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No eres el ‘salvador blanco’: guía para no liarla en las redes como Dulceida en África

La ‘influencer’ protagoniza la última polémica en internet por compartir unas fotografías de niños de Kenia durante su viaje a África. ¿Cómo hacerlo sin dañar la imagen de la población? Hablamos con una experta.

dulceida
Instagram

La imagen la hemos visto muchas veces. Ciudadano africano, generalmente menor de edad, que aparece en las redes sociales de un occidental privilegiado. Y a menudo acompañado de un mensaje condescendiente. “Una hora con ellos no ha sido suficiente, feliz por haberlos hecho sonreír”, escribía la influencer Aida Domènech en un Instagram Story junto a una fotografía de tres niños de Kenia a los que había regalado las gafas de sol que llevan puestas. Suscitando así el debate (más tarde desmentido con un comunicado) sobre si estaba en realidad tratando de promocionar su marca. “Lo que ha pasado con Dulceida ya tiene un nombre y desgraciadamente es bastante común: el complejo del salvador blanco, apuntaba un usuario de Twitter. “Una persona blanca que ayuda a una persona que no lo es, y esa ayuda en algunos contextos es percibida más bien como un beneficio para sí mismo”, recoge Wikipedia.

El aluvión de críticas que la han convertido en trending topic durante horas no solo se extiende a esta imagen. Ya al comienzo del viaje, en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), tanto ella como Alba Paul habían compartido fotos dándose un baño relajante mientras la capital atraviesa la mayor sequía de su historia y se prepara para una fuerte racionalización del agua (25 litros por día y persona) a partir de mediados de mayo. Ambas fotografías han sido borradas de sus cuentas de Instagram: “Desconocía la restricción y sé que eso no exime la culpa, pero así fue y lo lamento”, escribía Aida. Ambos hechos han sacado a relucir la necesidad de un uso consciente del contenido que se comparte.

“Tanto el lenguaje como las imágenes juegan un papel importante en nuestra comprensión del mundo. Pueden dividir y hacer descripciones estereotípicas o pueden unificar, aclarar y crear descripciones matizadas”, explica Beathe Øgård, presidenta del Fondo de Asistencia Internacional de los Estudiantes y Académicos Noruegos (SAIH) a S Moda. Para desafiar las percepciones sobre África y resaltar el problema de los salvadores blancos y el uso de estereotipos, el Fondo Noruego ha creado un proyecto a través de su campaña Raid-Aid y en colaboración con Barbie Savior (la cuenta satírica de Instagram que expone este mismo asunto), Cómo comunicar el mundo, una guía de uso de las redes sociales para voluntarios y viajeros.

Promover la dignidad es el primer punto que recoge. “No utilizar ni perpetuar las generalizaciones que se hacen sobre la población local o retratarles de manera pasiva. Alejarse del uso de palabras que desmoralicen o propaguen aún más los estereotipos y, sobre todo, no tratar a las personas como atracciones turísticas”, dice Beathe Øgård. Como se refleja en el vídeo que han creado para el proyecto, con más de 200 mil reproducciones en Youtube, tomar fotos de personas en posición de vulnerabilidad, enfermas u hospitalizadas es lo primero a tachar de la lista.

En el caso de Dulceida, ¿ha pedido permiso para publicar la imagen de esos menores? Mientras dentro de nuestro territorio se defiende el Derecho a la Propia Imagen, fuera este se vulnera con más facilidad, especialmente si hablamos de países en vías de desarrollo. “Se debe tratar de obtener un consentimiento informado y asegurarse de que las personas fotografiadas entienden para qué estás usando las fotos. En el caso de los niños habría que preguntar a sus padres o cuidadores”, puntúa la presidenta de SIAH. “Una forma responsable de compartir una foto sería incluir nombres, lugares y tal vez una cita de ellos”.

El siguiente paso es cuestionar las propias intenciones. “¿Por qué tomar fotos de completos extraños? Debería ser con personas a las que realmente conociste y con las que interactuaste”, plantea Øgård. Especialmente en el caso de los voluntariados, la motivación es más cuestionable. El volunturismo, practicado sobre todo por jóvenes occidentales, es una tendencia en auge que, según explicaba Andrea Moreno en su artículo Volunturismo: voluntariado y selfies, tiene más que ver con la realización personal, “ayudar a los pobres y marcar la diferencia”. La idea entonces es que salgas de la foto, que no te conviertas en protagonista ni te sitúes como el héroe o heroína en la historia.

“Nuestro último consejo en la guía, y quizás el más importante, es utilizar la oportunidad para reducir los estereotipos (en lugar de reforzarlos). Ofrecer información matizada y aprovechar para contar historias que todavía no se han contado, mostrando la realidad que hay detrás”, explica Beathe. Derribando también a los salvadores blancos, cuya imagen contribuye a profundizar la división entre ‘nosotros’ y ‘ellos’ (identificados como receptores pasivos). “Retratar a las personas de maneras que mejoren el sentimiento de solidaridad y conexión. Un buen camino a seguir es preguntar a los lugareños qué tipo de historias de su vida, pueblo o país les gustaría compartir con el mundo”, concluye Øgård.

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