Ciudad de México, a un paso de la legalización del aborto
La Iglesia y la derecha intentan influir en la votación de la Asamblea de Representantes
La despenalización del aborto en Ciudad de México está a punto de convertirse en una realidad. Los partidos izquierdistas, que impulsan el derecho al aborto y que han criticado la intromisión de la Iglesia en este debate, forman mayoría en la Asamblea de Representes que votará hoy. La libertad que dará la ley a las mujeres para interrumpir un embarazo en las primeras 12 semanas de gestación ha levantado la indignación de los grupos derechistas más conservadores, que claman: "¡Los mexicanos no somos asesinos!", "será el inicio de la pesadilla más grande".
En México, un país donde más del 80% de su población se confiesa católico, la voz del papa Benedicto XVI tiene una fuerza especial, por eso causó revuelo su solidaridad con la Iglesia mexicana "ante el proyecto de ley del Distrito Federal [Ciudad de México] que amenaza la vida del niño por nacer".
Previamente ya se había encendido la mecha del conflicto cuando la Iglesia acusó a grupos feministas de impulsar "una carnicería cruel, espantosa e injusta", ya que considera que la legalización del aborto conlleva una "masacre" de niños no nacidos.
Las organizaciones que respaldan la nueva ley se suman en general a las consideraciones del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE): "Es impostergable despenalizarlo [el aborto]", dado que "en la mayoría de los casos, cuando una mujer decide interrumpir un embarazo, lo hace porque ese embarazo le afecta al proyecto de vida".
Ésta es una de las ideas que se abrió paso en la Asamblea de Representantes, cuyas comisiones de Administración y Procuración de Justicia, de Salud y Asistencia Social y de Equidad y Género dieron luz verde al proyecto. La despenalización avanzó con 15 votos a favor y cinco en contra. El proyecto pasó la prueba, pero deberá ser debatido y aprobado mañana en el pleno de la Asamblea, donde encontrará el obstáculo del Partido Acción Nacional (PAN) que rechaza el proyecto y que el sábado lanzó una campaña en la televisión y la radio contra el aborto. En el anuncio se observa a una mujer en un juzgado donde el condenado es el producto de la gestación que interfiere en su proyecto de vida.
La reforma sobre la interrupción de la gestación supone un cambio radical porque, a partir de que sea aprobada, aborto se considerará "la interrupción del embarazo después de la duodécima semana de gestación". Actualmente, la norma considera que "aborto es la muerte del producto de la concepción en cualquier momento del embarazo" y constituye un delito, salvo cuando el embarazo es producto de una violación, pone en riesgo de muerte a la futura madre o hay pruebas médicas contundentes de que el feto sufre malformaciones. Una mujer que aborta puede ser condenada a tres años de cárcel.
La oposición a la ley sobre el aborto va creciendo en la calle, pero tiene asegurada su aprobación en la Asamblea Legislativa, que es dominada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) con 34 de los 66 diputados. Salvo la de los 17 legisladores del PAN (que gobierna el país) y los cuatro del pequeño progubernamental Partido Nueva Alianza, no hay resistencia a la aprobación de la reforma.
El Episcopado Mexicano es el protagonista central del frente contra la despenalización del aborto y llevó su demanda al Gobierno panista, al señalar que "una obligación primaria del Estado consiste en velar y defender el derecho natural de todo ser humano a la vida y a la integridad física desde la concepción hasta la muerte... Ningún hombre o mujer, profese la religión católica o no, debe apoyar las propuestas sociales o políticas que favorezcan acciones contra la vida como el aborto o la eutanasia".
La ley, que con el apoyo del PRD tiene los votos suficientes para ser aprobada, tiene una réplica en el Senado, por lo cual existe una campaña nacional para frenar incluso su debate en la Cámara Alta. En este sentido, grupos conservadores como Provida, que encabeza el ultraderechista Jorge Serrano Limón, han criticado que el presidente mexicano, Felipe Calderón, no se haya pronunciado directa y firmemente en contra de la legalización el aborto.
Serrano Limón declaró que la despenalización "será el inicio de la pesadilla más grande". Por eso, convocó a los médicos y directivos de los hospitales, a que, en un acto de desobediencia civil, se nieguen a atender a mujeres que pretendan abortar en el Distrito Federal.
La prácticamente desconocida agrupación de Sembradores de la Palabra de Dios público un comunicado en el que señaló: "¡Los mexicanos no somos asesinos! ¿Cuál sería la decisión de Cristo si le preguntarán sobre el aborto? Su respuesta sería: ¡no al aborto!... Alto a la iniciativa criminal".
Más allá del debate del momento, un sondeo realizado por GIRE entre 100 mujeres atendidas por complicaciones de legrado inducido en el Hospital General de México (público) reveló que un 34% tomó la decisión por razones económicas, un 24% no había pensado en los motivos, un 16% lo hizo pensando en dar mejor educación a sus hijos, un 12% por problemas conyugales, un 9% por problemas familiares y sólo un 5% por problemas de salud.
Según el diario La Jornada, la práctica del aborto clandestino en México genera problemas, principalmente de alta mortandad en las mujeres y deja "millonarias ganancias para quienes se dedican a realizar este tipo de trabajos, que alcanzan los 100 millones de dólares anuales", según datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas. Las cifras sobre el tema varían: el Consejo Nacional de Población revela que en México se producen al año 102.000 abortos, la mayoría de ellos clandestinos.
Pero un estudio realizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 2005 descubrió que el número de abortos en el país era cercano al millón, lo que representaría un 30% de los embarazos totales en un año.
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