Superstición, numerología y pasión por el juego en la lotería china
Entre 2000 y 2011, las ventas han subido a una media de casi el 30% anual. El año pasado, se superaron los 24.200 millones de euros
Los chinos sienten pasión por el juego. Cualquiera que haya paseado por las calles del viejo Pekín y otras ciudades chinas habrá visto grupos de gente observando con aire entendido a vecinos enfrascados en partidas de mahjong (majiang), cartas o ajedrez chino (xiangqi). Y, si se ha fijado un poco más y ha tenido suerte, habrá visto asomar por algún lado con disimulo algunos billetes, utilizados para dar picante a la competición. Disimulo porque el juego -salvo la lotería- es ilegal en China continental. Los casinos solo están permitidos en Macao.
Cuando Mao Zedong se hizo con el poder tras vencer a los nacionalistas de Chiang Kai-shek y fundó la República Popular China en 1949, prohibió todo tipo de juegos y apuestas. Fue una de las grandes enfermedades sociales –símbolo de la corrupción del capitalismo- que los comunistas prometieron erradicar.
En 1987 se emitieron los primeros billetes, que costaban 1 yuan (12 céntimos de euro, al cambio actual)
Durante el maoísmo los chinos apenas tenían dinero, así que tampoco había mucho que apostar. Pero, tras la muerte de Mao en 1976, Deng Xiaoping se hizo con el poder y en diciembre de 1978 lanzó el proceso de apertura y reforma del país. Con los cambios económicos y el progresivo enriquecimiento de la población, la tradicional pasión china por el juego ha vuelto con fuerza, y el Gobierno la ha aprovechado.
En 1984, Cui Naifu, entonces ministro de Asuntos Civiles, tuvo una brillante idea para llenar las arcas del Estado con objeto de financiar programas sociales: utilizar la lotería. En 1987, se emitieron los primeros billetes, que costaban 1 yuan (12 céntimos de euro, al cambio actual). El mayor de los premios era de 5.000 yuanes (606 euros). Aquel año, las ventas totales de la lotería ascendieron a 17 millones de yuanes (dos millones de euros), una cifra que crecería con los años, hasta alcanzar 380 millones de yuanes (46 millones de euros) en 1989.
En la década de los 90, los premios se hicieron más vistosos; desde televisores en color y lavadoras a coches y apartamentos: los sueños de una sociedad que se alejaba veloz del maoísmo y se lanzaba a los brazos de su propio sistema capitalista.
Fue en esta época, en 1994, cuando surgió la segunda de las dos loterías legales que tiene el país asiático en la actualidad: la deportiva. Los nombres oficiales de las dos son Lotería de Beneficios Sociales de China y Lotería Deportiva de China. Sus organismos operadores están bajo supervisión del Ministerio de Finanzas.
La función de ambas loterías es básicamente la misma. La diferencia radica en el uso que se hace de la recaudación. En la primera, los fondos son para programas sociales –como ayuda a ancianos, minusválidos y huérfanos- y proyectos humanitarios, mientras que en la segunda son empleados para financiar instalaciones deportivas, promover el ejercicio y formar a atletas olímpicos, entre otros. En general, el 50% de los ingresos por la venta de boletos se reserva para los premios; el 35%, para los programas sociales o deportivos, y el 15% restante, para los gastos de gestión.
Desde su creación, la lotería prosperó con fuerza en China. Pero ha sido especialmente en los últimos años cuando ha experimentado un aumento meteórico. Entre 2000 y 2011, las ventas han subido a una media de casi el 30% anual. El año pasado, superaron por primera vez la barrera de los 200.000 millones de yuanes (24.200 millones de euros), y llegaron a 221.600 millones de yuanes, un 33% más que en 2010. La deportiva sufrió un fuerte acelerón cuando en octubre de 2001 el equipo nacional se clasificó para el Mundial de fútbol.
