La cría de beluga de Valencia tiene "reducidas posibilidades" de sobrevivir
Tiene pocas defensas y necesita más nutrientes porque su madre no le da de mamar
Los cuidadores de la cría de beluga nacida el 2 de noviembre en el Oceanográfico de Valencia temen que no logre sobrevivir. El primer ejemplar de esta especie que viene al mundo en cautividad en toda Europa presenta pronóstico reservado porque no tiene defensas ni nutrientes suficientes. La causa es que su madre no le da de mamar, por lo que tiene "reducidas probabilidades de supervivencia".
El director de biología del Oceanográfico, Pablo Areitio, y el jefe de veterinaria, Daniel García, han informado del estado de salud de la joven beluga y de su evolución en estas primeras dos semanas de vida en las que el equipo responsable está realizando "todo lo posible para conseguir su supervivencia". La cría, un macho que mide 1,60 metros y pesa cerca de 65 kilos, presentó desde el momento de su nacimiento una "natación errática" y un "exceso de flotabilidad" que preocupó a los veterinarios.
La juventud de la madre, Yulka, que es el ejemplar de esta especie más joven que ha dado a luz en cautividad en todo el mundo, unido a la excesiva prolongación del parto, que llegó a las ocho horas, son los principales factores que los expertos apuntan como causa del mal estado de salud de la cría. Todo ello se une a la alta mortalidad natural de la especie en los primeros meses de vida, que alcanza el 58%, por lo que se mostraron "conservadores" a la hora de hablar de la supervivencia de la cría.
La inexperiencia de Yulka provocó que no colaborara en la alimentación de la cría así que, desde el tercer día de vida, sus cuidadores comenzaron a extraer leche de la madre mediante ordeño y a administrársela directamente a la cría. Sin embargo, la madre dejó de producir leche y han tenido que sustituirla por una fórmula artificial de leche complementada con suero sanguíneo de Yulka para proporcionarle los niveles de defensa adecuados que permitan desarrollar su sistema inmune. Después de dos días de tratamiento y de realizar un seguimiento de la sangre de la beluga, se decidió incluir en el tratamiento una terapia antibiótica y antifúngica para evitar el desarrollo de cualquier enfermedad, aunque el jefe de veterinaria advierte de que el tratamiento no es infalible.
A pesar de todas las dificultades, la cría está ganando peso "poco a poco" y está mejorando su natación gracias al control diario al que está sometida y a los suplementos vitamínicos que se le suministran junto a la leche artificial. Según Daniel García, la beluga debería ingerir cinco litros de fórmula alimentaria al día en ocho tomas que se realizan cada tres horas, lo que ha obligado a los responsables del Oceanográfico a contar con personal suplementario incorporado "exclusivamente para la alimentación, cuidado y observación de la cría". Las escasas experiencias de nacimientos de esta especie en cautividad en todo el mundo, donde sólo se tiene constancia de entre 20 ó 30 casos, están generando incertidumbre entre los encargados de la cría.
En ese sentido, Areitio ha asegurado que se ha consultado a especialistas de todo el mundo, aunque sus consejos son variados y mientras algunos se muestran preocupados por la escasa movilidad de la cría, otros la consideran "normal". Sin embargo, los responsables consultados de acuarios de todo el mundo, como el de Vancouver, Connecticut y Nueva York, entre otros, advirtieron de la "enorme dificultad de sacar adelante animales en esta situación". El director de biología del Oceanográfico ha añadido que sólo se conocen "dos o tres casos" como el de la cría de Yulka de los que "tan sólo uno consiguió sobrevivir, porque después de un tiempo volvió a mamar". A la espera de la evolución de la beluga, que continúa sin nombre porque los cuidadores consideran "prematuro" bautizarla, la cría y su madre permanecen en una piscina médica separadas del padre, Kairo.
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