Las lesbianas aún no podrán ser madres por fecundación asistida
Un 57% de los franceses está a favor de las bodas homosexuales Un 63% se opone a que las lesbianas tengan hijos con ayuda médica
El debate llevaba semanas copando las páginas de los diarios galos en torno a dos preguntas: ¿tienen derecho a casarse los homosexuales?, ¿pueden las parejas lesbianas recurrir a la reproducción asistida? La mayoría de los franceses —un 57 % según la última encuesta publicada por el conservador Le Figaro— ha dicho que sí a la primera, y la Asamblea Nacional acaba de aprobar, con 329 votos a favor y 229 en contra, el proyecto de ley que permite el matrimonio homosexual, tras meses de ásperas discusiones entre la izquierda mayoritaria, favorable al proyecto, y la derecha, que se oponía.
La posibilidad de que las lesbianas puedan tener hijos con ayuda médica se antoja más complicada. Un 63% de nuestros vecinos se oponen a ello, según el sondeo citado anteriormente, y el asunto va camino de convertirse en un problema para el Gobierno socialista de François Hollande, que había prometido incluirlo en una ley sobre la familia prevista para marzo, y ha tenido que aplazar el debate unos meses ante las dudas que suscita la cuestión incluso en sus propias filas.
¿A qué se debe esa diferencia de criterio sobre el matrimonio homosexual y el acceso a la reproducción asistida de las parejas lesbianas? Según el sociólogo francés Eric Fassin, la respuesta está relacionada con cuestiones de carácter nacional. “En nuestro país, la filiación está sacralizada. Esta no solo define la familia, sino también la nacionalidad. Uno es francés, primero, por sus orígenes, por la sangre. Los que se oponen a la ley quieren preservar la filiación que ellos llaman ‘natural’ de uniones homosexuales que ellos consideran contra natura. Para ellos es una cuestión de identidad nacional.”.
Uno es francés por la sangre. Los que se oponen a la ley quieren preservar la filiación que ellos llaman ‘natural’ , dice un sociólogo
En Francia, la reproducción asistida está reservada a las parejas heterosexuales que acrediten que llevan dos años conviviendo, que tienen problemas de esterilidad, y en las que la mujer sea menor de 43 años. En España, una mujer soltera o lesbiana puede seguir este tipo de tratamientos. “La ayuda médica solo se considera un paliativo para que las parejas estériles puedan tener hijos. Todo se hace para que la concepción de un niño parezca ‘natural’. Los conservadores quieren mantener una procreación que denominan verosímil”, sostiene Fassin.
Quienes se oponen a la fecundación artificial para homosexuales también esgrimen otro argumento. Temen que se produzca un engaño sobre la filiación de un hijo de lesbianas, fruto de la reproducción asistida, y que esto lo perturbe. Una idea que Fassin califica de absurda. “Los niños saben muy bien que no pueden haber nacido de dos madres”.
El debate sobre la reproducción asistida parece haber quitado importancia a otra cuestión que se ha dirimido en la Asamblea Nacional, en el mismo proyecto de ley que permite el matrimonio homosexual: la adopción para las parejas de mismo sexo. Un 55% de los franceses se opone a ello, según el sondeo ya citado.
Fassin cree que la adopción genera menos rechazo entre los franceses porque en ella queda claro que no es natural. “Abrir el derecho a la adopción para homosexuales asusta menos, porque ya se sabe que es una convención. Sin embargo, el derecho a la procreación asistida guarda una ilusión biológica, por eso se teme ampliarla a las parejas de mismo sexo, porque se sigue considerando la homosexualidad como algo antinatural”.
La oposición a la fecundación artificial para las parejas lesbianas va desde partidos políticos como la UMP (centroderecha) y el Front Nacional (extrema derecha) a diversas asociaciones religiosas, que reunieron a centenares de miles de personas en París, el pasado 13 de enero. “En los años de Nicolas Sarkozy [presidente francés de 2007 a 2012], su partido, el UMP, ha redefinido la identidad nacional: Francia se convertía en un país laico de tradición católica. Desde entonces, la Iglesia se mete en asuntos de identidad nacional, apoyando a la derecha contra el matrimonio homosexual. Hace poco la UMP oponía nuestra “democracia sexual” a un Islam, al que consideraba sexista y homófobo. Pero hoy, paradójicamente, las grandes religiones, incluida la musulmana, desfilan con la derecha en contra de los derechos de los gais”, explica Fassin.
Las dudas parecen haber llegado al Partido Socialista. El pasado 19 de diciembre, de los 196 diputados socialistas que votaron una enmienda que buscaba incluir la reproducción asistida en el proyecto sobre el matrimonio homosexual, 61 se opusieron. Al día siguiente, 27 expresaron en el diario de centroizquierda Le Monde su rechazo a dicha enmienda. El propio ministro del interior, Manuel Valls, dijo en una entrevista en enero, que no votaría a favor si fuera diputado.
Hollande, que prometió para marzo una ley específica sobre la familia que incluyera la reproducción asistida, busca ahora ganar tiempo. Hace unas semanas anunció que el asunto sería estudiado por el Comité Consultativo Nacional de Ética. Su presidente, Jean-Claude Ameisen, dijo a primeros de febrero que el organismo tardará al menos seis meses en dar su opinión. La promesa de una ley en marzo no se cumplirá.
La oposición ha celebrado la decisión. “Es importante para nosotros, para todos los manifestantes del 13 de enero y todos los franceses que piensan que el matrimonio homosexual traerá la reproducción asistida para las lesbianas”, aseguró el diputado del UMP, Hervé Mariton.
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