El abogado defensor de Fritzl recibe amenazas
"Cuesta entender mi postura, pero yo no pido comprensión hacia mi cliente", declara Rudolf Mayer
Rudolf Mayer, el abogado defensor de Josef Fritzl, que mantuvo cautiva durante 24 años a su hija, con la que tuvo siete hijos, ha recibido numerosas amenazas de ciudadanos de Austria y del extranjero por defender al sospechoso del caso más grave de incesto en Austria en tiempos modernos. "Cuesta entender mi postura, pero yo no pido comprensión hacia mi cliente", ha manifestado Mayer a la prensa local. Si se celebrara un referéndum para volver a introducir la pena de muerte, el 80% de la población la aprobaría, ha dicho el abogado ante el rechazo popular a Fritzl, en prisión preventiva en un centro penitenciario de Sankt Pölten, a 65 kilómetros al oeste de Viena.
"El sospechoso debe ser linchado y colgado, y el abogado defensor castigado", es uno de los correos electrónicos que ha recibido el letrado en los últimos días, tras descubrirse el espeluznante caso a finales de abril en la localidad de Amstetten.
Mayer ha contado que recibió una llamada de una periodista que iba en taxi y cuyo conductor le dijo que deberían gasear a toda Amstetten.
Entre los pocos correos positivos, Mayer ha citado el de un hombre que se mostraba sorprendido de que incluso los intelectuales de su círculo de amistades no supieran separar a un abogado de su cliente.
Sobre su defendido, ha indicado que su estado sigue siendo el mismo que en días anteriores y que había preguntado por su familia, pero que se ha resignado a aceptar su destino.
La Fiscalía del Estado prevé continuar el interrogatorio a Fritzl en los próximos días, después de que confesara a la policía haber mantenido cautiva en un sótano de su casa a su hija Elisabeth y haber tenido con ella siete hijos, de los que uno murió apenas nacer.
La policía espera terminar la investigación en el zulo de Amstetten la semana próxima, una vez hechas las pruebas de ADN y otras pesquisas en los recintos de unos 55 metros cuadrados construidos por el propio Fritzl en un sótano de la casa donde vivía con su esposa y tres de los hijos fruto de su incestuosa relación.
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