Un escándalo de corrupción sacude el sistema alemán de trasplante de órganos
Tres médicos, sospechosos de manipular expedientes a cambio de dinero
Los donantes de órganos, los enfermos que los necesitan y las autoridades sanitarias alemanas se están viendo sacudidos por un escándalo de corrupción en los trasplantes de órganos. El cirujano Aiman Obed, de la clínica universitaria de Gotinga (Baja Sajonia) es sospechoso de haber manipulado a cambio de dinero los expedientes médicos de decenas de pacientes para que adelanten a otros en las listas de trasplantes. Esta semana, las sospechas de manipulación se han extendido a la clínica universitaria bávara de Ratisbona, donde él trabajó entre 2003 y 2008. Obed, de origen palestino, fue suspendido del servicio en 2011. Ahora han suspendido también al de gastroenterología de Gotinga Giuliano Ramadori, sospechoso también de manipulación.
Además, se ha sancionado al cirujano jefe de Ratisbona Hans Schlitt, sospechoso de connivencia o de negligencia en la supervisión de Obed cuando este trabajaba a sus órdenes. El Ministerio de Sanidad ha convocado una reunión de crisis en Berlín para finales de este mes, en la que participarán expertos y autoridades para debatir cómo podrían evitarse este tipo de casos en el futuro.
El caso es particularmente inquietante porque Obed ya había estado bajo sospecha en 2005, cuando incluyó en la lista de trasplantes a una paciente de Jordania que ni siquiera estaba en Europa en ese momento. Según ha publicado el diario muniqués Süddeutsche Zeitung, Obed se trasladó a Jordania con el hígado obtenido en Viena mediante la manipulación ilegal de expedientes. Allí llevó a cabo la intervención. La paciente, una mujer saudí, murió de todas formas. El proceso levantó sospechas en la Fundación Eurotransplant, que media para los trasplantes en Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Austria, Eslovenia, Croacia y Alemania. Pero la Cámara de Médicos alemana no vio ilegalidad ninguna y dejó a Obed sin sanciones. Schlitt, considerado una figura insigne de la cirugía alemana actual, tampoco fue molestado.
Obed siguió trabajando tranquilamente hasta que, en 2011, una llamada anónima dijo en el contestador de la clínica de Gotinga que “está metida en líos ilegales” y completó la acusación con la pregunta: “¿Se pueden comprar los órganos directamente allí?”.
Cuando trabajaba en Ratisbona, sus colegas llamaban a Obed “el vendedor de alfombras”, por su ambición y por su insistencia en los beneficios que esperaba obtener en su trabajo. El jefe medico de la universidad, Günter Riegger, ha contado al diario Frankfurter Allgemeine Zeitung que Obed “tiene una ambición y un afán de notoriedad enfermizos”. Allí se realizaron 110 trasplantes entre 2004 y 2006, de los cuales se sospecha que 23 fueron anticipados ilegalmente. La clínica universitaria insiste en que sus médicos no obtienen primas por cada trasplante. Según dicen, esta fue una de las razones por las que Obed se fue a la clínica de Gotinga, donde los cirujanos ganan más dinero si realizan más operaciones.
Se desconoce aún si Obed y Ramadori obtuvieron sobornos directamente o actuaron con fines de lucro indirecto. Según repiten los expertos en el ramo, un cirujano aumenta su reputación aumentando el número de trasplantes. Cuando Schlitt entró en la clínica de Ratisbona como jefe, el número de intervenciones creció rápidamente y con ello, el renombre de la clínica. Con Obed de cirujano, el instituto comenzó además una colaboración científica con una gran clínica jordana.
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