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Casi dos de cada diez pensionistas renuncian a algún fármaco por el copago

La Federación de asociaciones para la defensa de la sanidad pública alerta sobre la futura repercusión en la salud

Elena G. Sevillano

Casi dos de cada diez pensionistas renunciaron a comprar uno de los medicamentos que les receta el médico después de que entrara en vigor el copago, según una encuesta realizada por la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP). Esta entidad presentó ayer el informe titulado Las repercusiones del copago sobre la utilización de medicamentos por los pensionistas, elaborado a partir de 992 encuestas a las que respondieron a finales del año pasado, es decir, antes de que entrara en vigor el euro por receta en Madrid, otros tantos jubilados pacientes de centros de salud de la red pública madrileña. La primera conclusión es que el 17% de ellos aseguraron haber dejado de utilizar alguno de los fármacos prescritos.

 El informe señala también que el copago ha reducido la renta disponible de este colectivo, ya que le supone una media mensual de 11,2 euros. Los jubilados que respondieron a la encuesta aseguraron que consumían, de media, 6,9 medicamentos, según los datos del informe. A partir de sus respuestas, la Federación determinó también que la cuantía media de la pensión es de 901 euros. Un 15,8% de los pensionistas declaró que en su domicilio entraba algún otro ingreso. La encuesta se llevó a cabo en la consulta de una treintena de médicos de familia de diferentes municipios madrileños, según explicó el portavoz de la FADSP, Marciano Sánchez-Bayle, durante una rueda de prensa.

 La “no retirada de medicamentos es significativamente superior en las rentas más bajas, de manera que el 27,3% de los que tenían una renta inferior a 400 euros mensuales no retiraron de la farmacia los medicamentos prescritos”, señala otra de las conclusiones del informe. Del total de los encuestados, 596 (el 60,1%) consumían alguno o varios de los fármacos excluidos de la financiación pública –en septiembre pasado el Ministerio de Sanidad dejó de financiar más de 400 medicamentos-. De ellos, 248 siguieron haciéndolo con un coste medio mensual de siete euros, “que habría que sumar en estos casos al copago farmacéutico”, señala la Federación.

 “Nuestro estudio demuestra que el copago en los pensionistas ha producido el efecto esperado, y ya objetivado en otros países, es decir, los pensionistas han dejado de consumir medicamentos prescritos, en porcentaje mayor según menor es su nivel de renta, por lo que ha perjudicado sobre todo a los más pobres”, añade otra conclusión del informe. La disminución del gasto que revelan las estadísticas oficiales, subraya, se debe al copago y a las recetas no consumidas, “es decir, no se ha reducido realmente el gasto sino que este se ha trasladado al bolsillo de los pensionistas”. Sánchez-Bayle alertó ayer de las consecuencias para la salud del copago. Señaló que aún está por analizar la repercusión del hecho de no utilizar medicamentos prescritos, y apuntó al empeoramiento de las enfermedades de base y a la descompensación de los enfermos crónicos, lo que se podría traducir en más visitas a las urgencias y, por tanto, más gasto.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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