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Monica Bellucci y la «irreversible» revisión de la violación más cruda de la historia del cine

La película de Gaspar Noé pasa por un nuevo montaje pero la agresión sexual que incluye (y la relación entre los protagonistas del film) sigue siendo objeto de debate.

Vincent Cassel, Gaspar Noé y Monica Bellucci en el 76 Festival de Venecia.
Vincent Cassel, Gaspar Noé y Monica Bellucci en el 76 Festival de Venecia.NurPhoto (NurPhoto via Getty Images)
Raquel Peláez

Cuando Monica Bellucci y Vicent Cassel eran los Brangelina de Francia (y la pareja más sexy del mundo), ambos se involucraron juntos en Irreversible, una película que causó una auténtica conmoción la primera vez que fue proyectada en el festival de Cannes de 2002. El filme, contado en orden cronológico inverso, narra la búsqueda que emprenden dos hombres, Marcus (Vincent Cassel) y Pierre (Albert Dupontel), para vengar la brutal agresión perpetrada contra Alex (Monica Belluci), novia de Marcus y exnovia de Pierre. Se convirtió en una obra de culto por su original planteamiento temporal pero sobre todo porque incluye una brutal escena de violación al personaje encarnado por Bellucci.

El pasado fin de semana Irreversible se volvió a estrenar, esta vez en el Festival de Venecia, montada en orden cronológico convencional. A esta nueva premier asistieron Bellucci y Cassel, que ya no son pareja. A juzgar por los gestos durante la presentación, ni siquiera son amigos.

Vicent Cassel acudió al festival de Venecia con su nueva esposa, la modelo Tina Kunakey, de 22 años, y con la que acaba de tener una niña. La actriz italiana fue sola pero habló de las dos hijas que comparte con el actor. Ellas son las que, según ha dicho, le han hecho que se replantee, tantos años después, su participación en la cinta dirigida por Gaspar Noé: “No creo que lo volviese a hacer. Tengo que pensar en cómo esto les afectaría a ellas”.

¿Cómo se ha ganado la violación de Irreversible su terrible reputación? Primero, por su duración: filmada en plano fijo se extiende durante nueve minutos. Además de ser increíblemente gráfica, muestra el miembro erecto del asaltante (que se añadió en postproducción) y finaliza con una brutal paliza a Alex, cuya cabeza es golpeada una y otra vez contra el suelo. El violador, casualmente, es un homosexual que frecuenta un local llamado Rectum. Segundo: 250 personas abandonaron la sala de proyección el día de su estreno por no poder soportar la violencia que mostraba. Una gran mayoría de analistas (entre ellos el reputado crítico de El País, Ángel Fernández-Santos) encontró la violencia retratada innecesaria e inmoral, lo que generó una enorme curiosidad en torno a esta obra. Y tercero: el que entonces era el crítico de cine más importante del mundo, Roger Ebert, dio, sin embargo, su bendición al filme. Él fue quien dijo que el orden cronológico de la película era un hallazgo y que un montaje diferente alteraría radicalmente su significado. Para él, el hecho de que las agresiones violentas se produzcan al principio de la película y luego toda la trama se desarrolle en un flashback es lo que hace que la película no pudiese ser catalogada como pornográfica. Él es, en cierta manera, el culpable de que la película se haya vuelto a poner de actualidad casi 20 años después.

Cassel, Bellucci y Noé, en el estreno de la película en Londres en 2002.
Cassel, Bellucci y Noé, en el estreno de la película en Londres en 2002.Scott Barbour������������������

Cuando Irreversible se estrenó, su director, el argentino Gaspar Noé, se defendió de las críticas más feroces esgrimiendo un argumento respetable: “La gente se ha vuelto loca acusándome de misoginia y homofobia y eso es una estupidez. Que tengas personajes que reflejen aspectos del ser humano no significa que estés de acuerdo con ellos». Paul Schrader dijo a propósito de Taxi Driver: “Solo porque haga un retrato de un criminal no soy uno”. Es decir: las películas representan ficciones y lo que ocurre en ellas no es real. Sin embargo, los hechos imaginarios que acontecen en la ficción se juzgan con el sistema de valores del mundo real.

