Premio a una labor de paz en medio de la guerra
Una misionera colombiana combate la violencia con libros en la conflictiva zona de San Vicente del Caguán
Cuando, en 1996, Reina Amparo Restrepo, una religiosa nacida en las montañas del centro de Colombia, llegó como misionera a San Vicente del Caguán, la violencia era el pan de cada día en esta población al sur del país, que sirvió de escenario para el último intento de negociación entre el Gobierno de Álvaro Uribe y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Los jóvenes y niños veían en las armas una opción de vida. Sus sueños se fundían con el ruido de las balas. ¿Cómo desarmar sus mentes y sus corazones? Fue el interrogante que se planteó la religiosa. "Para un mañana mejor, se debe desarmar al niño de hoy", fue la idea que se le vino a la cabeza. Y decidió entregarles un instrumento para soñar: libros. Muy pocos habían tenido la opción de tener uno en sus manos. Realizó entonces una jornada de desarme en las escuelas, consistente en cambiar juguetes bélicos por cuentos.
Con los libros que sobraron armó en el garaje de la casa de las Misioneras de la Consolata —congregación a la que pertenece— una biblioteca. Abría sus puertas dos horas a la semana, los sábados. El primer día sólo apareció un niño, pero poco a poco empezaron a llegar más y más.
Hoy, 10 años después, a Reina Amparo la llaman la Monja Voladora, porque el velo de su hábito blanco vuela con el viento cuando viaja de un lado a otro en su moto, atendiendo los 243 clubes de lectura que existen en barrios y aldeas en el área rural de este municipio de 30.000 habitantes. Es una tarea quijotesca que realiza mano a mano con Beatriz Loaiza, profesora de español.
Por este proyecto, que ha acercado en medio de un ambiente de conflicto permanente a más de 10.000 niños y jóvenes a los libros, las dos recibieron la semana pasada en Cali el Premio Nacional de Paz 2007. Lo compartieron con otro educador, Gustavo Moncayo, el profesor que ha recorrido a pie miles de kilómetros para pedir la libertad de su hijo Pablo Emilio, secuestrado hace 10 años por las FARC. El galardón lo otorgan desde hace nueve años varias entidades y medios de comunicación colombianos.
Según Reina Amparo, "el premio es el reconocimiento a un trabajo hecho por un pueblo utilizado y estigmatizado por la guerra". Y recuerda que los habitantes de San Vicente del Caguán, especialmente los más jóvenes, son acusados frecuentemente de guerrilleros.
Cada círculo cuenta con una biblioteca básica de 30 libros. Un local, la sala o la cocina de una casa pueden servir de sede.La cita para soñar es todos los sábados. Los miembros de estos grupos de lectura, de la mano de un guía, leen, cuentan, dramatizan, inventan y escriben cuentos y poemas.
Todos los niños son iguales, se titula el poema de una joven de 14 años. Uno de sus versos dice: "Unos comen papa, / otros coliflor, / algunos helados, / otros melón; / si sus gustos cambian, / su apetito no".
Estos escritos se han publicado en ocho cartillas y son utilizados en escuelas como material de lectura. "Yo les decía a mis alumnos: 'lean, lean...' Un día entendí que no lo hacían porque en sus casas no tienen ni un pedazo de papel de periódico para leer", cuenta una profesora.
¿Cómo se financia el proyecto? Con rifas y con donaciones, pero faltan muchos libros. Los pequeños lectores quieren nuevos cuentos para alimentar sus fantasías.
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