Cómo pintar de verde un festival
Los grandes festivales de música también dejan una huella ambiental notoria. El pasado sábado, Planetamadrid, festival de música y compromiso por la sostenibilidad, marcó una senda por la que la mayoría de los eventos pasan de puntilla
Hace unos años que dejé de ir al FIB (Festival Internacional de Benicassim) por el impacto ambiental que ocasiona. Cuidado, este, y la gran mayoría de festivales de este tipo. La alta demanda de recursos y de consumo de energía y agua, propiciada por la masiva concentración de personas, y la extensa ocupación del territorio que requieren impide que les cuadren las cuentas ambientales. No les cuadra, ni tan siquiera, a las citas que enarbolan la bandera de la beneficencia ambiental.
En el verano de 2007, la celebración de los multitudinarios conciertos Live Earth, promovidos por Al Gore en varias partes del mundo con mensajes de lucha contra el cambio climático y que apoyaron con su presencia y actuaciones las mayores estrellas musicales del rock, desataron críticas contundentes porque sus proclamas de compromiso ambiental no parecen calar entre los artistas "comprometidos". John Buckley y su organización CarbonFootprint.com se dedicaron a desnudar casi uno a uno a todos los grandes protagonistas antes del evento: "La gira Confession de Madonna produjo 440 toneladas de CO2 en cuatro meses y la de Red Hot Chilli Peppers 220 toneladas durante medio año, principalmente derivadas de las emisiones de sus desplazamientos en aviones privados; mientras, la media de emisiones de un británico en todo el año es de 10 toneladas". Tras los Live Earth, John Buckley era aún más crítico porque la cifra de emisiones total fue de 31.000 toneladas en solo unos días, "¡3.000 veces lo que un británico al año!", clamaba.
Otro gran festival que cuenta con mensajes y acciones comprometidas es Rock in Rio. En 2008, previa a su primera edición en suelo español, Roberta Medina, hija del creador de la marca y vicepresidenta de esta gran cita internacional con la música, reconocía que "es imposible crear el proyecto perfecto desde el punto de vista del desarrollo sostenible, entre otras cosas porque el mercado no está preparado para poder conseguirlo. No tratamos de ser un concierto ecologista, pero sí vamos a hacer lo que podamos para limitar nuestras emisiones de CO2".
Es imposible crear el concierto perfecto pero se intenta. José Luis Morán, precisamente director del FIB durante 15 años (hasta 2009) junto a su hermano Miguel, impulsa Producciones Sostenibles. Aunque no existe un sello oficial o norma internacional que acredite la sostenibilidad de las grandes citas culturales, Universo Vivo, una de las empresas matrices, creó el pasado año VIVO, una marca que va en esa dirección. Planetamadrid, que se celebró el pasado sábado en el Parque Tierno Galván de Madrid, lo lució, aunque la lluvia impidió comprobar cómo hubiera funcionado con una mayor afluencia de gente.
Repasada y analizada la propuesta, la tercera edición del Festival de Música y Desarrollo Sostenible Planetamadridcontó con bastantes puntos para alcanzar la sostenibilidad. De entrada, con independencia del compromiso ambiental que se marquen a priori y a posteriori, el que se realice en un lugar de fácil acceso en transporte público y bicicleta gana enteros. Afortunadamente, se ha aprendido de dos festivales emblemáticos que sin grandes alharacas ambientalistas (Sónar y Primavera Sound) tienen lugar en recintos accesibles que fomentan una movilidad sostenible. En el caso concreto del Sónar, cuento en la web más de 30 líneas de buses diferentes que llegan a los recintos del festival.
Además de la movilidad sostenible, la credibilidad ambiental se gana también con la recogida selectiva de los residuos, con la limitación en la generación de estos (nada de reparto innecesario de folletos y flyers), contar con proveedores locales y/o con certificación ecológica o de comercio justo, medidas de eficiencia y ahorro en el uso del agua y la energía e incluso utilización de fuentes renovables para generar esta última.
Antes que Planetamadrid, otros festivales en España (MTV Winter, Ecopop, Estrella Levante 4.8...) han dado pasos hacia la sostenibilidad y se han interesado por llevar el sello de Vivo en sus programas. El próximo evento al que, siguiendo la senda de Planetamadrid, se le augura mayor marchamo verde será el Día de la Música Heineken (18 al 21 de junio en Madrid). Sus promotores afirman optar a la certificación Vivo y a dos internacionales: Green&Clean y A Greener Festival. De las 47 citas mundiales reconocidas por esta última marca solo una se celebra en España, SOS 4.8, y no colocamos a ninguno entre los 11 que obtienen el sobresaliente.
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