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Un chándal ‘contra’ España

La polémica del traje olímpico trasciende lo estético La maltrecha marca de país también se la juega en Londres El COE alega que el diseño ruso ha salido gratis El sector de la moda lamenta que se dé la imagen de incapacidad creativa e industrial

Carmen Mañana
Equipamiento para el equipo olímpico español.
Equipamiento para el equipo olímpico español.

“Este uniforme no es para ir a por el oro, es para robar el cobre”. “Nadal ha renunciado a ser el abanderado para no ponerse ese chándal choni”. “Es una estrategia para dar pena y que nos rebajen las condiciones del rescate”. Esta es solo una pequeña muestra de las miles de bromas que ha generado el uniforme olímpico español en las redes sociales. Con su peculiar estética, el equipamiento diseñado y fabricado por la empresa rusa Bosco amenaza con dañar no solo alguna retina, sino la ya debilitada marca España.

Así lo creen, entre otros, la Asociación de Creadores de Moda de España (ACME) y la Federación de Empresas de la Confección (Fedecon). “Teniendo seis millones de parados y una crisis económica que los medios internacionales recuerdan a diario, escoger una firma extranjera para elaborar la equipación de los Juegos de Londres transmite la imagen de que no tenemos creatividad ni capacidad empresarial para hacerlo nosotros mismos”, se queja Ángel Asensio, presidente de Fedecon.

Desde el Comité Olímpico Español (COE), que concedió a Bosco la fabricación de las prendas sin concurso previo, argumentan que su oferta era inmejorable. La firma diseña y produce toda la ropa de forma gratuita, lo que ha ahorrado “más de 1,7 millones de euros a las arcas del Estado”, según Alejandro Blanco, presidente del COE. Además, patrocina al equipo olímpico con 250.000 euros. Algo que, en palabras de Blanco, “es siempre un milagro, y en estos momentos especialmente”.

Además, el jefe de prensa del Comité, Chema Bellón, señala que ninguna marca ni diseñador español les presentó propuesta alguna. El modisto Juan Duyos asegura que no tuvieron la oportunidad de hacerlo. “Es como si alguien te dice que le parece mal que no hayas ido a su cumpleaños cuando ni siquiera te ha invitado ni te ha dicho cuándo lo iba a celebrar”, explica en referencia a la ausencia de una convocatoria pública.

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España no está en situación de desdeñar el ahorro, pero si existe algún momento en el que está justificado cierto desembolso es en los Juegos Olímpicos, según el experto en comunicación Antoni Gutiérrez Rubí. “Se trata del anuncio más largo de la historia, donde se promocionan no solo los deportistas sino las propias naciones y sus marcas. No hay patrocinio suficientemente grande que justifique la decisión que se ha tomado. Ha faltado visión estratégica”, argumenta.

Y se ha perdido, continúa, una herencia muy importante. “Los de Barcelona han quedado grabados en el imaginario colectivo como unos Juegos donde el diseño y el buen gusto eran protagonistas. Un legado que se puede proteger o descuidar, como en este caso”, apunta Gutiérrez Rubí.

El presidente de ACME, Modesto Lomba, destaca que otros países sí han apostado por el diseño nacional. Los uniformes de los deportistas italianos están diseñados por Giorgio Armani; los de Estados Unidos, por Ralph Lauren; y los británicos, por Stella McCartney (aunque es la firma alemana Adidas quien los fabrica). Reino Unido ha decidido, además, aprovechar su condición de país anfitrión para promocionar su industria textil. En la gala de clausura, las modelos inglesas Kate Moss, Naomi Campbell y Stella Tennant desfilarán vestidas por modistos patrios como la propia McCartney, Vivienne Westwood y Sarah Burton.

Los Juegos de Londres no son los primeros en los que los deportistas emplean un uniforme diseñado o fabricado fuera de España. La firma china Li Ning equipó a los olímpicos de 2006 a 2010, incluyendo su participación en los Juegos Olímpicos de Pekín. Por eso desde el COE no entienden la polémica que han suscitado las prendas de Bosco.

Los JJ OO son el anuncio más largo, 4.000 millones verán la gala inaugural

“Son muy feas. No tienen una estética nada latina, parecen más bien de un país del Este”, se queja el piragüista Saúl Craviotto, medalla de oro en 2008 y uno de los primeros en colgar en Twitter su foto con la equipación.