El juego de lotería más popular en China es Union Lotto, cuyo billete cuesta 2 yuanes (24 céntimos de euro)
El juego de lotería más popular en China es Union Lotto, conocido como ‘bolas de dos colores’, cuyo billete cuesta 2 yuanes (24 céntimos de euro). Hay sorteo los martes, jueves y domingos. El jugador debe elegir un número del 1 al 33 para seis bolas rojas, y del 1 al 16 para una bola azul. Si se acierta el número de la azul, se cobran 5 yuanes. El premio fijo aumenta progresivamente, hasta 3.000 yuanes si se adivinan cinco bolas rojas y la azul. Si se aciertan las seis rojas o las seis rojas más la azul, el premio es variable.
La probabilidad de adivinar los números de las siete bolas y lograr el bote es de 1 entre 17,7 millones. Pero la recompensa puede ser estratosférica. En junio pasado, un hombre, que acertó los siete números, logró un premio récord de 570 millones de yuanes (69 millones de euros), gracias al bote. Los ganadores están sometidos al impuesto de la renta. Loterías retiene un 20% de impuesto para aquellos premios superiores a 10.000 yuanes (1.211 euros).
Pero, ¿quiénes son los jugadores de lotería en China? Según un informe encargado por el Salón de la Industria de la Lotería en China, publicado en septiembre pasado, el 90% son hombres, más del 50% tiene menos de 30 años, y casi el 60% tiene un diploma universitario. El 28% procede de las provincias de Guangdong y Jiangsu –entre las más desarrolladas del país-, y más del 10% de los jugadores solteros se deja entre el 40% y el 60% del salario en la compra de billetes. Según el Centro de Investigación de la Universidad Normal de Pekín, hay 200 millones de jugadores de lotería, de los cuales siete millones son ludópatas.
Las razones del éxito de la lotería en China residen en el creciente uso como forma de ocio en un país apasionado por la apuesta y los juegos de azar, la mayor variedad de tipos de lotería, la mayor frecuencia de sorteos, una política del sector más liberal y la disponibilidad de más dinero para gastar. Pero, quizás, la clave sean las creencias chinas en la superstición y la numerología y el deseo de hacerse rico rápidamente en una sociedad donde el dinero es hoy prácticamente el único parámetro por el que se mide el éxito de una persona.
Hay quien considera que los chinos son los mayores jugadores del mundo. No en vano, Macao se ha convertido en el mayor casino del mundo. La industria factura en la excolonia portuguesa cinco veces más que en Las Vegas.
En la actualidad, el 75% de los jugadores de lotería compra la participación en Internet, y el 40% lo hace a través del teléfono móvil
La lotería china, sin embargo, se ha visto sacudida por los escándalos. En 2004, cinco falsificadores que trabajaban para el organismo de loterías de la provincia de Shaanxi fueron encarcelados, según informaciones publicadas en la prensa local; el director de la institución recibió una pena de 13 años de prisión. Y ha sido fuente de violencia. Hace unos años, un habitante de Chengdu (capital de la provincia de Sichuan) asesinó a su madre y a su hermano porque se negaron a darle dinero para comprar billetes de lotería.
La dificultad de regular el sector forzó en marzo pasado el cierre de varias páginas web de venta de boletos. También ha habido sospechas sobre la utilización que hacen los gobiernos provinciales y los organismos gestores de los ingresos, lo que llevó al Ministerio de Finanzas a pedirles en marzo pasado que hagan pública esta información. Ha habido acusaciones de corrupción.
A pesar de su auge, la penetración de la lotería en China continental es muy inferior a la de Hong Kong o Singapur, lo que unido a la existencia de un mercado enorme de juego clandestino –según algunas estimaciones, al menos es igual a la facturación de la lotería legal, y, según otras, es de 10 a 20 veces superior- indica que hay un gran potencial de crecimiento. Muchos chinos apuestan en loterías deportivas en el extranjero, a través de redes ilegales, porque el retorno de los premios es superior al de la lotería deportiva en China.
El Gobierno está reformando el sector para hacerse al menos con parte del juego ilegal, con la creación de nuevas regulaciones, la introducción de nuevos sorteos rápidos, nuevas apuestas deportivas, el incremento de los porcentajes destinados a premios y el impulso de la lotería por Internet y telefonía móvil. En la actualidad, el 75% de los jugadores de lotería compra la participación en Internet, y el 40% lo hace a través del teléfono móvil. El juego al alcance de la mano, y con solo deslizar el dedo.
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