Molly Manning Walker: “Es muy triste cómo intentamos quitarnos de encima la virginidad”
En ‘How To Have Sex’ esta joven directora londinense premiada en Cannes reflexiona sobre la falta de conversación sobre el consentimiento
En su corto, Good Thanks, You? (2020), Molly Manning Walker (Londres, 30 años) exponía cómo las autoridades retraumatizaban a las víctimas que denunciaban un abuso sexual. Después de años como cinematógrafa (de fotografiar el videoclip Sundress, de A$AP Rocky a su último trabajo en el reciente estreno Scrapper, dirigido por su amiga y compañera de generación Charlotte Regan) saltó a la dirección para exorcizar su propio dolor. A los 16 años ella misma fue víctima de una agresión sexual y la forma en la que la trataron al denunciarlo prolongó su dolor. “Dirigir aquel corto fue la manera más cara de hacerme terapia”, contaba en su primer paso por el Festival de Cannes. Tres años después, el pasado mayo volvió al certamen francés a presentar su ópera prima, How To Have Sex, donde se alzó con el premio en la sección Una cierta mirada.
En esta película, que el 15 de marzo llegará a las salas españolas, Walker sigue profundizando en el abuso, pero yéndose al principio del problema, a esa falta de educación sexual entre los jóvenes que impacta directamente sobre el concepto básico de consentimiento. “La película gira alrededor del rito de la madurez, pero se centra en cómo aprendemos a tener sexo a través de la presión de las amistades, la masculinidad tóxica y las expectativas sociales”, explica. How To Have Sex sigue a tres amigas que se van de viaje a Malia (Grecia) al final de curso. Solo una de ellas, Tara, carga aún con la etiqueta de ser virgen y el intento de desprenderse de ese peso a toda costa es el hilo narrativo. Malia es uno de esos destinos de desenfreno que la directora capta con naturalidad excitada, desquiciante, poca ropa, mucho alcohol y neones. Ella no fue allí en su juventud, pero sí pasó más de un verano en Magaluf, de donde sacó muchas de las que ideas que ha plasmado en pantalla. Felaciones sobre un escenario delante de cientos de personas, día y noche alcoholizados, hipersexualización… Y poca conversación real sobre lo que estaban viviendo porque nada podía estropear las mejores vacaciones de sus vidas. La directora cuenta que, tras una lesión, cambió su obsesión infantil hacia el fútbol por el alcohol y la fiesta en su adolescencia. Y, después, de un día para otro, redirigió toda esa energía adictiva al cine. Tras el premio en Cannes, la prensa británica la ha alzado como voz al frente de una nueva generación de cineastas mujeres con ganas de cambiar y actualizar una conversación que siempre caía del mismo lado.
Empecemos por el título, ¿por qué decidió que fuera así?
Muy sencillo, si lo dijeras en negativo, Cómo no tener sexo, entenderías rápido qué iba a pasar. Además, estas chicas piensan todo el rato en cómo tener sexo y creo que es lo más triste de todo.
La ansiedad y prisa por perder la virginidad.
Es algo muy triste. Es muy loco como concepto, solo intentamos quitárnosla de encima. Hay tanto tabú alrededor del placer femenino, sobre el buen sexo para las mujeres. La tendencia es “hazlo y listo, no hablemos de ello”. Pero deberíamos hablar de ello, sobre cómo nos sentimos, cómo debería suceder. La mayoría de las mujeres que conozco han experimentado algún tipo de abuso sexual y tenemos que hablar sobre eso. Hice esta película con la esperanza de que el mundo cambie, de que se abra una nueva conversación sobre el consentimiento. Ojalá empecemos a hablar más de experiencias sexuales positivas.
La película está basada en su propia experiencia, ¿por qué usó esas vacaciones en concreto como punto de partida?
En uno de esos viajes fue cuando empecé a reflexionar sobre todo lo que estaba mal en nuestra forma de entender el sexo, en esto que hablábamos antes sobre la presión de quitarse de encima la virginidad sin hablar de placer sexual femenino, del buen sexo para la mujer. Yo estuve en uno de esos clubs donde el sexo está presente de una forma muy agresiva y muy negativa, viví esa presión que siente Tara. Todo sale de experiencias reales que me han contado o he vivido. Además, de los 16 a los 18 años es un periodo clave, es ese momento en el que te piden que decidas quién eres, aún eres virgen, estás haciendo tus exámenes, tu grupo de amigos se dividirá, cambiará… Es el final de una era. Somos una olla a presión muy vulnerable.
¿Cree que después del MeToo leemos de otra forma lo que hemos hecho o sufrido en el pasado?
No lo sé, creo que ahora se cuestionan antes y más rápido lo que pasa. Como le ocurre al personaje de Tara. Y me interesa mucho el personaje de Skye, ella tampoco ha tenido buenas experiencias sexuales en el pasado, pero se ha convencido de que fueron buenas. Hay muchas jóvenes como ella, que esconden inseguridad mientras empujan al resto de chicas en esa misma dirección.
Faltan herramientas y conversación para entender el consentimiento.
No es blanco o negro. Si dos personas están manteniendo relaciones, pero una se da cuenta de que no se lo está pasando bien y quiere parar, como seres humanos decentes se para y no hay problemas. Deberías entender los sentimientos de los otros. Esa es la conversación que deberíamos tener. En la película no quería poner demasiadas drogas, ni ponemos de villanos a los hombres… Pero espero que entiendan mejor a las mujeres después de verla.
La relación más sana que plantea en el filme es la que mantienen dos mujeres.
Era importante para mí, porque creo que es lo que ha cambiado recientemente. Esta nueva generación ha aceptado y ve normal esta dimensión. Y para ser sincera, yo no supe realmente cómo practicar sexo hasta que no tuve relaciones gais.
También decidió no recrearse en los momentos violentos.
Ver escenas de violaciones es innecesario e incómodo para las mujeres que lo hemos experimentado, no necesitamos retraumatizarnos, por eso lo muestro todo a través de la cara de Tara.
¿Qué opina de que la presencia de los coordinadores de intimidad se esté generalizando?
No puedo creer que no existiera antes, ni que aún se nieguen a veces a incluirla. Tener un rodaje seguro era la prioridad absoluta en mi película, conozco a muchas actrices que lo han pasado muy mal y han salido traumatizadas de un set.
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