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Cinco españoles votarán en el cónclave

Solo la mitad de los 10 purpurados españoles son menores de 80 años

El arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal española, Antonio María Rouco Varela, será uno de los cinco españoles que participarán en el cónclave que elegirá al próximo Papa. Según el derecho canónico, solo pueden votar al nuevo Pontífice los purpurados menores de 80 años. Por eso, la mitad de los 10 españoles miembros del Colegio Cardenalicio no participarán en la elección.

Además de Rouco, el arzobispo de Barcelona Lluis Martínez Sistach, el exarzobispo de Sevilla Carlos Amigo Vallejo, el polémico Antonio Cañizares Llovera y el turolense Santos Abril y Castelló, nombrado por Benedicto XVI el año pasado, formarán parte de los 117 cardenales que votarán al próximo ocupante de la Santa Sede.

La mayoría son purpurados de confianza del actual Pontífice, y, aunque Rouco y Cañizares son muy conservadores, Amigo Vallejo y Martínez Sistach tienen un perfil más abierto en otras cuestiones, mientras que Abril y Castelló es el menos conocido de todos.

Por el contrario, Eduardo Martinez Somalo, antiguo camarlengo, Francisco Álvarez Martínez, el exarzobispo de Barcelona Ricardo María Carles Gordó, el miembro del Opus Dei Julián Herranz y el castrense José Manuel Estepa Llaurens no elegirán al sucesor de Ratzinger en la silla de San Pedro.

Cristóbal Manuel

Antonio María Rouco Varela, el jefe de los obispos españoles

El arzobispo de Madrid (Villalba, Galicia, 1936), es presidente de la Conferencia Episcopal de Española. Elegido por primera vez para el cargo en 1999, lo fue durante dos mandatos hasta 2005. Tras un paréntesis de un trienio en el que ocupó la presidencia el arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, Rouco recuperó el timón de los prelados españoles en 2008, y volvió a ser relegido en 2011.

Durante la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero, se convirtió en un ariete contra el socialismo gobernante. Asistió a la manifestación contra la legalización de los matrimonios gays, convocó la masiva concentración diciembre de 2007 en defensa de la familia cristiana, y llegó a afirmar que el Ejecutivo socialista era una amenaza para los "derechos fundamentales de las personas”.

En su juventud, Rouco se doctoró en Múnich, donde conoció al profesor Joseph Ratzinger, hoy papa Benedicto XVI, su amigo y apoyo principal. Es claramente el prelado español de la historia contemporánea con más poder en Roma.

Tras el gran éxito personal que supuso la celebración en 2011 Madridde la Jornada Mundial de la Juventud con la presencia papal, en los últimos años Rouco ha disminuido sus apariciones públicas, y se ha destacado por su plan para “evangelizar” a España en medio de la fuerte crisis económica y el descontento social que vive el país.

Lluis Martínez Sistach, progresista en lo social, conservador en lo moral

Lluís Martínez Sistach nació en 1937 en Barcelona, ciudad de la que es arzobispo desde 2004, y su partida de nacimiento todavía se custodia en la catedral de Santa María del Mar. Ordenado sacerdote en 1961, fue nombrado obispo de Tortosa en 1991 y en 1997, designado arzobispo de Tarragona. Diez años más tarde, ya como arzobispo barcelonés, Benedicto XVI le nombró cardenal.

Martínez Sistach doctor en Derecho Civil y Derecho Canónico y miembro del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, máxima institución judicial de la Iglesia Católica. De talante dialogante y crítico con la Cope, se le considera progresista en cuestiones sociales —recientemente pidió que la educación sea gratuita y rechazó la reforma laboral— y un férreo conservador en temas de moral católica, como el sexo y la familia.

Pablo Juliá

Carlos Amigo Vallejo, el perfil abierto elogiado por los gais

Carlos Amigo Vallejo fue arzobispo de Sevilla desde 1982 hasta 2009, cuando renunció a su cargo al cumplir 75 años, como ordena el Derecho Canónico. Nacido en Medina de Rioseco (Valladolid) en 1934, ofrecía el perfil más abierto del episcopado, algo que no benefició precisamente su carrera. En las tensiones entre el Gobierno y el Vaticano, Vallejo mostró la cara más conciliadora. El cardenal, que es franciscano y fue nombrado arzobispo de Tánger (Marruecos) en 1973, ha pertenecido al grupo de prelados deseosos de suavizar las discrepancias con el Ejecutivo.

