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Malos tratos y una trágica muerte con solo 24 años: la triste historia de Tammi Terrell, la voz de ‘Ain’t No Mountain High Enough’

Su compañero de escenarios Marvin Gaye nunca se recuperó del todo de su prematura muerte. Para muchos es tan solo la chica que canta en esa canción tan bonita que sale en anuncios y en los momentos felices de las películas. Pero después de todo lo que consiguió, se merece un reconocimiento justo.

Tammi Terrell y Marvin Gaye en 1967.
Tammi Terrell y Marvin Gaye en 1967.Getty

Tuvo una de las mejores voces que pasaron por la Motown, un estilo impecable en el escenario, un carisma irresistible y una determinación única. Vendió discos como rosquillas, pero Tammi Terrell no ha pasado a la historia como una gran diva del soul. Su figura se ha mantenido en un discreto segundo plano pese a que su vida es carne de biopic de los que revientan las taquillas. Una protagonista que saca fuerzas de la desgracia para seguir adelante, un éxito que esconde una vida personal desastrosa y una de las mejores canciones de la historia en su banda sonora: Tammi Terrell Marvin Gaye. No hace falta más.

La artista nació en Filadelfia en 1949, hija de una actriz y un barbero que estaban convencidos de que iban a tener un niño que se llamaría como su padre, Thomas. Al descubrir que la moneda había caído de la otra cara, aprovecharon la base de la idea y bautizaron a la criatura como Thomasina Winifred Montgomery, alias Tammi.

Su infancia fue relativamente feliz, exceptuando detalles como la depresión clínica de su madre, que pasaba largos periodos en sanatorios recibiendo tratamientos, o sus propios dolores de cabeza. Pero desde muy pequeña demostró tener dotes musicales –piano que veía, piano que tocaba– y el objetivo de convertirse en una estrella, lo que la ayudaba a mantenerse contenta.

El primer revés llegó a los 11 años, cuando tres chicos mayores que ella la violaron al volver a casa. Según los testimonios de su hermana Ludie y otras personas cercanas a la artista recogidos en el minidocumental de TV One Unsung (2011), Tammi salió del shock más rebelde y más determinada aún a triunfar. Empezó a presentarse a concursos de talentos y a actuar en locales de su ciudad hasta que, en 1960, el cantante y compositor Luther Dixon la vio en uno de los espectáculos y se la llevó al sello Scepter. Con solo 15 años ya tenía su primer sencillo, If You See Bill (aún con el nombre Tammi Montgomery).

Siguió estudiando y saliendo de gira los fines de semana y en vacaciones. A partir de 1962 como vocalista del histórico grupo The Red Caps (llevaba en activo desde los años treinta, con constantes renovaciones de sus miembros). Todo parecía ir bien hasta que conoció a James Brown, el segundo gran drama que le tenía preparado la vida. El popular artista la fichó para su sello Try Me, donde grabó su primer éxito I Cried, y se hicieron pareja.

Tammi Terrell, en un retrato tomado en Nueva York en 1966.
Tammi Terrell, en un retrato tomado en Nueva York en 1966.Getty

Pero el impulso de su carrera y la decadencia de su relación con James Brown fueron a la par. Los golpes de él eran cada vez más frecuentes (el maltrato que sufría Terrell era vox populi) y finalmente, ella puso fin a la relación en 1963 después de una de las palizas. Se tomó un descanso del mundo de la música y se inscribió en la Universidad de Pennsylvania para estudiar Matemáticas, Psicología y Francés, entre otras cosas.

Estuvo alejada de la industria hasta 1965, cuando el crooner Jerry Butler la invitó a unirse a su show. Aceptó porque según la agenda de actuaciones podía seguir estudiando pero, ese mismo año, el fundador de la Motown Berry Gordy la vio cantar en el mítico 20 Grand de Detroit y automáticamente sacó la pluma para que firmase un contrato con la discográfica.

Los años de amor en las canciones y golpes en casa

Tammi estampó su firma en los papeles de la Motown el día de su vigésimo cumpleaños. Gordy la rebautizó como Terrell, porque su apellido original le parecía demasiado largo y poco seductor. Su primer single fue I Can’t Believe You Love Me, que entró directo en el Top 40 de la lista Billboard. Asimismo, empezó a moverse dentro del círculo de la discográfica y se hizo colega de los miembros de The Temptations. Especialmente de su cantante principal David Ruffin, de quien se enamoró locamente.

Pero resultó que aquel amor fue otro desastre monumental, en el que ella se llevó la peor parte de nuevo. Aunque él le pidió matrimonio con el anillo de compromiso correspondiente, resultó que él ya tenía esposa e hijos viviendo en Detroit, además de otros amoríos repartidos por diversas ciudades. Evidentemente, aquello no podía ir muy bien pero, aun sin boda, la relación continuó. Las peleas entre ellos eran constantes, golpes incluidos. De nuevo.

