Twitter dirá a la fiscalía francesa quién difundió mensajes racistas y antisemitas
La compañía decide cooperar con la justicia tras una batalla legal de varios colectivos de la sociedad civil
Una representación de la sociedad civil francesa ha conseguido algo poco frecuente en los litigios que oponen a la jurisdicción europea y las multinacionales tecnológicas estadounidenses: que la compañía Twitter, Inc. modifique su modus operandi y cumpla una resolución de la Justicia gala. Después de un proceso legal iniciado en octubre del año pasado, la firma con sede en San Francisco facilitará a la fiscalía los nombres de "algunas" personas que publicaron en la red social de microblogging una serie de comentarios antisemitas, racistas y homófobos que indignaron a la sociedad francesa, tal y como le conminó un tribunal en enero.
Así lo ha anunciado en un comunicado la Unión de Estudiantes Judíos de Francia (UEJF), principal impulsora de la demanda, que fue respaldada por colectivos como el Movimiento contra el Racismo y por la Amistad entre los Pueblos (MRAP), la Liga Internacional contra el Racismo y el Antisemitismo (LICRA) y SOS Racismo. Dicho colectivo ha alcanzado un acuerdo con los representantes legales de Twitter por el cual, "tras una negociación entre las partes y atendiendo a los requerimientos de los tribunales, Twitter, Inc. ha facilitado a la fiscalía los datos que permitirán la identificación de algunos autores cuyos mensajes violaron, supuestamente, la legislación francesa".
El acuerdo, prosigue el comunicado, "pone fin a las iniciativas legales (…) que condujeron a la condena de Twitter en los tribunales de justicia el pasado 24 de enero". Ambas partes, dice la UEJF, "han decidido seguir colaborando activamente para combatir el racismo y el antisemitismo; en concreto, para establecer un sistema de alerta fácilmente accesible y con suficiente visibilidad para denunciar mensajes ilegales".
En declaraciones a EL PAÍS, Jonathan Hayoun, presidente del colectivo, ha afirmado que la conclusión del proceso legal iniciado contra Twitter "es una bonita victoria" y el fruto de "un pulso importante", en el que "la determinación" de su organización ha sido fundamental. Hayoun agradece el apoyo recibido en ese pulso por parte del Gobierno francés y, en particular, "del presidente de la República, François Hollande, que ha expresado en varias ocasiones la necesidad de que Twitter respete la legislación francesa y ha realizado numerosos esfuerzos en ese sentido".
La colaboración de la multinacional con la justicia será fundamental para perseguir los posibles delitos de incitación al odio contra una comunidad, agilizar la denuncia de comportamientos racistas y prevenir los crímenes de odio. Y es previsible que ello contribuya a evitar la difusión de mensajes como los vertidos con las palabras clave #unbonjuif (un buen judío), #sijetaisNazi (si fuera nazi), #SiMonFilsEstGay (si mi hijo es gay) y #SiMaFilleRamèneUnNoir (si mi hija me trae a un negro).
Hayoun también confía en que esta victoria no se circunscriba a Francia y se extienda a otros países. "Esto no es una lucha nacional; debemos ser conscientes de que las afirmaciones racistas son graves en Francia, un país que considera que tales acciones no pueden ser toleradas, pero ¡también en el resto de países!", dice este estudiante. "Cada país debe hacer comprender a Twitter o a cualquier otra compañía prestataria de servicios en Internet que debe adaptarse a la legislación local".
El dirigente de la UEJF afirma que el colectivo seguirá vigilando para que la compañía estadounidense "mejore las herramientas para denunciar los comportamientos abusivos e ilegales, que ahora no son suficientemente accesibles ni eficaces". Finalmente, Hayoun se alegra de que "muchos actores de la sociedad civil han sido conscientes de Internet no es algo virtual, no es un videojuego, y que determinadas palabras agreden y pueden provocar la muerte (o incitar al homicidio) de personas".
Por su parte, Aline Le Bail-Kremer, de SOS Racisme, dice que su colectivo está "encantado" porque "la justicia dio la razón a los demandantes", lo que ha propiciado esta decisión por parte de Twitter. "No se pueden tolerar contenidos que inciten al odio" en Internet, recalca. "Después de los hechos que denunciamos en octubre", se lamenta esta activista, "hemos visto muchas derivas sobre el mismo tema [mensajes racistas, homófobos o antisemitas]; en particular, hemos detectado muchísima homofobia en las redes en el marco de las protestas contra el matrimonio homosexual, y ha sido muy doloroso".
Twitter, hasta ahora, ha puesto más énfasis en proteger la intimidad de los usuarios que en colaborar con la Justicia, a pesar de que dice haber "retirado de inmediato los mensajes denunciados". Fuentes de la compañía reconocen, sin embargo, la necesidad "alcanzar un equilibro entre la protección de los derechos de los usuarios y el trabajo con las fuerzas de seguridad para proteger la seguridad de los individuos y de la sociedad, como evidencia la entrega de datos relevantes a la fiscalía francesa".
Actualmente, el servicio permite la denuncia de un comportamiento a través de su Centro de ayuda al usuario, en un formulario titulado "Estoy reportando a un usuario abusivo". En él se puede denunciar los hechos, aportar los tuits o mensajes ofensivos y las cuentas responsables y aportar todos los detalles pertinentes.
Las quejas de los demandantes han servido también para lograr que Twitter modifique la interfaz de usuario de su aplicación para dispositivos móviles: en la última actualización, con fecha del 8 de julio, la compañía ha incorporado la posibilidad de denunciar el contenido de un mensaje a través de un menú contextual que incluye dicha opción en primer lugar, destacada con fondo rojo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.