Un ejemplo significativo de esta postura ocurrió en 2005. Amigo Vallejo anunció que ni acudiría ni llamaría a sus fieles a ir a la manifestación en Madrid contra la reforma del Código Civil que legaliza el matrimonio entre homosexuales. "Tradicionalmente sólo asisto a manifestaciones religiosas, como procesiones", dijo entonces el cardenal arzobispo de Sevilla.

Otra actuación que le retrata es el exhorto pastoral que dictó en octubre de 2001 imponiendo la salida de las mujeres nazarenas en las cofradías de Sevilla, a la que se resistieron algunas hermandades pero que se logró finalmente en 2011. Al dejar la archidiócesis de Sevilla recibió elogios incluso del colectivo gay, y declaró que lo mejor de sus 27 años al frente de la misma había sido "estar cerca de las personas".

EFE

Antonio Cañizares, el azote de Zapatero

Antonio Cañizares Llovera, (Utiel, Valencia, 1945), es en la actualidad prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, cargo para el que fue nombrado por el Papa en 2008. Benedicto XVI siempre ha tenido en gran estima al cardenal español.

Corría 1995 cuando el entonces cardenal Joseph Ratzinger, el más poderoso de los colaboradores de Juan Pablo II, vio cualidades en Cañizares que le convencieron. La estima era mutua. El español era ya conocido entre sus compañeros del Instituto de Pastoral y del de Ciencias Religiosas, donde daba clases de teología y catequesis, como Ratzingerín o el pequeño Ratzinger, sobre todo al incorporarse a la comisión para la Doctrina de la Fe del episcopado español, en 1985.

Al igual que Benedicto XVI, Cañizares hizo una transición inversa a la de la sociedad española: pasó de la progresía al conservadurismo. Su carrera eclesiástica ha sido más que notable. Obispo de Ávila a los 47 años, fue nombrado cardenal a los 60 años.

Cuando fue arzobispo de Toledo y primado de España, cargos eclesiásticos que ocupó hasta 2009, Cañizares se destacó como uno de los más batalladores contra las leyes del Gobierno socialista (matrimonio gay, divorcio exprés, asignatura de religión optativa, asignatura de Educación para la Ciudadanía). Pequeño de estatura -sus enemigos le llaman Su Menudencia-, se convirtió en uno de los principales baluartes del catolicismo más conservador en España.

El exarzobispo de Toledo nunca se ha andado por las ramas cuando se ha tratado de condenar la deriva de una sociedad "enferma", inmersa en el relativismo moral y desprovista de valores. Hasta ha interpretado la crisis económica como la consecuencia de esta generalizada pérdida de fe en Cristo. "Es precisamente la relegación de la fe lo que subyace tras la situación de crisis actual. Lo que hay detrás de todo ello son hombres que sólo confían en sí mismos, que no esperan", llegó a decir.

L'OSSERVATORE ROMANO

Santos Abril y Castelló, un experimentado diplomático vaticano

Santos Abril y Castelló (Alfambra, Teruel, 1935), es funcionario de la curia romana, donde ostenta los cargos de arcipreste de la Basílica de Santa María la Mayor de Roma y vicecamarlengo de la Iglesia. Esta posición, a las órdenes del secretario de Estado y camarlengo Tarsicio Bertone, revela que Abril goza de la confianza personal del Papa. El de camarlengo es un cargo decisivo a partir del momento en que fallece el Papa, pues se ocupa de la administración del Vaticano durante el periodo de Sede vacante y de supervisar tareas decisivas hasta la elección de un nuevo Pontífice.

Ordenado sacerdote en 1960, es un diplomático vaticano con amplia experiencia en cuatro continentes, destinado en países como diplomáticos más veteranos al servicio de la Santa Sede pues, además de prestar servicio en Pakistán, Turquía, Bolivia, Camerún, Gabón, Yugoslavia, Argentina, Eslovenia, Bosnia-Herzegovina y Macedonia.

En febrero de 2012, Benedicto XVI le proclamó cardenal junto a otros 21 purpurados. La inmensa mayoría eran europeos (16), sobre todo italianos (7), y muchos de ellos trabajaban cerca del Papa, con diversas funciones en la curia vaticana. Los gran presencia de europeos se interpretó entonces como un signo de coherencia del Pontífice alemán, que desde que llegó al pontificado se ha propuesto una nueva evangelización del continente.

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