Más peces en la penumbra del océano
Una investigación, realizada con ecosondas durante la expedición Malaspina, indica que el stock de peces mesopelágicos, estimado en mil millones de toneladas, podría rondar los 10.000 millones
Los pequeños peces que habitan en el océano a media profundidad, entre 200 y mil metros bajo la superficie del agua, y son los vertebrados más numerosos de la biosfera. Pero se sabe aún poco de su biología e incluso de su abundancia, escriben los investigadores de la expedición española Malaspina que han dado han conocer ahora una nueva estimación de su biomasa. Con los datos recogidos durante la expedición de circunnavegación realizada a bordo de los buques oceanográficos Hespérides y Sarmiento de Gamboa (entre diciembre de 2010 y julio de 2011), los científicos han llegado a la conclusión de que las estimaciones anteriores (basadas, sobre todo, en las capturas de la pesca de arrastre) de la biomasa de estos peces, de unos mil millones de toneladas, se quedan muy por debajo de la realidad, ya que podría rondar los 10.000 millones.
Xabier Irigoien, investigador de la Universidad Rey Abdullah de arabia Saudí, y sus colegas, presentan hoy en la revista Nature Communications su trabajo y resultados, obtenidos mediante análisis de los datos obtenidos con ecosonda durante la expedición con modelos informáticos y muestran “que la biomasa de peces mesopelágicos en el océano abierto es aproximadamente un orden de magnitud más alta de lo estimado previamente”. Los registros se tomaron entre 40 grados de latitud Norte y 40 grados Sur, desde los 200 a los mil metros de profundidad y de día. Estos peces suben de noche a las capas altas del océano para alimentarse y de día vuelven a las profundidades para evitar a sus depredadores.
“Malaspina nos ha ofrecido una oportunidad única para evaluar el stock de peces mesopelágicos en el océano”, señala Carlos Duarte, jefe de la expedición. “Hasta ahora disponíamos solo de los datos aportados por la pesca de arrastre. Recientemente se ha descubierto que estos peces son capaces de detectar las redes y huir, lo que convierte a la pesca de arrastre en una herramienta sesgada a la hora de contabilizar su biomasa”, añade el investigador en un comunicado del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Estos resultados, señalan los investigadores en su artículo, indican que deben ser revisados los ciclos geoquímicos y de ecosistemas oceánicos. “Que la biomasa de los mesopelágicos y, por tanto, también la biomasa de peces, sea al menos 10 veces superior a lo que se pensaba tiene importantes implicaciones en la comprensión de los flujos de carbono en el océano y el funcionamiento de lo que hasta ahora considerábamos desiertos oceánicos”, señala Irigoien. El desplazamiento día/noche de estos peces a diferentes profundidades “acelerar el transporte de materia orgánica hacia el interior del océano, el motor de la bomba biológica que retira dióxido de carbono de la atmósfera, porque en vez de hundirse lentamente desde la superficie, se transporta con rapidez hasta los 500 y 700 metros de profundidad y es liberada en forma de heces”, señala el CSIC.
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