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“Chipre es una guerra entre Alemania y Rusia”

El cineasta chipriota cree que el 'no' al rescate era la única opción posible

María Antonia Sánchez-Vallejo
“Un chipriota es como Ulises; si no viaja, muere”, dice Ioannu.
“Un chipriota es como Ulises; si no viaja, muere”, dice Ioannu.Gorka Lejarcegi

El cineasta chipriota Yannis Ioannu es una especie de Ulises que lleva años viajando en pos de imágenes y ecos a lo largo y ancho de Europa. Formado en la antigua Alemania del Este y en Moscú, donde estudió cine, Ioannu recala estos días en Madrid en plena crisis del corralito, que se ha vuelto una película de suspense tras el rechazo del Parlamento de Nicosia al rescate. A Madrid viaja con frecuencia, pero conoce también el resto del país, "de Andalucía a Castilla o el norte". Hace un guiño al fotógrafo sobre las excelencias de la comida vasca y lamenta la carestía de la vida en su país, “donde todo cuesta más del doble” que en España o Grecia, otro de sus destinos frecuentes.

Ioannu es un realizador de documentales y películas de ficción en las que mezcla en imágenes las canciones de arrabal del rebétiko —un género portuario, canalla— con sus primos hermanos, el tango o el fado, y los mitos clásicos. En su nuevo proyecto, Antígona flamenca, va de Sófocles a Lorca para ilustrar la noción del poder. "Porque Antígona es la esencia del arte: es la primera vez que el ciudadano se enfrenta al Estado, igual que Chipre ahora a Alemania". En fase de producción, se lo toma con mucha calma: "A este paso, con la crisis, tardaré en rodarlo".

Por más que se intente, hablando del hamman que hay junto a su casa en la Nicosia antigua o de lo inhóspita que resulta la parte nueva de la ciudad dividida, resulta imposible orillar el rescate. "Chipre no tenía otra opción que decir que no; no es una solución, pero no había alternativa. Lo que se juega en Chipre ahora es una guerra entre Alemania y Rusia, como en su día lo fue Checoslovaquia. Si ayer [por anteayer] hubiese sido diputado, no sé qué habría votado, pero simbólicamente el no ha sido lo mejor".

El cineasta chipriota cree que el no al rescate era la única opción posible

"Tras el no del Parlamento, hablé con varios amigos griegos y todos me dijeron que se sentían mejor; yo no", explica este ferviente europeísta, que advierte de los riesgos para la UE de mantener el rumbo actual. "Bruselas, si sigue así, se convertirá en el triunfo del estalinismo. La democracia no es solo elecciones, sino un trabajo diario. Pero ahí tenemos a la UE, que en pocos meses ha cambiado dos Gobiernos [el griego y el italiano] para poner al frente a banqueros. La UE sin Alemania no funciona, pero Alemania no tiene visión periférica".

La Europa de este cineasta nacido hace 53 años en Nicosia es la de la cultura, "el flamenco, el fado, las músicas sefardíes, con 500 años de antigüedad; la de Unamuno y la de Kazantzakis; las películas de Buñuel, la de la tragedia y el drama". ¿Como el de Chipre? “Sí, como la tragedia de Chipre", bromea.

El cineasta ha escogido para la charla una terraza al sol del primer día de primavera. "De Madrid me gusta todo. De España, también: los vinos, la comida; el fútbol, el flamenco... Me siento en casa”. Mientras saborea una copa de verdejo, pide permiso para encender una pipa y cuenta: "Durante la invasión turca de la isla, en 1974, no teníamos comida, pero sí cigarros, nos los daban gratis; por eso fumo desde los 15 años". Las volutas de humo de la pipa se mezclan con el vuelo de las palomas y el cielo de Madrid es una recompensa para la falta de mar, el único pero que le pone a la ciudad. "Un chipriota es una suerte de Ulises obligado a viajar y a seguir viajando. Si no viaja, se muere", dice el realizador. Su continuo periplo por el mundo es un ejemplo.

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