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800 inspectores peinan Cataluña

Un fumador agrede a un hostelero y tres clientes en una bolera de Cáceres

Miles de inspectores vigilan en toda España el cumplimiento de la nueva ley. La mayoría de ellos se limitan a comprobar que las zonas de la prohibición estén bien señalizadas y apercibir a los fumadores de locales de hostelería, parques infantiles y recintos hospitalarios para que apaguen sus cigarrillos o se trasladen a otro lugar. También tramitan las denuncias.

En Cataluña, 800 inspectores peinaron ayer bares, hoteles, cafeterías y restaurantes para detectar incumplimientos de la prohibición de fumar en recintos cerrados. Es el mismo personal que revisa habitualmente las condiciones sanitarias de los locales y de los mataderos, dijo Esteve Saltó, responsable del Programa de Prevención del Tabaquismo del Departamento de Salud de la Generalitat. La intensidad de las inspecciones en la hostelería se mantendrá en Cataluña, al menos, todo el mes de enero, dijo Saltó.

El grado de cumplimiento de la norma fue alto en Cataluña. A última hora de la tarde de ayer, la Generalitat informó de que no había habido ninguna sanción y apenas media docena de denuncias en sus dependencias. La organización de consumidores Facua, que ha habilitado una web para recoger las quejas ciudadanas y trasladarlas a las consejerías correspondientes, sobrepasaba anoche el millar de denuncias. De ellas, 128 procedían de Cataluña.

"Los inspectores miran tres cosas, sobre todo: si el local tiene el letrero de que está prohibido fumar, si alguien fuma y si las zonas que habilitaron algunos bares para fumadores ya no cumplen esta función aunque se mantenga su estructura aparte", dijo el responsable de Prevención del Tabaquismo. "Si alguien se niega a salir del local o a apagar el cigarro, la opción que queda es llamar a la policía", dijo Saltó.

En los locales de Barcelona se veía gente feliz y gente enfadada por la prohibición. "Estoy resignada, pero no dejaré de fumar", decía Anna Palletjà fumándose un pitillo en una terraza con estufa en la calle de Casp de Barcelona. "Está muy mal lo que han hecho", reprochaba Jaime Varela frente a una cafetería de la calle de Enric Granados. "Trabajo en un bingo y ya hemos notado el bajón de la clientela", decía Varela entre calada y calada. Encantado con la prohibición estaba Luis, encargado de un bar en la Rambla de Catalunya. "Era una falta de respecto fumar aquí con niños y la comida en el mostrador. Aquí ahora nadie fuma y nadie se ha quejado".

Fuera de Cataluña hubo algunos incidentes. En el País Vasco, un paciente fue detenido en el hospital de Cruces (Vizcaya) cuando agredió a la enfermera que le recriminó que estuviera fumando. El dueño de una bolera en Montehermoso (Cáceres) fue golpeado por un fumador también al ser apercibido; el hostelero precisó 16 puntos de sutura en la frente.

A excepción del País Vasco, que guardará las denuncias hasta febrero, cuando tendrá capacidad sancionadora tras aprobar su propia normativa antitabaco, la vigilancia se reparte así:

Comunidad Valenciana. Los responsables de velar por la aplicación de la ley son los inspectores de la Generalitat. En el caso de las escuelas, por ejemplo, son los inspectores de la Consejería de Educación. La Consejería de Sanidad cuenta con 450 funcionarios destinados a estas tareas: 300 de salud pública (encargados de supervisar la higiene de locales públicos, alimentación...) y 150 de centros sanitarios.

Andalucía. Un total de 912 inspectores de la Consejería de Salud velan por el cumplimiento de la ley. Andalucía suma desde 2006 los inspectores de Educación y Turismo gracias a un decreto que les faculta para vigilar la normativa antitabaco. Los Ayuntamientos de Sevilla, Málaga y Granada habían ignorado las inspecciones que tenían atribuidas en los locales hosteleros desde la ley antitabaco de 2006. Por ello la Consejería de Salud acaba de asumir las inspecciones y ha contratado a tres inspectores para que se dediquen de forma exclusiva a la vigilancia de la reciente ley en las tres capitales.

Mientras, la Policía Local de Marbella (Málaga) denunció el lunes al Asador Guadalmina, el primer restaurante insumiso contra la ley antitabaco, según fuentes municipales. La víspera de la entrada en vigor de la ley, el dueño colocó dos carteles en los que anunciaba que en la ley antitabaco no sería aplicada en su local al considerarlo él un "negocio privado".

Madrid. Tiene 17 inspectores, pero no se dedican únicamente a ese menester. Controlan también el botellón y la venta de bebidas alcohólicas a menores. La Agencia Antidroga de Madrid había recibido hasta ayer medio centenar de llamadas de ciudadanos que preguntaban cómo podían denunciar incumplimientos de la ley del tabaco.

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