Prohibido tocar a las orcas en Estados Unidos
Una resolución judicial obliga a los entrenadores a mantenerse a distancia de los cetáceos
Los propietarios de los acuarios y parques temáticos de Estados Unidos deberán aplicar nuevas normas de seguridad en los espectáculos entre las orcas y sus entrenadores, tras la muerte, hace dos años, de una adiestradora durante una exhibición. Un juez del Departamento de Seguridad y Salud (OSHA, en sus siglas en ingles) -organismo dependiente del Departamento de Trabajo que se encarga de inspeccionar la seguridad y condiciones laborales en el país- ha determinado que los cuidadores deben mantenerse a una distancia prudencial de los cetáceos o estar separados físicamente de ellos por cualquier tipo de barrera protectora que garantice su seguridad personal urante las actuaciones.
Las imágenes de los entrenadores propulsados sobre el agua encima del morro de las ballenas, buceando agarrados a la aleta dorsal o jugando con ellas al borde de la piscina están abocadas a ser historia. El magistrado Ken Welsh ha adoptado esta resolución dos años después del fallecimiento de Dawn Brancheau, una adiestradora del parque marino Sea World de Orlando (Florida), tras ser atacada por una una orca en pleno espectáculo. Su muerte obligó a sus directivos a suspender las exhibiciones en las que existía contacto físico con las ballenas bajo el agua y a instalar barreras protectoras para trabajar con ellas fuera de las piscinas, de acuerdo con las indicaciones del OSHA que, durante seis meses, investigó las condiciones de seguridad de los empleados del acuario.
El magistrado ha adoptado esta resolución dos años después del fallecimiento de una entrenadora tras ser atacada por una una orca en pleno espectáculo
La nuevas reglas impuestas por Welsh no han sido bien acogidas por los parques temáticos cuyo mayor reclamo es mostrar a sus visitantes el desafío entre el hombre y las ballenas asesinas. El espectáculo con orcas es una de las atracciones más aclamadas de Sea World. Sus propietarios solicitaron al OSHA que relajara las medidas de protección y permitiera, de nuevo, el acercamiento entre los cetáceos y sus cuidadores. En su escrito alegaron que el riesgo al que éstos se sometían “merecía la pena” ya que “el comportamiento de las orcas puede predecirse en un 98% de las veces, siempre que se encuentren en las condiciones adecuadas”.
Welsch no ha tenido en cuenta el razonamiento de Sea World. “Una vez que el entrenador está en el agua con un animal que elige seguir sus instintos asesinos y no las señales para las que ha sido adiestrado, se encuentra completamente a su merced”. En su resolución el juez ha puntualizado que “no es plausible” que los directivos del parque ignoren que “las orcas suponen un riesgo para sus empleados”.
Los acuarios alegan que riesgo al que se someten los adiestradores “merece la pena”
En los últimos años, las orcas se han visto envueltas en la muerte de cuatro personas en acuarios de EE UU, haciendo bueno su apelativo de ballenas asesinas. Tilikum, el ejemplar de casi cinco toneladas y media que acabó con la vida de Brancheau el 24 de febrero de 2010, ya había matado a otro entrenador en un zoológico marino de Canadá en 1991. Un año después, Sea World se trajo a Tilikum a Orlando y, aunque el parque tiene fama de ser de los mejores del mundo entrenando a orcas, según los entendidos, no consiguieron domar su instinto. En 1999, apareció el cuerpo de uno de sus responsables de seguridad flotando en la piscina Aunque falleció de hipotermia, la ballena pudo tener algo que ver en el suceso. Desde que agarrara a Brancheau por el cabello arrastrándola bajo el agua, sus entrenadores solo mantienen contacto con el animal fuera del agua.
Hasta conocer la resolución judicial, el parque había probado nuevos métodos para compatibilizar la seguridad con el espectáculo, como un suelo que se eleva sobre el agua para dejar varados a los cetáceos o aparatos de aire comprimido para los cuidadores. No va a servir de nada. El magistrado ha prohibido cualquier tipo acercamiento.
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