Cabréate por los mil millones de hambrientos del mundo
La FAO lanza una campaña en Internet con Jeremy Irons y futbolistas como Raúl como protagonistas
"I'm mad as hell, I'm mad as hell, I'm mad as hell", repite elevando el tono, mirándote a los ojos y con cara de amargura un alterado el actor británico Jeremy Irons en un vídeo que acaban de colgar en la red. Puede traducirse como loco de rabia, profundamente cabreado, completamente indignado, furioso hasta la médula y así in crescendo hasta versiones menos educadas y más soeces. Y lo está porque la situación ha llegado al límite: hay mil millones de hambrientos crónicos en el mundo, MIL MILLONES, como el actor británico se encarga de repetir con énfasis.
La escena está tomada de la película Network, de 1976, en la que Peter Finch -que ganó un oscar por su interpretación- es un presentador de informativos de televisión que está irritado por la situación del mundo. Este vídeo forma parte de una campaña a gran escala que ha lanzado hoy en Internet la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), cuyo objetivo es que los ciudadanos de todo el mundo se rebelen y demuestren su indignación por esta lacra a través de una recogida de firmas.
Haz sonar el silbato amarillo
Lejos del buenismo, las palabras amables y otros consejos de libro para que una campaña triunfe, el proyecto, Mil millones de hambrientos (1billionhungryproject.com) utiliza imágenes impactantes para mostrar "la cara más amarga del hambre" dicen, como si el hambre tuviera alguna cara que no lo fuera. El símbolo de la campaña es un silbato amarillo, que se anima a hacer sonar contra el hambre y que recuerda por el símil futbolístico a la tarjeta roja del Ministerio de Igualdad español contra la violencia de género.
Esta petición en la Red -con presencia en las redes sociales como Twitter y Facebook y su propio canal en Youtube- no sólo apela a la movilización ciudadana, sino que supone un llamamiento directo a los gobiernos para que conviertan en prioritaria la erradicación del hambre.
"El mundo ha alcanzado la espeluznante cifra de mil millones de hambrientos. Una persona hambrienta es una persona enfada. El hecho indignante de que otros seres humanos continúen padeciendo hambre debería también enfadarnos profundamente", afirma Jacques Diouf, director general de la FAO, en otro vídeo, mirando también al espectador a los ojos y realizado en varios idiomas -incluido en español-. Diouf pide que, si te sientes así, si os sentís así todos vosotros, "ricos o pobres, jóvenes o mayores, estéis en países en desarrollo o desarrollados", descarguéis vuestro enfado y vuestra rabia firmando la petición para exigir a los líderes internacionales que "pasen ya a la acción", añade.
Los objetivos del milenio
El atleta estadounidense Carl Lewis y el pianista cubano Chucho Valdés son otras de las personalidades del mundo del deporte y del arte que participan en la iniciativa. Además, la Asociación Europea de Ligas de Fútbol Profesional colabora con otro vídeo en el que futbolistas como el francés Patrick Vieira y el español Raúl González se cabrean por el hambre en el mundo. La FAO recuerda en un comunicado que la reducción del hambre en el mundo continúa al ritmo actual, no se cumplirá el Objetivo de Desarrollo del Milenio de reducir a la mitad el porcentaje de personas que pasan hambre para 2015.
De los cerca de mil millones de personas que no tienen nada que llevarse a la boca, 642 viven en Asia y Pacífico, 265 en el África subsahariana, 53 en América Latina y el Caribe, 42 en Oriente Próximo y el Norte de África y 15 en países desarrollados -tirados en tu calle, malviviendo en las chabolas, durmiendo bajo los puentes de la riqueza-. La organización calcula que la producción agrícola mundial necesita crecer un 70% para alimentar a los 9.000 millones de personas que habitarán el planeta en 2050. Para apoyar el lanzamiento de esta campaña se han organizado diferentes actos en ciudades de todo el mundo. Por ejemplo, en París se han reunido estudiantes y miembros de ONG partidarias de la campaña frente a la Torre Eiffel con camisetas reivindicativas y haciendo sonar sus silbatos.
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