Estados Unidos se enfrenta a una escasez de médicos en la próxima década
La estructura actual impide atender la nueva demanda derivada del aumento de los mayores de 65 años y el ingreso de 35 millones al sistema por la reforma sanitaria
El incremento de la población que se adentra en los 65 años y la incorporación de 35 millones de personas al sistema sanitario en 2014, favorecida por la entrada en vigor de una parte esencial de la reforma sanitaria, van a provocar en Estados Unidos un aumento de la demanda de médicos y especialistas que el país no está preparado para satisfacer. La prestigiosa Asociación de Universidades Americanas de Medicina (AAMC, en sus siglas en inglés) prevé para 2020 una escasez de 91.500 facultativos, una cifra que podría superar los 130.000 en 2025. Aunque la AAMC ha ampliado el número de matrículas en las facultades de medicina para tratar de paliar el problema, el límite del cupo de las admisiones para realizar el período de residencia, fijado por ley desde 1997, y la falta de recursos federales para subvencionar esa formación, impide que todos los graduados puedan pasar consulta, contribuyendo a agravar las perspectivas.
Los datos de la escasez
- En 2020 se prevé una carencia de 91.500 médicos
- Se espera que esa cifra supere los 130.600 en 2025
- La falta de facultativos de asistencia primaria se calcula en 45.000
- La falta de especialistas y cirujanos se estima en 46.000
- Se prevé que en 2020 se jubilen 250.000 médicos
- En 2014, 35 millones de estadounidenses se incorporarán al sistema sanitario por la entrada en vigor de parte de la reforma sanitaria
- El tiempo medio entre el inicio de la carrera de medicina y el ejercicio de la profesión es de siete años
De acuerdo con el Censo, cada día, 10.000 estadounidenses cumplen 65 años, la edad a la que se tiene derecho a acceder al Medicare, un sistema de cobertura de seguridad social de carácter federal. “A partir de esa edad, uno es cada vez más dependiente de la asistencia sanitaria, es más propenso a ponerse enfermo, las afecciones crónicas son más comunes y se hace más necesaria la existencia de médicos, de familia y de especialistas”, explica en conversación telefónica la doctora Christine Mitchell, directora de Asuntos Federales de la AAMC. Mitchell advierte de la preocupante falta en los próximos años de médicos de medicina general y de otras especialidades (se prevé que habrá 45.000 y 46.000 menos, respectivamente), que son los que más van a demandar la generación de babyboomers -los nacidos entre los 40 y 60 en EE UU, cuando se produjo una explosión del índice de la natalidad-. “Pero es que no sólo crece el número de pacientes de 65 años, sino que también es más el número de facultativos de esa edad que se jubilará en los próximos cinco años, justo cuando más estadounidenses van a necesitar atención”, explica Mitchell.
La AAMC está tratando de mitigar esta situación ampliando el número de plazas en las universidades de Medicina y respaldado varias iniciativas legislativas en el Congreso para incrementar el número de residentes y la financiación de sus programas de enseñanza. En el primer frente, se ha logrado que 2013 se convierta en el año con mayor solicitudes para estudiar la carrera de medicina de la historia (48.014, un incremento del 6,1%, según sus datos). Pero este esfuerzo choca con la Ley de Equilibrio Presupuestario, de 1997, que fija en 26.000 el límite de plazas anuales para realizar el primer año de residencia, “una formación indispensable en EE UU para poder ejercer la medicina independiente”, señala Mitchell. Esta cantidad no es suficiente, según la AAMC, para ofrecer formación al número de graduados que se espera para 2016.
Cada día, 10.000 estadounidenses cumplen 65 años, la edad a la que se tiene derecho a acceder al sistema de cobertura de seguridad social de carácter federal
A la escasez de plazas hay que sumar la financiación del sistema de residencia, parte de la cual depende de fondos federales proveídos por el Medicare. Los recortes presupuestarios propuestos prevén una reducción de la asignación para las prácticas de medicina en los hospitales, lo que se traduciría, según los cálculos de la AAMC, en una pérdida de 73.000 empleos, una circunstancia que resentiría el nivel y la calidad de la enseñanza cuando más especialistas se requieren.
Aquí es donde entra en juego la otra batalla que ha emprendido la AAMC, convencer al Congreso para que eleve el número de plazas de residentes y adopte medidas para mejorar el sistema. En la actualidad hay cuatro propuestas de ley en el Capitolio que persiguen esa meta “pero todavía no hay respaldo suficiente por parte de ambos partidos para poder empezar a ser debatidas”, se lamenta Mitchell. De ser aprobadas se conseguiría ampliar en 4.000 el número de médicos, reduciendo, así, la carencia de facultativos en 30.000 en la próxima década, un tercio de la escasez prevista para dentro de siete años. “No resuelve el problema, pero dada la preocupación por limitar el gasto público lo más posible, es una perspectiva que nos parece realista”, reconoce Mitchell.
La AAMC no cree que el profundo debate político en torno a la reforma sanitaria de Obama tanto dentro como fuera del Congreso pueda afectar el avance de las propuestas de ley del Capitolio. “Nosotros estamos poniendo el énfasis en el creciente número de beneficiarios del Medicare y los problemas que afectan a esa cobertura importan a todos los políticos independientemente de su postura respecto de la Ley de Salud”, señala Mitchell.
La AAMC alerta sobre el incremento de los plazos de espera en la atención médica de los pacientes y la desaparición de facultativos y especialistas en los núcleos de población
No obstante, los 35 millones de beneficiarios del sistema sanitario que se van a incorporar a partir de 2014 también contribuyen a agravar el problema de la escasez de médicos. “Se trata de personas que en muchos casos jamás se han hecho pruebas básicas y que ahora van a tener que realizar, esto intensifica la demanda de facultativos”, advierte Mitchell.
De no solventarse este problema, la AAMC alerta sobre el incremento de los plazos de espera en la atención médica de los pacientes, la desaparición de facultativos y especialistas en los núcleos de población y el peligro de la asistencia a personas en riesgo de exclusión. “El tiempo para esperar a una prótesis o a una operación se duplicará y muchos pacientes se van a encontrar con problemas logísticos ya que tendrán que desplazarse para ser atendidos ante la falta de profesionales. Y esto es algo va a sufrir todo el país, no sólo los usuarios del Medicare”, explica Mitchell.
La otra preocupación es la falta de perspectivas laborales para los futuros graduados en Medicina ante la ausencia de plazas suficientes para realizar las prácticas de residencia. “El problema no es ya para esta generación, el problema es para las futuras, corremos el riesgo de que mentes brillantes consideren hacer otra carrera que les ofrezca unas garantías de trabajo más seguras”, se lamenta la doctora.
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