La parte positiva de esa etapa llegó de la mano de Marvin Gaye, quien necesitaba una compañera para un disco de duetos. Era 1967 y su primer single fue Ain’t No Mountain High Enough. Escrita por Vallery Simpson y Nick Ashford, en un principio iba a ser para Dusty Springfield, pero por suerte para ellos acabó siendo suya.

La química entre ellos era innegable. Impecables en sus actuaciones, con un estilo que iba más allá de la ropa y con una complicidad que hacía que aquellas letras pareciesen su propia historia de amor. Sin embargo, su relación nunca fue sentimental y puede que por eso nunca se torciese. Gaye estaba casado con Anna Gordy (sí, la hermana de Berry) y Terrell seguía enamorada de David Ruffin. Tenía un novio perfecto en el escenario y un desgraciado en la vida real.

Los éxitos con Marvin Gaye iban en cadena y el disco United (1967) triunfó. Pero, de nuevo, el destino se la tenía guardada. Había conseguido un poco de tranquilidad al romper finalmente con Ruffin, pero los dolores de cabeza que llevaba arrastrando desde la infancia se hicieron más frecuentes e intensos. Dos meses después del lanzamiento del álbum, mientras estaban cantando Your Precious Love en un concierto en Virginia, Terrel se desmayó en los brazos de su compañero.

Marvin Gaye canceló la gira y ella volvió a Filadelfia a hacerse pruebas. Fue cuando le detectaron un tumor cerebral con malas perspectivas y enseguida la metieron en el quirófano. Pese a las predicciones y después de una operación de seis horas, pareció recuperarse y al medio año volvió a la Motown para grabar de nuevo con su compañero. Sacaron el álbum You Are All I Need en 1968, con temas que se convirtieron en clásicos como You Are All I Need To Get By.

La intervención no había conseguido extirpar el tumor del todo y volvió a reproducirse. Fue la entrada en una constante rueda de operaciones y temporadas de mejoría durante las que aprovechaba para seguir trabajando (Berry Gordy se encargó de que le llegase el dinero para las facturas del hospital). Además, se enamoró por última vez, en este caso con mejor suerte: era un médico del hospital, Ernest Garret, con quien llegó a prometerse.

En 1969 grabó su disco en solitario Irresistible y el último con Marvin Gaye, Easy. La rumorología contaba que Terrell no estaba lo suficientemente fuerte como para trabajar –ya iba en silla de ruedas– y que algunos temas se habían grabado con la voz de Vallery Simpson. Años más tarde, Gaye aclaró en una biografía que Simpson había cantado en alguna ocasión para hacer pruebas, pero que la voz de las grabaciones era la de Terrell.

Su salud fue rápidamente en decadencia. Consiguió cantar por última vez ese mismo año, ya muy deteriorada, cuando Marvin Gaye la vio entre el público del teatro Apollo en Nueva York en uno de sus conciertos. Se acercó a ella con un micrófono y cantaron You’re All I Need To Get By ante un público conmocionado que le dedicó una ovación. Al poco tiempo, tras casi una docena de operaciones, entró en coma y murió el 16 de marzo de 1970. No llegó a cumplir los 25 años.

Más de 3.000 fans se agolparon alrededor de la iglesia de Filadelfia en la que se ofició el funeral. La madre de Terrel vetó la entrada a los miembros de la Motown, argumentando que no la habían protegido lo suficiente de Ruffin. Al único que le dio permiso fue a Marvin Gaye, que estaba devastado. Después de la desaparición de su compañera, se metió en una espiral de drogas y depresión, de la que nunca llegó a salir del todo.

En 1971 lanzó uno de sus discos más emblemáticos, What’s Going On, en el que plasmó parte de sus sentimientos al respecto de Terrel. Su vida tampoco fue un campo de rosas a partir de ese momento: divorcio traumático con juicio de por medio, problemas con el fisco, cocaína y estupefacientes a discreción y reyertas familiares intensas. Murió en 1984 a manos de su padre, que le pegó dos tiros con una pistola que le había dado su propio hijo meses antes.

Aunque Ain’t No Mountain High Enough ha pasado a la posteridad como ‘el tema’ del dúo, fue Diana Ross quien lo llevó al número uno cuando empezó su carrera en solitario cuatro meses después del fallecimiento de Terrell. Uno de los factores que la eclipsaron, aunque no el único: misteriosamente no existen muchos vídeos de actuaciones de la cantante ni materiales rescatables como ocurre con otras divas. Así que su imagen se ha ido desdibujando hasta convertirse para mucha gente en la chica que canta en esa canción tan bonita que sale en anuncios y en los momentos felices de las películas. Pero después de todo lo que consiguió, se merece un reconocimiento justo.

Tammy Terrell, durante una actuación en Michigan en 1967.
Tammy Terrell, durante una actuación en Michigan en 1967.Getty

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