La ONU investiga el presunto racismo de los pajes de San Nicolás en Holanda
Las asociaciones que organizan la fiesta del 5 de diciembre están dispuestas a adaptar la figura del sirviente, que lleva la cara pintada, a la sociedad actual
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos investiga por supuesto racismo la figura del paje que acompaña a San Nicolás en Holanda (Sinterklaas) y le ayuda a repartir regalos entre los niños. Llamado Zwarte Piet (literalmente Negro Pedro), lleva la cara pintada, gorra con plumas, peluca oscura rizada, pendiente y labios rojos, además de un ropaje propio del Renacimiento. El 5 de diciembre, en Holanda, y el 6 en Bélgica —también se celebra en Luxemburgo y algunas zonas de Francia y Alemania— dejan los presentes en un gesto similar al de los Reyes Magos. La ONU, sin embargo, se ha puesto en marcha después de recibir quejas por la presunta discriminación derivada del uso de un sirviente maquillado de africano.
La polémica alrededor de la vigencia de Zwarte Piet no es nueva. En particular, se discute lo acertado de mantener junto al respetado obispo de Mira (Anatolia, hoy Turquía) llegado de España, según la tradición, a otros personajes estereotipados. En enero pasado, la ONU pidió explicaciones a Holanda en una carta remitida por los informadores sobre derechos humanos, culturales y de minorías, además de racismo. En la información que habían recibido, cuyo origen no se especifica, se añadía que Zwarte Piet parecía responder al modelo de negro algo torpe, una visión colonialista. La nota, desvelada por el rotativo NRC Handelsblad, advertía al país de que la UNESCO no podría pensar en incluir a San Nicolás entre las tradiciones que protege mientras no se alcanzara un acuerdo con los grupos críticos.
La protesta más reciente de los contrarios a ver desfilar a estos pajes tuvo lugar el pasado 17 de octubre frente al Ayuntamiento de Ámsterdam. Al mismo tiempo, Quinsy Gario, un artista holandés nacido en Curaçao y patrocinador de la campaña “Zwarte Piet es racismo”, asegura haber recibido amenazas a través de Internet. En 2011, ya fue arrestado por manifestarse durante la llegada de San Nicolás. En su respuesta a la UNESCO, Holanda dijo en julio que no había pensado presentar la candidatura de la fiesta como patrimonio inmaterial de la humanidad. También subrayó que se trata de una celebración infantil y conocía el debate social generado por el aspecto de los servidores.
Antes de desvelarse la correspondencia, las asociaciones que coordinan las cabalgatas de San Nicolás estaban ya dispuestas a adaptarse a la nueva sensibilidad ciudadana. El sacerdote Henk Leegte, presidente del comité que gestiona la visita del santo a la capital, ha propuesto incluso que “cien de los quinientos Pieten destacados tengan otro aspecto”. El evento congrega allí a unas 300.000 personas y es el mayor del país. Por su parte, Ineke Strouken, directora del Centro holandés para la Cultura Popular y el Patrimonio Inmaterial, ha sugerido que la transformación se efectúe de forma escalonada. “Hay que actuar, porque cuanto más arrecian las críticas, más niños quieren vestirse de Zwarte Piet. Acabaremos teniendo dos bandos”, ha dicho.
Su vestimenta y color, ahora tan criticados, se remontan a 1845 y al libro “San Nicolás y sus sirvientes”, del maestro Jan Schenkman. Él lo describió como un africano negro y vestido de paje. En la Edad Media, por el contrario, el acompañante de San NIcolás era un diablo vencido y convertido en criado. Otras versiones citan la liberación de un esclavo llamado Peter, que decidió quedarse con el bondadoso obispo. Tampoco podía faltar la versión políticamente correcta: es negro por las manchas de hollín de las chimeneas por las que se descuelga con los paquetes. Otros detalles de la fiesta son más fáciles de ubicar históricamente. El santo fue un obispo de Mira que vivió en el siglo IV. Cuando los musulmanes conquistaron Turquía, una parte de sus reliquias arribó en secreto a Bari, en Italia. La otra, a Venecia. La primera ciudad formó parte del reino de Nápoles, conquistado en 1442 por el Reino de Aragón de la mano de su rey, Alfonso V. Ello explicaría que el santo, patrón de los marinos, viaje a Holanda desde España en barco. O bien el estilo morisco del atuendo de sus asistentes. Los regalos a los niños guardan relación directa con su protección a la infancia. La columna vertebral de la fiesta, que nadie discute.
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