“Vamos a más Europa. Es la única solución”
La impulsora de la reforma bancaria defiende que la UE avanza a golpe de crisis
Nadia Calviño está sentada sobre un polvorín. Esta coruñesa de 44 años se enfrenta desde hace dos al reto de regular el sector que ha pasado de ser un motor de crecimiento e innovación a convertirse en el huevo de la serpiente de esta interminable crisis. Por primera vez en mucho tiempo, la responsable de ordenar los servicios financieros europeos no tiene que dar muchas explicaciones sobre su trabajo porque, según dice, ahora todo el mundo entiende lo necesario que es supervisar bien los bancos.
“Es el momento más intenso de mi carrera. No podía imaginarme que lo fuera a ser tanto”, confiesa en un café cercano a su casa de Bruselas en la víspera de una cumbre que, una vez más, ha nacido con la etiqueta de “definitiva” pegada a la espalda.
La impulsora de la reforma bancaria propuesta hace tres semanas por la Comisión Europea defiende un texto que ha recibido críticas por llegar demasiado tarde y por quedarse corto. “Es cierto que me gustaría haberla tenido hace años. Si fuera así no estaríamos donde estamos. Pero la directiva es tremendamente ambiciosa. Es el máximo al que podíamos llegar con el marco legal actual”, responde Calviño, directora general adjunta, el tercer escalafón de poder en la Comisión.
Los ciudadanos exigirán a los gobernantes un mayor control del gasto a partir de ahora"
Defiende con tanto ímpetu el trabajo que se lleva a cabo en los despachos de Bruselas que el cruasán que ha pedido sigue intacto al final del desayuno —“¿Quieres llevártelo? No lo vamos a tirar”—. Cuando le preguntan por la parálisis europea, responde que los líderes son conscientes de que esta vez es necesario tomar decisiones; y cuando se le comenta el hartazgo ciudadano ante la infinidad de cumbres que no terminan de resolver los problemas, admite que reina el “desánimo”, pero enseguida contraataca con lo mucho que se ha avanzado en las últimas reuniones de mandamases. “Todos ellos están de acuerdo en que quieren más Europa. Vamos a más Europa. Es la única opción”.
La hija de José María Calviño —el hombre que al frente de TVE modernizó en los años ochenta el audiovisual español con programas como La edad de oro o La bola de cristal— critica el engaño que ha sufrido la población. “Palabras tótemes que sonaban muy bien como eficiencia, autorregulación o flexibilidad nos impidieron ver que ocultaban problemas de opacidad o intereses creados”. ¿No pasa ahora lo mismo con conceptos como austeridad o reformas estructurales? Calviño sonríe y calla. Prefiere no meterse en berenjenales.
“Los ciudadanos exigirán a los gobernantes un mayor control del gasto a partir de ahora. Es importante saber que no hay nada gratis. Que todo cuesta”, concluye.
Esta gallega que ha pasado casi toda su vida en Madrid quiere desterrar la idea de que todo tiempo pasado fue mejor. Admite que esta puede ser la situación más complicada a la que se enfrenta el continente desde los años cincuenta del siglo pasado. Pero prefiere fijarse en lo positivo. “Sería erróneo pensar que el proceso ha sido un camino de rosas. La construcción europea ha avanzado a golpe de crisis”.
¿Y qué ocurre con España, el país que antes parecía el alumno aventajado y al que ahora se señala casi como un apestado? “Se han dado las condiciones para una tormenta perfecta. Pero tengo una enorme confianza en la capacidad de España. De peores situaciones hemos salido”.
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