El Ayuntamiento de Barcelona pide disculpas y dice que el agua del grifo es buena
La oposición critica la alarma social que ha generado el informe de la agencia
La Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB), dependiente del Ayuntamiento barcelonés, ha asegurado hoy que el agua del grifo de la ciudad se puede beber "tranquilamente". El objetivo era lanzar un mensaje de tranquilidad. El lunes, el gerente de la agencia, Joan Guix, declaró que el 8% de los barceloneses, en su mayoría residentes en la zona sur de la ciudad, se abastecen con agua procedente del río Llobregat que, en ocasiones, supera los niveles máximos permitidos de trihalometanos, un agente químico que, consumido durante un plazo muy largo, puede llegar a tener efectos potencialmente cancerígenos.
Guix y la delegada de Salud del Ayuntamiento y presidenta de la ASPB, Isabel Ribas, han pedido "disculpas" por no transmitir bien "el mensaje". Y el mensaje es que el agua contiene trihalomentanos que se generan en el proceso de potabilización al añadir el cloro, pero que sus niveles están lejos de suponer un riesgo para la salud pública.
El nivel máximo permitido por la Unión Europea de trihalometanos es de 150 microgramos por litro y, de forma muy puntual, en 2006 ha llegado a los 156,6 microgramos en el agua del Llobregat. Guix aclaró que los valores de referencia de la UE con los que se mide la presencia permitida de estos agentes en el agua establecen un margen de seguridad muy amplio, es decir, que el valor límite podría ser diez veces superior al detectado en algunos puntos de la red de suministro.
La cloración
El problema se origina en el momento de la cloración y, según el gerente de Salud Pública, ya se están usando otras tipos de desinfectantes. Aguas de Barcelona confirmó ayer que utilizan otros compuestos en el proceso de potabilización, aunque también usan algo de cloro porque así lo obliga la normativa. Aguas de Barcelona emitió el lunes un comunicado explicando que el agua de la ciudad cuenta con garantía sanitaria y que las nuevas infraestructuras mejorarán sus características. La nueva desaladora de El Prat entrará en funcionamiento en 2009.
El agua centró el debate municipal. Los grupos de CiU y PP en el Ayuntamiento de Barcelona pidieron la dimisión del gerente de la Agencia de Salud Pública por la alarma generada tras la información sobre los supuestos riesgos que tendría el consumo de agua de la red pública. El concejal de CiU Joan Puigdollers lamentó que el equipo de gobierno no haya sabido interpretar de forma pedagógica los datos del informe de la agencia y crítico que "un buen informe haya sido mal interpretado". Para Alberto Fernández Díaz, presidente del grupo municipal popular, "no se puede anunciar que el agua que consumen los ciudadanos de Barcelona puede provocar cáncer y 24 horas después desmentirlo".
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