Potencia mundial en alcornoques
Portugal y España producen anualmente la mayor parte de los 14.000 millones de tapones de corcho que se consumen En Extremadura el 62% de parejas de buitre negro anida en alcornoques Sequía, cambio climático, enfermedades y falta de regeneración natural amenazan los alcornocales
Compartimos el cetro mundial con Portugal. La península Ibérica concentra más de la mitad de la superficie de alcornocales que crece en la Tierra, que supera los dos millones de hectáreas. A revalorizar este patrimonio natural y plantear mejoras para su conservación y aprovechamiento se dedicó la I Conferencia Internacional Alcornocales y Sector del Corcho que se celebró en Madrid a finales de enero y de la que se acaban de publicar sus conclusiones. Estas masas forestales típicamente mediterráneas tienen que seguir aportando la mayor producción mundial de corcho, pero también su capacidad para albergar lo más granado de la biodiversidad de la cuenca.
El 62% de las parejas de buitre negro, el 33% de las de cigüeña negra y el 22% de las de águila imperial ibérica de Extremadura anidan en alcornoques, comunidad autónoma que junto a Andalucía albergan gran parte de la superficie de alcornocal de España (500.000 hectáreas). Las tres especies de aves están amenazadas (el águila imperial ibérica está en peligro de extinción). Como expuso Tomás Martínez, coordinador de Parques de la Dirección General de Medio Ambiente del Gobierno de Extremadura, en la conferencia celebrada en Madrid: “La coincidencia en el tiempo de la saca [extracción] de corcho y el período de reproducción de estas especies ha ocasionado numerosos conflictos entre los legítimos intereses de los propietarios de las fincas y los objetivos de conservación de las aves”.
Tomás Martínez explicó las medidas que se llevan a cabo en Extremadura para compatibilizar la explotación corchera con la conservación de especies como las referidas. Entre ellas destacan la creación de un radio de 250 metros de no actividad corchera en torno al alcornoque que aloja el nido o la de proceder a su descorche con posterioridad a períodos catalogados como sensibles, que son básicamente los de reproducción y cría. De esta manera la explotación forestal se mantiene dentro de los parámetros del desarrollo sostenible y de una interacción personas-naturaleza que tiene miles de años de andadura no solo protagonizada por la extracción del corcho, sino también por otras actividades: leña y madera, caza, ganadería, setas…
Los incompatibles campos de golf
En el Parque Natural Los Alcornocales, como ocurre en el resto de la superficie de alcornocal de España y Portugal, la gran mayoría de los terrenos son de propiedad privada. Con altibajos, hasta el momento la explotación de los recursos (corcho, leña, caza, ganado…) ha convivido en armonía con la biodiversidad.
Las intenciones del Gobierno central de vender la finca pública más extensa del parque andaluz, La Almoraima, ha desatado las críticas de ecologistas, el alcalde de Castellar de la Frontera (municipio donde se ubica la finca) y la Junta de Andalucía ante la sospecha de que la venta acarreé la inversión privada en urbanizaciones, hoteles y campos de golf, un modelo de desarrollo que chocaría con el actual que rodea al alcornocal. El último paso lo ha dado la junta rectora del parque natural, al declarar La Almoraima monte de dominio público en un intento de frenar su privatización.
Bajamos a Andalucía. Además del alcornocal adehesado que crece en el norte de la comunidad autónoma y que se asemeja al de Extremadura, en la provincia de Cádiz, y un poco en la de Málaga, se levanta una masa muy diferente, sobre terreno quebrado, con mayor densidad de árboles y compartiendo espacio con encinas, quejigos, rododendros y laureles. Viendo la pulcritud con que las cuadrillas de unos cuarenta operarios trabajan sobre el terreno (entre hachas que retiran las planchas de corcho, recogedores que apilan las piezas, arrieros con mulas que la transportan y pesadores) se entiende la entente cordiale que mantiene la actividad corchera con la conservación de la biodiversidad. “Aquí no entra maquinaria ninguna ni se descorcha por encima de la capacidad de regeneración del árbol”, nos advierten.
Estamos en la finca Los Gavilanes, en pleno Parque Natural Los Alcornocales, para muchos expertos el espacio con la foresta de mayor calidad de España. La finca está certificada con el sello FSC (Forest Stewarship Council o Consejo de Administración Forestal), lo que conlleva que se renuncie al descorche en algunas parcelas por motivos de conservación; ampliar el periodo entre saca y saca (diez años, en lugar de ocho o nueve), dejar diez árboles sin descorchar por hectárea y reducir la altura del descorche en el árbol. Hay fincas privadas en las que también se realizan tareas de regeneración de la vegetación con vistas a mejorar unos árboles que sufren algunos impactos por los que se mostró especial preocupación en la conferencia organizada por la Fundación Biodiversidad en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
La sequía, el cambio climático, la falta de una gestión forestal adecuada y de una regeneración natural del arbolado, el abandono rural, la entrada en el mercado de los tapones sintéticos y la escasa diversificación de la producción (los tapones de corcho –14.000 millones al año– se llevan el 80%) amenazan este ecosistema y lo hacen más vulnerable a la extensión de enfermedades que afectan a todo el árbol (la seca) o a la corteza (la culebrilla). Entre las medidas que se propusieron en la conferencia destacan mejorar la capacitación y la formación; apostar por la ejecución efectiva de planes de gestión forestal y la certificación, rejuvenecimiento y saneamiento de las masas de alcornocal; adecuar actuaciones tradicionales a los nuevos conocimientos sobre las amenazas; e innovar y transferir conocimientos de la ciencia al monte y la producción.
Vino ecológico con corcho certificado
Durante la conferencia, el profesor Miguel Ángel de Zavala, del Grupo de Ecología y Restauración Forestal de la Universidad de Alcalá, afirmó que “la gestión forestal, tradicionalmente encaminada a conservar los recursos y optimizar su rendimiento, debe ahora además reconciliar estos objetivos con el mantenimiento de aspectos estructurales y funcionales de los ecosistemas (por ejemplo.la biodiversidad) y la mitigación y adaptación al cambio climático”.
En la conferencia también se anunciaron medidas concretas, como crear una plataforma ibérica sobre el corcho o establecer guías de buenas prácticas específicas para cada una de las labores asociadas al alcornocal. Lo cierto es que desde hace años funcionan iniciativas como Silva Mediterránea de la FAO, la Red Europea de Territorios Corcheros, el Servicio del Alcornoque y el Corcho en Andalucía o el Plan de Calas de Extremadura que impulsan medidas que concilian extracción y regeneración. En esta última comunidad autónoma es obligatorio el uso de bellota certificada de rodal selecto de alcornoque para las repoblaciones que soliciten ayudas públicas.
Algunas ONG, como WWF España, llevan años encadenando campañas (Corcho sí, natural y Vino ecológico y corcho FSC. Un brindis por la tierra) a las que se han adherido 20 bodegas, 200 hectáreas de viñedos y 1.000 de alcornocales y han permitido lanzar al mercado un producto redondo desde el punto de vista ambiental: vino ecológico tapado con corcho certificado FSC. Elena Domínguez, técnica de Sensibilización de Mercados de WWF España, señala: “Estas campañas demuestran que poner en marcha buenas prácticas agrícolas y forestales es rentable cuando se lanza un producto al mercado, ya que se le da un valor añadido. De hecho, en estos momentos estamos diseñando una nueva iniciativa que dará continuidad al proyecto en 2014, orientada a dar a conocer los vinos ecológicos con tapón FSC entre los consumidores".
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