Nueva Orleans se blinda con un dique de 215 kilómetros
Siete años después de las inundaciones del Katrina, la obra está casi terminada
A menos de tres meses de que se cumpla el séptimo aniversario del desastre del Katrina en Nueva Orleans, la ciudad que quedó sepultada bajo las aguas ultima la construcción de un dique de 215 kilómetros de largo que la proteja de una riada similar. La obra es una fortaleza de cemento en toda regla -con unos muros de casi 30 metros de ancho y casi 17 de alto- que ha costado 14.500 millones de dólares y que solo puede abarcarse desde el aire.
La cadena de presas, muros y bombas hidráulicas que forma el dique Seabrook se extiende a lo largo del canal que une el lago Pontchartrain, cuyas aguas anegaron Nueva Orleans a principios de septiembre de 2005, y el río Misisipi. La obra cuenta con dos compuertas levadizas de 220 toneladas cada una para permitir el paso a la navegación y contener un posible desbordamiento del lago.
En plena época de huracanes -comienza el 1 de junio y concluye el 30 de noviembre, según el Centro Nacional de Huracanes-, la construcción, que se inició en 2006, está a punto de completarse. Un proyecto de semejante magnitud normalmente tarda décadas en finalizarse, explicó Kevin G. Wagner, uno de los ingenieros responsables del proyecto, en declaraciones recogidas por el diario The New York Times, pero, en el caso de Nueva Orleans, las autoridades decidieron acelerar el proceso acortando los plazos para obtener los permisos medioambientales y obligando a todas las empresas involucradas a trabajar en paralelo.
El fantasma del Katrina -que evidenció la endeblez de las construcciones levantadas por el hombre para proteger a una ciudad construida por debajo del nivel del mar- hace que muchos habitantes de Nueva Orleans desconfíen de la aparente fortaleza de los muros que ahora la rodean. Muchos consideran que el nivel de protección autorizado por el Congreso de Estados Unidos no es suficiente. El nuevo dique ha sido diseñado para prevenir un tipo de riada cuya probabilidad de que tenga lugar es de un 1% al año, según el proyecto aprobado por el Capitolio. Los críticos denuncian que Nueva Orleans sufre tormentas más virulentas que la modalidad de crecida contemplada y que el cambio climático podría reproducir su intensidad y su frecuencia, elevando el citado porcentaje del 1%.
El dique que está a punto de concluirse no es la única barrera que se ha erigido para blindar a Nueva Orleans de las consecuencias de un nuevo Katrina. A 20 kilómetros al este de la ciudad se ha elevado otra presa denominada, La Gran Muralla, para contener el agua del lago Borgne. En la parte opuesta, se ha construido la mayor central hidráulica del mundo, un complejo que ha costado mil millones de dólares. Pero por muchos muros con las que se parapete Nueva Orleans, los miembros de la junta encargada de supervisar la edificación de las nuevas obras de contención de Nueva Orleans, alertan de que mientras no se reconstruyan los kilómetros de costa que quedaron asolados por el huracán y se restauren los humedales, que ofrecen una barrera natural contra la fuerza de las tormentas, la ciudad no estará a salvo de un nuevo Katrina.
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