuelas “pirata” que recurren a prácticas comerciales engañosas para captar alumnos. “En muchos casos se trata de escuelas pequeñas de nueva creación con precios muy competitivos pero muy baja calidad. Hacen promesas imposibles de cumplir e incluso usurpan el nombre y la imagen de instituciones acreditadas como Cambridge y Trinity”, explica Juan Moreno, presidente de la Unión de Consumidores de Andalucía, que ha lanzado una campaña junto con la Asociación de Centros de Enseñanza de Idiomas de Andalucía (ACEIA) para advertir de estos fraudes.

Un ejemplo lo ofrece Barry Lynam, responsable para España de Trinity College London, entidad acreditada para certificar niveles de inglés universitarios. “Tenemos un caso abierto de un centro de próxima apertura en Torrejón de la Calzada (Madrid), Abbey Road, que utiliza nuestro nombre engañosamente. En su fachada tiene un cartel en el que se lee ‘Exámenes internacionales Cambridge & Trinity’, cuando eso es imposible porque nosotros nunca damos licencia a ninguna academia que lleve menos de un año funcionando para asegurarnos de que es seria. Y esta ni siquiera ha abierto”, explica Lynam.

En los últimos
tres años el sector
ha crecido un 33%

En casos como este, la entidad usurpada envía un aviso al centro para que retire la publicidad fraudulenta y casi siempre consigue una rápida respuesta. “El 90% de las veces logramos que quiten el logotipo o el reclamo que les pedimos. Si persisten, entonces lo ponemos en manos de nuestro departamento legal”, comenta Xavier Ballesteros, director de Marketing del departamento de exámenes de la Universidad de Cambridge para España y Portugal. Según Ballesteros, este problema lo han tenido siempre, pero se ha disparado en los últimos tres años.

El problema es que, si no se consigue la retirada de esta publicidad fraudulenta por las buenas, es difícil denunciarlo ante las autoridades de Consumo. “Si solo utilizan el nombre y no el logotipo, no hay usurpación de imagen y no se puede denunciar. Pero eso no quiere decir que no sea engañoso, pues usan nuestro nombre sutilmente para dar a entender que ayudan a preparar nuestros exámenes. Puede ser verdad que ayudan, pero lo cierto es que no están acreditados”, apunta Lynam.

Otras prácticas engañosas que proliferan son aún más sutiles y también difíciles de demostrar. “Si te prometen que vas a alcanzar el nivel B1 con 100 horas y luego no lo consigues, siempre pueden alegar que no te has esforzado lo suficiente. Pero la realidad es que ninguna academia seria puede prometer ese nivel con menos de 200 horas. Tampoco hay que fiarse de las que prometen flexibilidad absoluta, no es posible aprender sin un plan disciplinado”, advierte Richard Johnson, vicepresidente de FECEI. Esto explica por qué esta situación no se refleja en un aumento disparado de denuncias ante Consumo, aunque hay un dato que constata el problema: según los datos que recopila anualmente el Consejo de Consumidores y Usuarios, órgano consultivo que representa a las principales asociaciones de consumidores del país, el número de quejas y reclamaciones recogidas por estas organizaciones en el sector de la enseñanza privada (que agrupa academias de idiomas y otros centros de formación) subió de 2.987 en 2007 a  8.590 en 2012.

Algunas escuelas usurpan
el nombre y la imagen de
instituciones acreditadas

Johnson reconoce la existencia de una burbuja lingüística que está perjudicando al sector entero. “Muchas de las que se han creado en los últimos años están tirando los precios para entrar en el mercado, pero a costa de la calidad. Y eso está manchando la imagen de todos. Lo peor es que en poco tiempo el 60% de las nuevas va a desaparecer porque no va a haber mercado para tantas”, augura.

La campaña puesta en marcha por ACEIA y UCA en Andalucía ofrece algunas claves para ayudar a los alumnos a detectar la profesionalidad de una academia. Por ejemplo, fijarse en el número de años que lleva abierta, si pertenece a alguna asociación profesional, el tipo de material formativo o si está adscrita al sistema de arbitraje de consumo. Y sobre todo, aconseja revisar bien el contrato para evitar firmar créditos con entidades financieras, los plazos de desistimiento y el precio final del curso.

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Sobre la firma

Raquel Vidales
Jefa de sección de Cultura de EL PAÍS. Redactora especializada en artes escénicas y crítica de teatro, empezó a trabajar en este periódico en 2007 y pasó por varias secciones del diario hasta incorporarse al área de Cultura. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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