La clase media alemana está en retroceso
Esta gran masa social representa hoy al 58% de la población frente al 65% del año 1997 La políticas fiscales y los contratos precarios explican este descenso
La clase media surgida el siglo pasado del “milagro alemán” está en abierto retroceso. Según un estudio del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW) y la Universidad de Bremen, la situación económica de los últimos tres años solo ha beneficiado a la élite económica alemana. Las clases populares, en cambio, cada vez lo tienen más difícil para mejorar sus los ingresos y su nivel de vida. El estudio encargado por la Fundación Bertelsmann revela que entre 1997 y 2012 ha disminuido el peso de las clases que conforman la gran masa social media: si hace 15 años incluían al 65% de los alemanes, hoy solo representa el 58% de la población. En un país con 82 millones de habitantes, la clase media suma ahora 47,3 millones de miembros, cinco millones y medio menos que en 1997. La investigación del DIW confirma así el alarmante primer borrador del informe oficial sobre pobreza y riqueza del Ministerio de Asuntos Sociales, cuya segunda versión fue maquillada por el Gobierno de Angela Merkel. Lo expurgaron de expresiones como “la riqueza en Alemania está distribuida de forma muy desigual”.
En el DIW consideran preocupante la mengua de la clase media y señalan a las políticas fiscales. Las reformas aplicadas por los diversos Gobiernos alemanes desde 1997 -el del democristiano Helmut Kohl (CDU) hasta 1998; la coalición entre los socialdemócratas (SPD) y Los Verdes hasta 2005; la gran coalición entre CDU y SPD bajo Angela Merkel (CDU) hasta 2009 y el actual centro-derecha de Merkel- han beneficiado a los que más ganan. En cambio, las clases medias no han visto reducida su carga fiscal en este tiempo, ni siquiera durante la bonanza de 2010 y 2011. Además, los economistas del DIW destacan el aumento de los contratos precarios y la profusión de empleos mal retribuidos para trabajadores sin protección sindical.
El estudio del DIW considera que pertenecen a la clase media aquellas personas que viven en hogares con ingresos de entre el 70% y el 150% de la media de ingresos nacional. De este grupo, los menos pudientes (70-110% de los ingresos medios) son los más afectados por el retroceso. En cambio, ha aumentado en 4 millones el número de personas que viven en hogares con menos del 70% del dinero disponible por la media. Lo más sólido es el porcentaje de los muy ricos, que no se mueve. La tasa de los que disfrutan de alrededor del 200% de la media de ingresos ha aumentado ligeramente. La conclusión del DIW: “El ascenso de las clases bajas a las medias cada vez es más complicado”. Para los del tramo medio-alto, la probabilidad de ascender socialmente ha aumentado. Pero en su conjunto, las clases medias tienen más probabilidades de descender que de ascender socialmente: la permeabilidad social, explica el informe, es considerablemente menor hacia arriba que hacia abajo.
Así, el 70% de los que bajaron del tramo de ingresos medios al bajo no logran recuperarse tres años después de la caída. En 2000, la tasa era todavía del 67%. En cambio, el riesgo de ver reducidos los ingresos es menor entre las clases altas: en 2000, el 66% de los recién llegados a los tramos más altos de ingresos seguían en él después de tres años. En 2010, ese porcentaje subió al 74%.
Según recoge la Fundación Bertelsmann, este riesgo de descenso social “se refleja en la conciencia de las personas”. En la clase media cunde la inquietud por los sueldos y por la pérdida del estatus social. El 25% de sus miembros siente “grandes preocupaciones materiales”. En 2000, el porcentaje de personas con este tipo de preocupaciones rondaba el 15% en la en otros tiempos próspera clase media alemana.
El Instituto de Economía de Colonia IW, conocido por sus planteamientos liberales, critica el actual informe aduciendo que, si bien es cierto que la clase media está retrocediendo desde mediados de los 90, cabe recordar que antes había aumentado. De modo que la salud de las clases medias equivale hoy a la que tenían en tiempos de la Unificación de las dos Alemanias en 1990. No consta si este argumento consuela a alguien de ese 25% gravemente preocupado por su futuro social.
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