“Lo mío ha sido un milagro”

Pilar Rams, de 42 años, se refiere a su caso como “un milagro”. No habla de haber superado un cáncer de mama, sino de ser madre después del tumor. “A mí me hicieron todo, el kit completo”, explica junto a sus mellizos de tres años, Jaume y Nahuel (tigre en indio mapuche, por su marido, de origen argentino), que trastean en la trastienda de la peluquería que regenta en Valencia.

Pilar se refiere a los tratamientos que siguió para poder tener hijos cuando le informaron de que tenía cáncer. “Para mí lo primero era ser madre”, explica. Poco después de saber el diagnóstico perdió de forma natural el niño que esperaba. Entonces decidió preservar parte de la corteza de un ovario antes de someterse a las sesiones de quimioterapia aconsejada por sus médicos del hospital Doctor Peset. La medicación antineoplásica puede provocar daños irreversibles en la función reproductora. De esta forma, la corteza se congela y tras la medicación se reimplanta para devolver al cuerpo la capacidad de producir óvulos.

Pilar recuperó la fertilidad, pero no se podía quedar embarazada por un problema previo de obstrucción de trompas. La fecundación in vitro de los óvulos generados por el ovario reimplantado fue la solución. “Hubo momentos duros, hasta los médicos pensaron en tirar la toalla”. Pero Pilar insistió, pese a la incomodidad de los tratamientos hormonales para tener un número suficiente de óvulos que fecundar. “Lo volvería a hacer”, comenta. Y añade: “Las mujeres tienen que saber que se puede ser madre tras un cáncer”.