John Carlin reivindica la figura del "contador de historias"
El periodista británico anima a los jóvenes a mantener la honestidad profesional en la inauguración del nuevo curso del máster de EL PAÍS / UAM
Hace miles de años, en las cavernas, había un tipo que contaba al resto de la tribu la última caza de mamuts. Su profesión, la de narrador de historias, y no otra, es la más antigua del mundo. Y no va a desaparecer, aunque cambien los formatos. Hoy, a esos narradores de historias los llamamos periodistas y, pese a algunas previsiones apocalípticas, van a seguir existiendo. Y cobrando por su trabajo.
El reportero inglés John Carlin, fogueado en media docena de corresponsalías por todo el mundo y doctorado en cientos de reportajes, ha dado ayer esta visión, optimista para lo que se estila, sobre el futuro de los medios de comunicación ante un auditorio compuesto sobre todo por periodistas, unos consagrados y otros en construcción. Ha sido en la ceremonia que ha clausurado el máster de periodismo que organizan EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid y que ha reunido a los alumnos de la 22ª promoción, que concluyeron el curso de 2008, y los de la 23ª, que comienzan el de 2009.
Carlin, conferenciante invitado al evento de este año, ha relatado cómo aterrizó de forma completamente casual en la profesión: se cruzó una chica guapa en el momento en que buscaba sólo una manera de ganarse la vida. Y cómo ese oficio, que al principio fue una necesidad, se convirtió en una pasión. El periodista inglés ha dado a los jóvenes que comienzan el mismo consejo que le dio su padre, "que no me lo creyese. Porque el día me lo crea, escribiré basura y me meteré a banquero". Y ha defendido la honestidad como la primera cualidad de la profesión, por encima de "la objetividad", un cuento "chino o americano", que denota la "arrogancia y estupidez" de quien la esgrime.
A la humildad también se ha referido la joven mexicana Verónica Calderón, que ha ejercido de representante de todos los alumnos en la ceremonia. Calderón ha asegurado que durante el máster había aprendido a identificar al peor enemigo del periodista: "la soberbia" y a su mejor aliado, "la inquietud". Y ha asegurado que el curso le ha enseñado que "el triunfo sabe mejor en equipo".
La ceremonia ha dejado reflexiones para la esperanza, a contracorriente del pesimismo por la crisis económica en general, y la de los medios en particular. El director de la escuela, Joaquín Estefanía, ha asegurado que la profesión tiene futuro si pensamos que "los periodistas pertenecen al mundo de la información, no de la imprenta" y que no han perdido su mayor atractivo: su capacidad de influencia en la comunidad. Estefanía ha alabado también a las nuevas generaciones de periodistas, frente a los prejuicios de algunos: "Tienen habilidades que no tenemos nosotros y pueden combatir la mentalidad de búnker de que todo lo nuevo es peligroso".
En la ceremonia ha intervenido también el presidente del grupo PRISA, Ignacio Polanco, quien se ha referido a palabras del ex director de The Washington Post, Ben Bradlee, en una reciente entrevista con EL PAÍS: "La gente presta atención a lo que se dice en los periódicos importantes, y si la opinión la da un periódico importante, la gente no confunde los hechos con las opiniones. Por eso es tan importante mantener la reputación". ¿Cómo mantenerla? Polanco cree que necesitaremos dos cosas: editores comprometidos y periodistas preparados.
Ángel Gabilondo, rector de la Universidad Autónoma de Madrid ha cerrado el acto con una llamada a la "rebeldía frente a la resignación y a la rendición, y menos en nombre de la realidad". Ha hecho suya una frase que vio un día en un grafitti callejero, "basta de hechos, queremos promesas", porque "estamos más necesitados que nunca de gente de palabra". Y ha prometido una "gran fiesta" celebrar el 25 aniversario de máster de periodismo. Será en 2011.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.