_
_
_
_

Torturada una joven afgana por la familia de su marido por negarse a prostituirse

Sahar Gul, de 15 años, ha sido liberada tras seis meses encerrada La Policía detuvo a su suegra y su cuñada y busca al marido de la víctima, huido La adolescente, en estado grave, va a ser trasladada a la India para recibir tratamiento

La joven Sahar Gul, en un hospital de Kabul antes de ser trasladada a la India.
La joven Sahar Gul, en un hospital de Kabul antes de ser trasladada a la India.OMAR SOBHANI (REUTERS)

Sahar Gul, una joven afgana de 15 años torturada y encerrada por la familia de su marido durante medio año, ha sido liberada por la policía de ese país y tendrá que ser trasladada a un hospital de la India para recibir un tratamiento médico completo. Tras sufrir el cautiverio a manos de su familia política, Sahar Gul, en estado grave, tardará en recuperarse de las secuelas físicas y psíquicas que le han quedado por las brutales palizas que sufrió por negarse a prostituirse.

Un responsable policial de la provincia de Baghlan, en el norte de Afganistán, ha contado que los agentes la encontraron en el domicilio de su marido, Mohamed Azim, tras recibir una denuncia de los padres de la joven. Cuando la vieron su estado era dantesco, estaba encerrada en un lavabo y presentaba signos de una tortura cruel y desmedida. Acto seguido fue ingresada en un hospital local, y el responsable, Gul Mohamed Wardak, contó que a la víctima le habían arrancado varias uñas de las manos y tenía señales de quemaduras en diversas partes del cuerpo. De hecho, agentes de la policía admitieron que, dado el estado de la chica cuando la encontraron, "podría haber muerto" si la hubieran rescatado más tarde.

A la joven le habían arrancado varias uñas de las manos y tenía quemaduras en diversas partes del cuerpo

La víctima, que procede de la remota provincia norteña de Badakhshan, ha declarado a la policía que recibía palizas de su marido, Azim, con el que se casó hace nueve meses y que le dobla la edad. Éste consiguió huir antes de que llegara la Policía, que ha puesto una orden de arresto contra él. Hasta el momento solo están detenidas la suegra y la cuñada de Gul.

El caso ha conmocionado a la sociedad afgana, aunque varios grupos de activistas de derechos humanos aseguran que son comunes los graves abusos contra mujeres y niñas en la sociedad conservadora de Afganistán. El presidente Hamid Karzai ha asegurado por su parte que todos los que utilizaron la violencia contra Gul van a ser castigados.

La Misión de Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA) denunció hace un mes que queda un “largo camino por recorrer” en la aplicación de la legislación que protege a las mujeres afganas contra la violencia de género. Según este organismo, en Afganistán las leyes chocan con prácticas socialmente aceptadas como la compra-venta de mujeres para el matrimonio, las bodas infantiles o forzadas, las violaciones y el baad (regalo de una mujer para resolver una disputa familiar).

En Afganistán persisten la venta de mujeres, las bodas infantiles o forzadas y el regalo de una mujer para resolver una disputa

Pocos días después de esta advertencia de Naciones Unidas, tres hermanas menores de edad -de 8, 12 y 17 años- fueron atacadas con ácido por los familiares de un pretendiente rechazado por una de ellas en la provincia norteña de Kunduz.

También conmocionó al mundo el caso de la mujer afgana llamada Gulnaz, que no solo tuvo que sufrir la pesadilla de ser violada sino que además fue condenada a 12 años de cárcel por ello. Con 19 años sufrió la agresión por parte del marido de su prima, y los tribunales interpretaron que había existido adulterio. La única forma que tuvo para evitar ir a prisión fue tomar la difícil decisión de contraer matrimonio con el agresor.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_