Peces contra la corriente
Nadar río arriba para desovar es un trabajo arduo que se convierte en imposible si hay una presa en medio. Un ascensor salva el obstáculo
Si los peces supieran hablar, ya podrían charlar sobre el tiempo atmosférico y otras banalidades en sus viajes en ascensor. Porque a principios de junio la empresa energética HC Energía inauguró un ascensor para peces en el río Teverga (Asturias), junto al azud de Olid (un azud es una presa pequeña). ¿Para qué quieren los peces semejante cosa? Pues para salvar el obstáculo que les suponen las presas de las centrales hidroeléctricas, en este caso la de Proaza, en su migración río arriba para desovar. El desnivel que superan en esta central es de nada menos que 17 metros. Además, el ascensor también facilita el paso en sentido contrario, es decir, en su vuelta descendente hacia el mar.
Muchos peces, el salmón y la anguila, pero también la loina o la lamprea, tienen migraciones regulares. El salmón nace río arriba, en agua dulce, luego baja al mar, donde vive varios años, para regresar a desovar a su lugar de nacimiento. Otros, como las anguilas, realizan el recorrido contrario, es decir, nacen en el mar, suben al río y regresan al mar a desovar. En ambos casos, las presas de las centrales hidroeléctricas les cortan el camino. "Los obstáculos que impiden el libre tránsito de los peces pueden llegar a provocar la extinción local de aquellas especies para las que las migraciones son una cuestión vital", explica Ramiro Asensio, biólogo de la Federación de Pesca de Álava. "Ejemplos de peces extinguidos en muchas de las cuencas fluviales ibéricas a raíz de la construcción de presas insalvables son el salmón atlántico, las lampreas de río y marina, el sábalo, la saboga y el esturión. Además, la anguila ha desaparecido de la mayor parte de la red fluvial del interior peninsular como consecuencia de las grandes presas que dan al traste con más de dos años de vida y migración desde el lejano mar de los Sargazos hasta las costas europeas, primero como larvas y luego como angulas".
habilitar pasos
"En el río Teverga, la minería y los lavaderos mineros habían provocado la desaparición de los peces. Con el cierre de las minas regresaron y se hizo necesario buscar una solución para que superasen el azud y remontaran el río", explican desde HC Energía. El ascensor consiste en una cuba con agua que recoge a los peces (son atraídos hasta ahí por una serie de mecanismos), asciende y los suelta al otro lado del obstáculo. Igual funciona en sentido inverso. Con una potencia bruta de 50 megavatios, la energía producida por la central puede abastecer a unos 26.000 hogares, según informa la empresa.
Ya en 1942, la Ley de Pesca Fluvial obligaba a habilitar pasos para peces en las construcciones que impidiesen su circulación por el río. Hoy, el Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Pesquero trabaja para solucionar el problema de la continuidad de los ríos, tanto para mantener la conexión entre poblaciones piscícolas como para el tránsito de sedimentos y la mejora de la seguridad. Según informan, en los últimos dos años se han eliminado un centenar de azudes en las cuencas que gestiona el ministerio, 74 de ellos en la cuenca del Cantábrico para mejorar el hábitat del salmón, 12 en el Duero, 5 en el Miño y Sil, 4 en Tajo y el resto repartidos por las demás cuencas.
Cuando no es posible demoler, se buscan soluciones alternativas. Por ejemplo, las escalas: pasos que permiten que los peces superen el obstáculo de forma escalonada, saltando a tramos como si subieran una escalera. Pero a pesar de todos estos esfuerzos, continúan los problemas. "Es cierto que las cosas han mejorado, pero han surgido nuevas amenazas, como la proliferación de minicentrales eléctricas, que unen al obstáculo físico de la presa la reducción del caudal aguas abajo. Esto dificulta la vida de las especies y degrada el hábitat", explica César Rodríguez, secretario general de la asociación de defensa de los ríos AEMS-Ríos con Vida.
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