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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Un coche con un cepo

Lo que se ha votado es que Garoña siga en parada fría sin combustible en el reactor, no la continuidad a largo plazo

Antoni Gurguí, ingeniero y miembro del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) a propuesta de CiU, quiere explicar su voto favorable a que la nuclear de Garoña pueda seguir un año más en parada fría. “Si me preguntan si un coche en un garaje inmovilizado con un cepo y sin gasolina es seguro tengo que decir que sí. No me queda otra porque lo único que tenemos que considerar es la seguridad”, explicó ayer por teléfono tras la reunión. Gurguí dará su propia explicación de voto el lunes en este sentido: que lo que han votado es que Garoña siga en parada fría sin combustible en el reactor, no la continuidad a largo plazo.

El voto favorable del pleno del Consejo no implica que el organismo haya aceptado de buen grado la petición del ministerio, a punto de expirar el plazo, de emitir un informe sobre la continuidad de Garoña, justo cuando se cumplen cuatro años desde que comenzó el culebrón de la nuclear. “Tengo la sensación de que se está utilizando al Consejo, y no me gusta, pero a la hora de votar es irrelevante”, añade Gurguí, el hombre que en teoría desempata en caso de votación política con los consejeros propuestos por PSOE y PP divididos. Él niega que haya recibido presiones: “No he hablado con nadie de fuera del Consejo del tema de Garoña, no ha habido ningún tipo de presión. Mi decisión está basada en mi mejor conocimiento técnico y en la seguridad”.

Pese a la decisión favorable a que la nuclear siga un año más tramitando papeles, en la institución y en el sector hay quien duda de que Garoña vaya a prorrogar su funcionamiento a largo plazo. La nuclear lleva en parada desde diciembre y antes de ponerse en marcha, si la reforma energética del Gobierno le beneficia, debe invertir unos 120 millones en mejoras (impuestas tras Fukushima), construir un nuevo edificio, cambiar kilómetros de cable y, como añadido, revisar la vasija para ver si tiene los mismos fallos detectados en la nuclear belga de Doel. Fácilmente un año de trámites y otro, o más, con obras e inversiones millonarias. Aunque el símbolo político que supone Garoña y el cambio de trato entre las eléctricas y el Gobierno puede salvar todos los obstáculos con la reforma energética.

En medio, el CSN queda tocado. Ha vuelto a los tiempos de los votos distintos por partidos, aunque en el PSOE los motivos de Rosario Velasco y de Cristina Narbona para oponerse son radicalmente distintos. Tras años de votos prácticamente unánimes, la seguridad nuclear ha vuelto con Garoña a ir por bandos.

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