California raciona el consumo de agua y multa los excesos
Después de tres años de sequía, las autoridades comienzan a limitar el suministro para no terminar con las reservas
La primera medida contundente para hacer frente a la sequía que asola California lo ha dado la ciudad de Santa Cruz. El Departamento Municipal del Agua ha decidido que, a partir de este mes, se racionará el suministro, asignando a cada hogar un tope de 28.317 metros cúbicos por mes, el equivalente a 943 litros al día. Aquellos que se excedan en el consumo deberán pagar recibos que penalizan con cantidades de hasta cuatro veces más los 40 dólares aproximados que cuesta mensualmente el agua por debajo del volumen asignado.
“Vivimos en un Estado donde no tenemos al 100% la seguridad de que vayamos a contar con reservas de agua. Sería insensato gastar todas las provisiones de que disponemos ahora y quedarnos a cero para el año que viene”, señala Toby Goddard, el administrador de Santa Cruz Water Department.
Sus palabras transmiten la preocupación que recorre toda California a medida que avanza una sequía pertinaz que ya va por su tercer año y que muchos asocian, entre ellos el Gobernador Jerry Brown, con el cambio climático. Además, paralelamente al avance de la sequía, en el Estado se empieza a consolidar la “ética conservacionista”, es decir, la idea de que el agua es un recurso limitado y hay que usarlo conscientemente. Es la mentalidad que trata de expandir la Association of California Water Agencies. Su responsable, Tim Quinn, dice que “lo que prima ahora es cambiar el comportamiento de la gente y de ahí que se esté abriendo paso la iniciativa de racionar el consumo y penalizar su exceso”.
El mensaje ha irritado a muchos, especialmente aquellos que cuentan con casas con jardines. Estos necesitan mucha agua para mantener las plantas y sus facturas pueden llegar hasta los 5.000 dólares mensuales. Las quejas y las voces críticas no han cesado de sonar en los teléfonos del Ayuntamiento de Pleasanton, un municipio de 70.000 habitantes situado en las inmediaciones de San Francisco, desde que hace dos semanas se implantara el mismo sistema de racionamiento que en Santa Cruz. Los primeros días, las líneas telefónicas municipales se vieron colapsadas por las más de 200 llamadas diarias, además de los correos electrónicos, quejándose del aumento en las tarifas y su racionamiento.
Pero el aviso de la ciudad es claro: si los actuales niveles de consumo continúan, puede que no falte mucho para que el agua se acabe. Y eso, pese a que en toda la Bahía de San Francisco se han implantado restricciones del consumo de agua en un 25%.
Daniel Smith, encargado del Departamento del Agua en Pleasanton, dice que “no han tenido más remedio que imponer restricciones del 25%, dado que hacerlo voluntariamente no ha funcionado todo lo bien que hubiéramos querido”.
Santa Cruz y Pleasanton no están solos a la hora de enfrentar el problema del agua. Ya son 20 los distritos de los 700 que tiene California que se han sumado a estas políticas.
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