Falta de camas, servicios y guardias
Los profesionales sanitarios y los pacientes empiezan a notar los ajustes
La mayoría de las regiones están notando ya los recortes en hospitales y centros de salud. Los resultados de la reducción de personal y medios se traducen sobre todo en más listas de espera, saturación de centros y problemas de acceso a servicios.
» Cuatro días en una cama en un pasillo. Tumbado en una camilla pegada a la salida de emergencia, Ramón G., jubilado de 71 años, acumula cuatro días de gripe y fiebre en las urgencias del hospital Sant Pau de Barcelona. Aguarda a que puedan subirle a planta en este centro colapsado por la epidemia gripal, la falta de camas y los recortes. Mientras Ramón espera arrebujado entre las mantas, el hospital mantiene dos salas cerradas con 36 camas cada una que no se utilizan para ahorrar costes.
La situación representa la precariedad de los hospitales catalanes. “Hay pacientes que pasan hasta seis días en una camilla esperando a poder usar una cama. Es algo inédito”, protesta Sergi del Río, representante de UGT del Sant Pau. Para paliar la afluencia masiva de pacientes, este centro ha instalado a decenas de adultos en el área de pediatría. “Ahora los que no pueden ingresar son los niños”, señala Del Río. Los principales hospitales también pasan apuros por el aumento de enfermedades respiratorias: la lista de espera en urgencias de Sant Joan de Déu era de hasta cinco horas cuando habitualmente es de solo una hora. El hospital Vall d’Hebron ha habilitado 90 camas que mantenía cerradas para reducir la presencia masiva de camillas en las urgencias tras la gran afluencia de pacientes con gripe de esta última semana.
» Menos conciertos, más lista de espera. Además de los recortes salariales, la Generalitat valenciana empieza a ahorrar mediante otras iniciativas. Desde marzo ofrecerá un menú básico común para todos los pacientes (excepto los que requieran dietas específicas). Con ello se pretende ahorrar 7,5 millones de euros. Además, ha dejado de concertar con el sector privado las intervenciones de cataratas. “La lista de espera para una operación es de 14 meses”, dice el oftalmólogo de un hospital de Valencia. “Aún no se notan los efectos, porque las clínicas siguen recibiendo a enfermos con indicaciones anteriores a febrero, pero la lista de espera aumentará, y, sin enchufes, no habrá quien baje de dos años y medio para unas cataratas”, añade. La Generalitat espera ahorrar nueve millones de euros.
» Cierre de camas y servicios. El hospital de Villarrobledo (Albacete) es uno de los cuatro centros públicos que Castilla-La Mancha pretende ceder a la gestión privada mediante la fórmula de la concesión administrativa. “Ya se ha empezado a recortar la cartera de servicios del centro”, comenta Concha Plaza, responsable autonómica de sanidad del sindicato CC OO. Un ejemplo es la eliminación del servicio de neonatología. Los pacientes se derivarán a Albacete. “Al remitir los procesos más complejos a los centros de referencia, se volverá a la situación de congestión que se solventó al abrir estos servicios en hospitales más pequeños”, afirma.
La atención sanitaria de urgencia también se está viendo afectada por los recortes. Desde CC OO y la asociación La Otra Guadalajara apuntan que se están empleando UVI móviles para el transporte de enfermos, por lo que zonas de comarcas extensas como Molina de Aragón quedan desatendidas o cubiertas por vehículos que deben recorrer unos 100 kilómetros para llegar a su destino.
Castilla-La Mancha reconoce que en varios hospitales no ha renovado el contrato a personales de enfermería y que tiene camas cerradas, aunque matiza que se debe a la “disminución de las necesidades asistenciales”.
» De guardias presenciales a localizadas. Los médicos de la unidad de urología de Miranda de Ebro (Burgos) ya no harán guardias presenciales. Solo tendrán que estar localizados. Y no serán los únicos. Los centros de Castilla y León reducirán las guardias un 3,5% en todos los centros. Una medida para “racionalizar el servicio y optimizar recursos”, según la Consejería de Sanidad. Lo cierto es que la reducción supone un recorte: los profesionales cobran por las guardias “localizadas” menos que por las presenciales. “Y la diferencia se nota, impide la reacción rápida ante los casos más graves, eso se traduce en una pérdida de calidad asistencial”, alerta Tomás Toranzo, médico de esta comunidad y vicepresidente del sindicato Cesm. Las guardias presenciales de servicios como los de hematología, oftalmología o ginecología también se reducirán en hospitales de Salamanca, Zamora o León.
» Retrasos en el programa de cribado del cáncer de mama. La Associació de Dones de les Illes Balears per a la Salut lleva meses recibiendo quejas de mujeres por el funcionamiento del programa de prevención de cáncer de mama. Aseguran que no reciben la cita para realizarse la mamografía. A Lila Thomás, de 60 años, deberían haberla avisado en diciembre: “Me han estado llamando puntualmente cada dos años, pero esta vez no. A más mujeres les ha sucedido lo mismo”.
Carmen Sánchez-Contador, coordinadora del programa, confirma que “hay dificultades y se arrastra un retraso en la citación”. Las demoras se deben en parte a que desde octubre de 2010 el hospital de Son Espases dejó de hacer mamografías para el programa de cribado. Una portavoz del Gobierno balear afirma: “Hemos detectado una bajada de la cobertura”. Reconoce el retraso, pero asegura que el servicio mejorará. “El hecho de que se hayan suprimido las peonadas [horas extras] ha afectado al programa”, reconoció el director general de Salud Pública, Frederic Sbert al diario Última hora. Muchas de las mujeres se citaban en horario de tarde. Los sindicatos llevan semanas denunciando recortes en los hospitales de Baleares: cierre de camas, reducción de personal, colapso en las urgencias... El jefe de Urgencias de Son Espases y las dos enfermeras jefe dimitieron la semana pasada.
» Sesenta pacientes sin cama. 61 personas se quedaron sin cama el viernes en el hospital de Ourense, situación que se repitió en otros centros gallegos. Las autoridades sanitarias reconocieron la escasez de camas, aunque no la atribuyen a falta de personal y recortes, como denuncian los sindicatos, sino a un “repunte de los ingresos”. En el hospital Nai lo solucionaron habilitando otra cama en ocho habitaciones individuales.
Con información de F. Balsells, C. Huete, J. Prats, M. R. Sahuquillo y E. G. Sevillano.
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