La importancia de cuidar las venas de los brazos
Los enfermos renales piden que se controlen los análisis para preservar los vasos para la diálisis
Para un enfermo renal, la diálisis es el antepenúltimo paso. Luego solo queda el trasplante. Y una cuestión clave para el correcto funcionamiento de este tratamiento es que las venas y arterias del paciente, la puerta de salida de la sangre sucia y la de entrada de la limpia estén en el mejor estado posible. Un manifiesto presentado al respecto durante las VIII Jornadas de Acceso Vascular y Diálisis insiste en la necesidad de elegir muy bien dónde se pincha al paciente para evitar complicaciones.
“El acceso vascular o fístula de diálisis, consiste en la creación, por parte del cirujano, de una unión entre una arteria y una vena del antebrazo o del brazo del paciente. Esta fístula se punciona con dos agujas que se conectan a la máquina de diálisis y reciclan la sangre del paciente. Podemos afirmar que la fístula de diálisis es la vida del paciente, y que sin la fístula o con una fístula en mal estado, la calidad de vida del paciente se resiente o, incluso, peligra”, afirma el manifiesto, titulado La vida en tus manos. El nombre apunta ya a la solución: que a estas personas los análisis y otras pruebas se les hagan usando las venas de las manos en vez de las de brazos y antebrazos. Así se preservan estas para las fístulas, que son fundamentales.
“La enfermedad renal crónica es la epidemia del siglo XXI: Una de cada 10 personas va a acabar con insuficiencia renal. Y no lo sabe. La población mundial con enfermedad renal crónica se va a duplicar en 10 años. Este es el hecho. Es, por lo tanto, muy importante que las autoridades sanitarias tomen conciencia de la gravedad del asunto e inviertan medios materiales y humanos en afrontar este reto sanitario”, concluye el texto, que firman Marek Rawa, cirujano; Richard Shonfeld, radiólogo vascular; Luc Turmel, radiólogo vascular; Garcia Medina, radiólogo vascular; Xavier de Brito, radiólogo y Nicola Prozzi, nefrólogo.
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