El Supremo británico confirma la ley que permite a las menores abortar sin el conocimiento paterno
El litigio lo planteó una madre que abortó en su juventud y cuya hija está embarazada a los 16 años
Susan Axon, una británica de 51 años, divorciada y con cinco hijos, se sometió cuando era joven a un aborto que todavía le duele. Veinte años después, una hija suya menor de edad se quedó embarazada. En Reino Unido, la ley permite a chicas de menos de 16 años practicarse, de forma confidencial, un aborto. Pero la madre no quería que su hija interrumpiera su embarazo sin su conocimiento y por esta razón planteó un litigio. Hoy, el Tribunal Superior de de Inglaterra y Gales le ha dicho a Sue que no tiene razón. Para el alto tribunal, el derecho a la confidencialidad de las adolescentes prima sobre los derechos de los padres no ya a autorizar el aborto, sino tan sólo a conocerlo.
Esta decisión tendría relevancia en cualquier país, cuanto más en el Reino Unido, donde se produce el mayor número de embarazos no deseados entre adolescentes de toda Europa. En 2004, se efectuaron en el Reino Unido 185.000 interrupciones voluntarias del embarazo, de los que casi 3.760 correspondieron a menores de 16 años, según los datos oficiales. Hoy, el Tribunal Superior de Inglaterra y Gales (equivalente al Tribunal Supremo de España para estos terroritorios británicos) ha sentenciado en Londres que las chicas menores de 16 años podrán someterse a un aborto sin el consentimiento ni el conocimiento de sus padres.
El juez Stephen Silber ha emitido este dictamen en respuesta al pleito planteado por Susan Axon, madre de dos niñas, una de ellas encinta a los 16 años. Axon planteó en noviembre ante este tribunal un litigio que cuestionaba la ley actualmente en vigor, que permite a chicas menores de 16 años pedir, de forma confidencial, asesoramiento en materia de aborto y salud sexual. La madre explicó ante el magistrado que, hace 20 años, se realizó un aborto que le hizo sentir "culpa, vergüenza y depresión durante muchos años" y del que se arrepiente "hasta el día de hoy". Sin embargo, el juez consideró que ningún padre tiene derecho a saber si su hija menor quiere abortar, a no ser que sea ella misma quien se lo diga. El magistrado adujo que forzar a una chica a revelar su situación "puede llevarla a tomar una decisión que lamente más tarde o incluso a buscar la asistencia" de un centro abortista "no oficial".
Permiso para tomar paracetamol
El abogado de Axon ha expresado su malestar y ha precisado que su cliente no pedía en ningún caso que los doctores no realicen abortos sin el consentimiento de los padres, sino sólo que se reconozca su derecho a ser advertidos de la situación. Axon cree que no hacerlo infringe los derechos recogidos la Convención Europea de Derechos Humanos. Al conocer el veredicto, Axon se ha declarado "decepcionada", aunque ha añadido que no tiene intención de recurrir. La mujer ha explicado que libró su batalla legal después de "haber soportado" durante toda su vida "el trauma del aborto". "Quería garantizar que los médicos no practican un aborto a una de mis hijas sin informarme a mí primero", ha indicado Susan, para añadir que considera una pequeña victoria que el juez reconociera que las menores tienen que entender las "graves consecuencias médicas y psicológicas que puede entrañar un aborto".
"Si mi hija necesita paracetamol en la escuela tengo que dar permiso, pero el Ministerio de Sanidad ha presentado unas normas según las cuales los padres no necesitan saber si abortan", ha dicho indignada. "Sanidad parece asumir que todos los padres de Gran Bretaña son malos padres y que no apoyarán a sus hijos si se meten en problemas", ha protestado Axon. Asimismo, ha opinado que "existen pruebas de que la confidencialidad médica fomenta la actividad sexual entre los jóvenes". Para esta madre, "las estrategias del Gobierno están dañando a los niños".
Desde el Gobierno británico, la secretaria de Estado de Sanidad Pública (ministra), Caroline Flint, ha manifestado que la decisión judicial confirma que la normativa que cuestionaba la madre "obedece a la ley", si bien ha admitido que "éste es un asunto muy complicado". La directora de la Asociación de Planificación Familiar del Reino Unido (FPA, en sus siglas en inglés), Anne Weyman, también ha aplaudido el dictamen del juez. En opinión de Weyman, el hecho de que las niñas informen a sus padres del deseo de abortar conduciría a un "desastre", ya que ese comportamiento desalentaría a las mujeres jóvenes a acudir a las pertinentes oficinas de asesoramiento.
El caso de Melissa Smit
La cruzada judicial de Sue se inició tras conocerse el caso de Melissa Smit, una niña de 14 años cuya escuela arregló el procedimiento necesario para que abortara. La joven tomó una de las dos píldoras abortivas sin que su madre lo supiera y después se arrepintió de su decisión, pero ya fue demasiado tarde.
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