Mikhail Kusnirovich, director de Bosco, argumenta que la firma —que también ha fabricado los uniformes de Ucrania y Rusia— “estudió al detalle el folclore nacional para crear unas prendas auténticas, bonitas y muy españolas”. El abanico y la flor en el pelo que lucirán las mujeres no borran, sin embargo, la semejanza entre el uniforme español actual y el que lució el equipo ruso hace cuatro años. La marca asegura que “acepta con deportividad” el debate sobre sus diseños. Aunque cuando el pasado mayo se difundieron las primeras imágenes del uniforme y saltó la polémica, se apresuraron a aclarar que se trataba de un boceto y que el modelo definitivo aún no se había presentado. Y nunca llegó a hacerlo de forma oficial. Desde Bosco prometen que “cuando 4.000 millones de personas vean la gala inaugural el 27 de julio, el equipo español y sus seguidores destacarán entre la multitud”. Que sea por su épica imagen o por todo lo contrario es otro tema.

Pero el estilismo de los deportistas no es lo único que está en juego. “No hay un desfile con más audiencia que el de la gala inaugural de los Juegos, y debería emplearse para promocionar la moda española y sus empresas, en vez de abrir mercado y trabajar por una firma que no reporta ningún beneficio al tejido productivo español”, se queja el presidente de ACME. El sector textil español ha perdido 50.000 empleos desde que comenzó la crisis, según datos de Fedecon.

El mismo Alejandro Blanco reconoció que Bosco —que el año pasado facturó 600 millones de euros— “utiliza al COE como punto emblemático” en su estrategia para expandirse por el sur de Europa. El presidente de la firma rusa lo deja claro: “Bosco se ha comprometido con el deporte español, y el diseño y la producción de los uniformes es solo el principio”. Sobre si prevén abrir tiendas en nuestro país, prefieren no pronunciarse. De momento, han conseguido que en solo dos meses toda España conozca una marca de la que casi nadie había oído hablar antes. Aunque muchos, como Craviotto, creen que esta estrategia no les hará entrar con el mejor pie en el mercado español.

El sector textil español ha perdido 50.000 empleos con la crisis

En opinión de Gutiérrez Rubi, con la elección de Bosco se ha desaprovechado además una ocasión inmejorable para presentar al mundo la marca España.

Si el objetivo de este proyecto estrella del Ministerio de Exteriores es conjurar los efectos de la crisis en la imagen del país y mejorar su percepción, ¿existe alguna fórmula más eficaz que asociarla al deporte, uno de los pocos productos made in Spain que hoy se admira y envidia internacionalmente? “Millones de ojos van a estar pendientes de nuestros futbolistas, tenistas, jugadores de baloncesto… porque entre ellos se encuentran algunos de los mejores del mundo. Conseguir una repercusión igual es muy difícil. Por eso deberían ser la pieza central de la estrategia de la marca España y, en ella, los uniformes tienen un papel determinante”, explica Rubí.

El Boscogate tampoco ha reforzado precisamente el prestigio del COE. La Asociación de Creadores de Moda considera que lo correcto hubiera sido reconocer el error y enmendarlo. Pero Alejandro Blanco defiende que cuando saltó la polémica era ya imposible cambiar el diseño: “En dos meses no hay tiempo”. Sin embargo, Ángel Asensio cuenta que en una reunión convocada por Jaime García-Legaz, secretario de Estado de Comercio, entre el Comité Olímpico y representantes de la industria textil, el grupo Cortefiel se ofreció a diseñar y producir la equipación en un mes y medio. “El COE explicó que tiene un contrato con Bosco hasta 2016. Con lo que este asunto, en principio, va a seguir haciendo daño muchos años más. Nuestros deportistas vestirán una marca rusa en los Juegos que celebrarán en Brasil, un país donde España es prescriptor en materia de moda”, revela Asensio.

Bosco tiene comprometidos con España, según detalla, los Juegos Olímpicos y Paralímpicos hasta 2016, los Juegos Mediterráneos, los Juegos Olímpicos de la Juventud y el Festival Olímpico de la Juventud. En total, más de 35.000 equipos que producirán y diseñarán a lo largo de seis años.

Aun así, fabricantes y creadores españoles no dan la batalla por perdida. Han ofrecido su colaboración incondicional al COE y han sido emplazados a reunirse de nuevo después de los Juegos de Londres.

Muchos atletas, como Ruth Beitia, también preferirían ir vestidos por una marca española. Pero, como casi todos sus compañeros, ha preferido “darle la vuelta a la tortilla” y echarse unas risas cada vez que se enfunda el polo de paramecios. Las medallas no las ganan los chándales, dice. Aunque ayudan, según aseguraba Stella McCartney a la BBC: “Cuando me entrevisté con atletas les pregunté: ‘¿Os sentís distintos cuando os gusta la ropa que lleváis? ¿Mejora vuestra actuación?’. Todos dijeron que sí”.

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