La interpretación que en su día se hizo de la violación de Monica Bellucci nos permite ver cuál era el sistema de valores con respecto a las agresiones sexuales en 2002.

Robert Ebert dijo que precisamente el orden del montaje de la película y el hecho de que supiésemos de antemano que la protagonista iba a ser violada conseguía que las escenas en las que ella baila en una fiesta con un vestido sugerente se viesen «como un riesgo que no debe ser tomado. En lugar de hacerla parecer sexy y atractiva, la hacen parecer vulnerable y en peligro. Aunque es cierto que una mujer tiene que vestir como le dé la gana, no siempre es inteligente». Además, el crítico encontró que el personaje encarnado por Bellucci era especialmente interesante y loable por la resistencia que oponía a ser agredida: “Desde el primer momento vemos que Alex no es solo un objeto sexual o una compañera romántica, sino una mujer muy fuerte que pelea con su violador hasta el último segundo. Que usa cada herramienta o táctica de la que dispone para intentar pararle. Que pierde pero no se rinde. Esto hace su dulzura y calidez mucho más obvia. Esta mujer no es solo un ser humano muy sensual, como suelen ser las mujeres en las películas, sino una luchadora con un fiero instinto de supervivencia”. Es decir: el personaje es respetable porque pelea con su violador, incluso cuando al oponer resistencia está arriesgando su propia vida.

El crítico del New York Times, Elvis Mitchell, sin embargo, encontró un defecto de forma imperdonable en la construcción de la escena de la violación: “Alex escapa de una pelea entre su novio y el amigo de este y se mete en un oscuro pasadizo subterráneo en París. Un error fatal tiene lugar aquí. Alex lleva un vestido tan fino que es más una membrana que una pieza de ropa. Ninguna mujer sería tan imprudente de meterse en una zona tan tenebrosa que casi se puede escuchar el aleteo de los murciélagos. Las mujeres por lo general son mucho más conscientes del potencial peligro que hay en las calles que los hombres. Es en este punto en el que Irreversible es una película irresponsable. El Señor Noé, de forma subrepticia, está diciendo que ella está provocando que la violen”.
Es decir: una mujer que viste ligera y se mete en lugares oscuros es responsable en cierta medida de su propia violación.

El crítico de The Guardian, Peter Bradshaw, por el contrario, vio claramente que se trataba de un filme en el que el punto de vista femenino y su experiencia no eran en absolutos tenidos en cuenta y que, a veces, la ficción se toca peligrosamente con lo real. “Lo único que le interesa es la ira masculina. El Noé director tiene una vena macho inconfundible en todo lo que ofrece. Parece estar diciendo: “¿Quién es el jefe aquí? ¿Eh? ¿Quién es el director?”. A Marcus y Pierre, los dos protagonistas masculinos, un policía local les dice que frente a la violación de Alex no se puede hacer nada, que la venganza es un derecho humano y que lo que pueden hacer es intentar encontrar al culpable. La película nos presenta un mundo en el que las injusticias las arreglan jóvenes con la cabeza rapada. No hay que ser ningún genio para comprender qué tipo de ideología fomenta eso”.

Todas estas afirmaciones pasaron sin pena ni gloria a principios de la década de los dos mil. En 2019 y tras el debate público que han generado juicios como el de La Manada, en el que se han escuchado argumentos similares en contra y en favor de la víctima de una violación colectiva y en el que el propio concepto «violación» ha estado bajo escrutino, cobran un nuevo sentido.

Vincent Cassel, Gaspar Noé y Monica Bellucci en la 76ª edición del Festival de Venecia.
Vincent Cassel, Gaspar Noé y Monica Bellucci en la 76ª edición del Festival de Venecia.Mondadori Portfolio (Mondadori Portfolio via Getty Im)

