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Al Fondo contra el Sida no le salen las cuentas

La falta de aportaciones obliga a cancelar nuevos proyectos

Al Fondo Mundial contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria no le salen las cuentas. La suspensión de algunas aportaciones, como la de España, que este año no va a darle ni un euro, y la reducción de otras ha dejado al organismo sin dinero para emprender nuevos proyectos, aunque sí que se dará continuidad a los que ya existen, ha declarado uno de los representantes de la organización que viaja con un grupo de periodistas invitados a Ghana.

Ni siquiera este recorrido, preparado para mostrar el efecto de la ayuda y animar a aumentar la generosidad ha quedado libre de la polémica. El miércoles, el mayor diario de Ghana, Daily Graphic, titulaba su primera página con un alarmante dato: 60.000 personas con VIH se quedan sin ayuda. Se refería el periódico a que era posible que el año que viene no hubiera fondos para los programas. De hecho, la web del organismo indica que para 2011 hay comprometidos 3.300 millones de dólares (unos 2.500 millones de euros), y que para 2012 de momento solo se han ofrecido 1.500 millones de dólares (1.115 millones de euros).

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La publicación ghanesa no es, en este caso, un periódico menor. El país africano fue el primer receptor de ayuda del fondo, quizá porque el promotor de este fue un ilustre ciudadano del país: el anterior secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, quien precisamente nació en la ciudad a la que el fondo ha invitado a los periodistas para conmemorar el 1 de diciembre, Día Mundial de la Lucha contra el Sida. Además, el año que viene se celebra la primera década desde la creación del fondo.

Pero cuestiones más o menos sentimentales aparte, la pérdida de dinero -debida a la crisis y a un boicoteo de algunos países por el mal uso de algunos de los beneficiarios de los fondos- puede interrumpir la labor de la organización, que en el mundo financia tratamientos antivirales para 2,5 millones de personas, ha pagado yaseis millones de terapias contra la tuberculosis y ha distribuido 104 millones de mosquiteras impregnadas de insecticida para frenar la malaria.

Llevado al terreno de la pequeña escala, la falta de dinero ha dificultado ya un programa de acompañamiento y consejo de personas con VIH del hospital regional de Koforidua, al norte de la capital de Ghana, según se quejó el miércoles el director general del programa Nacional de Salud de Ghana en la región del Este del país, Sampson Badu Ofari.

Este proyecto consiste en contratar por un valor casi simbólico de unos 80 cedis, la moneda local (35 euros) a personas con VIH para que hagan una doble labor. Por un lado, que contribuyan a luchar contra el estigma de los afectados, mostrándose ante los nuevos posibles infectados para que vean el resultado que ha tenido sobre su salud el tratamiento (por eso el programa se llama Modelos de Esperanza). Por otro, hacen todo tipo de tareas de acompañamiento y asesoramiento a otras personas con el VIH, desde indicarles los trámites que deben seguir para moverse por la burocracia del hospital hasta asegurarse de que entienden la importancia de tomarse bien la medicación o, en los casos más graves, lavar, vestir y dar de comer a los que están ingresados.

A eso se dedica desde 2005 Owusu Alfrid, un hombre de 48 años a quien se le diagnosticó el VIH en 2000. Alfrid emplea jornadas de 12 horas en el hospital cuidando y ayudando a otros, y, de paso, con el dinero que recibe como ayuda saca adelante a su familia (mujer, también con VIH, y dos hijas de 25 y 17 años). Es lo que tiene después de que un accidente y el empeoramiento de su salud le dejara sin sus ingresos, que era la reventa de cedés y cintas de música. "Espero que la ayuda del Fondo Mundial me permita seguir con mi trabajo", afirma.

Un niño con tuberculosis recibe tratamiento contra el sida en un hospital del sur de Mozambique.
Un niño con tuberculosis recibe tratamiento contra el sida en un hospital del sur de Mozambique.M.N.
Bheki Nxumalo, infectado de sida, en la casa de su tío en Ndwedwe (Suráfrica) en 2000.
Bheki Nxumalo, infectado de sida, en la casa de su tío en Ndwedwe (Suráfrica) en 2000.ASSOCIATED PRESS

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