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De ratón a elefante en 24 millones de generaciones

Los mamíferos marinos tardan mucho menos que los terrestres en alcanzar tamaños máximos, según un estudio de evolución a gran escala

A lo largo de la evolución van cambiando las características de los animales, incluida una tan determinante como el tamaño. ¿Cuanto tardaría la evolución en hacer un elefante a partir de un animal del tamaño de un ratón? Unos científicos tienen la respuesta: 24 millones de generaciones. Un cambio menos radical, partiendo del tamaño del conejo, llevaría 10 millones de generaciones. Sin embargo, el cambio en dirección inversa es mucho más rápido: unas 100.000 generaciones bastan para pasar del gigantismo al enanismo. Una veintena de biólogos y paleontólogos han realizado una investigación a gran escala de evolución del tamaño en mamíferos desde la desaparición de los dinosaurios, hace 65 millones de años, y es un estudio único, según explican, porque la mayoría de los trabajos previos se centraban en la microevolución, es decir, en los cambios producidos en una sola especie que pueden, en ocasiones, ser muy rápidos.

Este equipo internacional, liderado por Alistair R. Evans (Universidad Monash, Australia) abarca en su investigación 28 tipos diferentes de mamíferos, incluyendo elefantes, primates y ballenas, de África, Eurasia, América del Norte y del Sur, así como de grandes cuencas oceánicas. Refleja el tiempo en generaciones y no en años porque las diferentes especies tienen diferentes longitudes de vida, explican. Un ratón, por ejemplo, vive unos dos años, mientras que la vida de un elefante puede durar 80 años. Así, los investigadores han desarrollado una métrica, basada en la relación entre tamaño corporal y tiempo de generación en los mamíferos, que les permite reconstruir la historia vital de las formas extintas.

Según sus resultados, el cambio de tamaño es más rápido en los mamíferos marinos que en los terrestres. Las ballenas alcanzarían su máximo en la mitad del número de generaciones que los elefantes. "Esto se debe, probablemente, a que es más fácil ser grande en el agua, que te ayuda a soportar tu peso”, apunta Eric Fitzgerald (Museo Victoria de Melbourne, Australia).

También el paso de un tamaño grande a otro inferior es mucho más rápido que de pequeño a grande (la tasa de cambio es diez veces más veloz) y esto ha sorprendido a los expertos de este equipo internacional.

“Muchas de las especies que encogieron, como el mamut enano, el hipopótamo enano, o el Hobbit (el pequeño homínido cuyos fósiles se encontraron en Indonesia) se extinguieron”, señala Jessica Theodor (Universidad de Calgary, Canadá). “¿Cuál fue la causa de su enanismo? Tal vez necesitaron ser más pequeños para sobrevivir en su medio o a lo mejor el alimento era escaso y un tamaño inferior requeriría menos nutrientes”, añade la investigadora en un comunicado de su universidad. Evans apunta que muchos animales miniatura vivieron en islas, lo que ayudaría a explicar la reducción de su tamaño: “Al hacerte más pequeño, necesitas menos comida y te puedes reproducir más rápido, lo que supone ventajas auténticas en islas pequeñas”.

Los resultados de esta investigación ayudarán a comprender mejor la evolución de los mamíferos, a entender qué fue lo que permitió a ciertos animales aumentar de tamaño y qué factores influirían en la ralentización del crecimiento contribuyendo potencialmente a la extinción de una especie.

Una gran transformación como pasar del tamaño de un ratón al de un elefante “supone una gran reorganización biológica y, por tanto, la velocidad a la que ocurre tiene importantes implicaciones en los cambios extensivos de la fauna, incluidas las radiaciones adaptativas y la recuperación a partir de las grandes extinciones”, escriben Evans y sus colegas en la revista Proceedings, de la Academia Nacional de Ciencias (EE UU).

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