Que en una película violen a una mujer no es nada extraordinario. En la historia del cine este tipo de agresiones han servido como anclas, metáforas, símbolos, artefactos argumentales o catalizadores de la narrativa. La escena de la violación de Irreversible se ha catalogado frecuentemente como una de las más desagradables de la historia del cine, pero no hay pocas donde elegir. Hay escenas de esta clase en La culpa ajena de D.W. Griffith, en El último tango en París de Bernardo Bertolucci, en Kika y en Hable con ella de Pedro Almodóvar, en Ana y los lobos de Carlos Saura, en Basket Case de Frank Henelotte, en Mouchette y en Au Hazard Balthazar de Robert Bresson, en Blue Velvet y Carretera perdida de David Lynch, en Boys Don’t Cry de Kimberly Peirce, en Braveheart de Mel Gibson, en A Serbian Film de Srdjan Spasojevic, en La naranja mecánica de Stanley Kubrick, en Cry of a Prostitute de Andrea Bianchi, en Diario de una ninfómana de Christian Molina, en Dogville y Nymphomaniac de Lars Von Trier, en Ai no korida de Nagisa Oshima, en El juego del ahorcado de Manuel Gómez Pereira, en Natural Born Killers de Oliver Stone, en No tengas miedo de Montxo Armendáriz, en Henry retrato de un asesino de John McNaughton, en Calígula de Tinto Brass, Bob Guccione y Giancarlo Lui, en 12 años de esclavitud de Steve McQueen, en La lista de Schindler de Steven Spielberg, en La ciociara de Vittorio de Sica, en Paria de Dee Res, en The acused de Jonathan Kaplan, en Holocausto caníbal de Ruggero Deodato, en Kids de Larry Clark, en Monster de Patty Jenkins, en La semilla del diablo y Repulsión de Roman Polanski, en Old Boy de Spike Lee, en El jinete pálido de Clint Eastwood, en Precious de Lee Daniels, en Rashomon de Akira Kurosawa, en Perros de paja de Sam Pekinpah, en Saló de Pier Paolo Pasolini, en El Cartero siempre llama dos veces de Bob Rafelson, en El Cuervo de Álex Proyas, en La hija del general de Simon West, en El Renacido de Alejandro González Iñárritu, en Sed de mal de Orson Welles, en Elle de Paul Verhoeven, en Ms. 45 de Abel Ferrara o en Las colinas tienen ojos de Alexandre Aja.

Pero el reestreno y nuevo montaje de Irreversible llega en un momento en el que el público y la crítica tienen una nueva sensibilidad con respecto a la violencia ejercida sobre las mujeres tanto dentro como fuera de la pantalla. No en vano, la presidenta del jurado del Festival de Venecia, Lucrecia Martel, dijo hace días que no se sentía cómoda con la presencia de Roman Polanski en el festival. En 1977, Samantha Geimer acusó al director de violarla, cuando ella tenía 13 años y él 43. El cineasta lo negó, pero luego cambió su versión y se declaró culpable de “corrupción de menores”. Cuando descubrió que por esa afirmación pasaría 50 años en la cárcel, huyó de Estados Unidos. Nunca ha regresado. Lucrecia Martel, activista y mujer, ha señalado que tiene dudas sobre si en este caso es correcto separar autor y obra, realidad y ficción.

Monica Bellucci ha hablado en numerosas ocasiones de cómo rodó la escena de Irreversible, quizá el momento más memorable de su carrera. Su rodaje se extendió durante dos días y se repitió hasta seis veces. También ha contado que el que era su pareja en aquel momento, rechazó la película en un primer momento: “Dijo que lo que Noé tenía en mente era demasiado fuerte, demasiado duro para los dos. Ambos habíamos trabajado juntos antes, pero nunca habíamos llegado tan lejos”. Al final, ambos decidieron involucrarse en el proyecto a pesar de todo.

En el nuevo estreno de Irreversible ha generado más revuelo la actitud distante de Bellucci hacia Cassel que la película y los críticos aún no se han pronunciado sobre si el nuevo montaje cambia de forma importante o no el sentido de la película. Ella, eso sí, ha explicado por qué decidió involucrarse en la famosa escena: “Tomé la decisión de interpretar esa película por instinto. Y no me arrepiento. Fue el trabajo de un gran director, una película que aún se discute «.

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Sobre la firma

Raquel Peláez
Licenciada en periodismo por la USC y Master en marketing por el London College of Communication, está especializada en temas de consumo, cultura de masas y antropología urbana. Subdirectora de S Moda, ha sido redactora jefa de la web de Vanity Fair. Comenzó en cabeceras regionales como Diario de León o La Voz de Galicia.

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