La ampliación del derecho al aborto abre grietas en la derecha francesa
La Asamblea francesa elimina la necesidad de alegar “situación de desamparo” para abortar Diputados de la conservadora UMP apoyan la reforma porque rechazarla "supondría un retraso"
La Asamblea Nacional francesa adoptó el martes a última hora la enmienda a la ley sobre el aborto, conocida como ley Veil, que elimina la necesidad de que una mujer deba alegar encontrarse en “situación de desamparo”. El nuevo texto consagra así la interrupción voluntaria del embarazo como un derecho, sin necesidad de justificación. Sin embargo, los debates en el Parlamento, calentados por la movilización el fin de semana de los antiabortistas y en el que no han faltado las condenas a la reforma del aborto española, han puesto de manifiesto las divisiones internas en el seno de la conservadora Unión por un Movimiento Popular.
Después de dos horas de largos debates, la cámara aprobó poco antes de medianoche por votación a mano alzada el nuevo texto que elimina la referencia a la “situación de desamparo”. La fórmula, incorporada en 1975 en la legislación impulsada por la ministra Simone Veil como una “concesión” para lograr un mayor consenso, había quedado “obsoleta”, según defendió la ministra de Derechos de la Mujer y portavoz del Gobierno socialista, Najat Vallaud-Belkacem. La votación contó así con los votos a favor del conjunto del grupo socialista y otros grupos de izquierdas, muchos de cuyos diputados denunciaron la “marcha atrás” que supone la reforma española.
La conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP), el principal partido de oposición, apareció sin embargo dividida: la mayoría de sus diputados se opusieron en sus alocuciones públicas a la modificación, denunciado una “banalización del aborto” y la puesta en peligro del “equilibrio” de la ley de 1975. Seguían así la línea marcada por su presidente, Jean-François Copé, quien en una entrevista a la revista Valeurs Actuelles, defendía la actual legislación porque “recuerda el respecto a la vida de todo ser humano y presenta el aborto como una excepción”.
Diputados de izquierdas, denuncian la “marcha atrás” que supone la reforma española
Pero como admitió el diputado Philippe Gosselin, él mismo contrario a la modificación, existe “una división de opiniones en el seno del partido”. Cuatro de sus diputadas –apenas un centenar de políticos estaban en el hemiciclo a la hora de la votación- votaron así a favor del cambio. “Negar a las mujeres la capacidad de juzgar por ellas mismas, de decidir supondría un retroceso jurídico y una derrota del pensamiento”, lanzó así Nicole Ameline, para quien, en este combate, Francia debe dar ejemplo.
El contexto de la reforma española estaba omnipresente y muchos son los diputados que se refirieron a ella como un “retroceso” y una “marcha atrás”. La centrista Sonia Lagarde afirmó así que apoyaba la modificación, “pensando en todas esas mujeres y, en particular, como ha sido evocado, a esas pobres mujeres españolas que hoy ven amenazado su derecho al aborto”.
A pesar de las discrepancias internas, lo cierto es que ningún grupo propone una reforma como la española. Tan solo el diputado del Frente Nacional Jacques Bompard denunció el aborto como “la libertad para la madre de matar a sus hijos”. En una entrevista este miércoles a la prensa española, la presidenta del partido de extrema derecha, Marine Le Pen, aseguró que si bien se opone a la simbólica enmienda votada por la Asamblea francesa, “no apoyaría una ley similar [a la española] en Francia”. Su padre, el fundador del partido Jean-Marie Le Pen, fue una de las pocas figuras públicas destacadas que sí brindó su apoyo al proyecto de Gallardón.
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