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No hay que ser millonario para comprar arte: iniciación al coleccionismo

Si no sabes por dónde empezar, te descubrimos lugares para comprar obras de arte que están casi al alcance de cualquiera.

comprar arte
Cortesía de Atelier des Jeunes

La idea de tener algo exclusivo, algo bello que no tenga nadie más, es de por sí seductora. En una sociedad repleta de cadenas de tiendas en la que la gente decora en serie y las paredes de tu salón pueden tener hermanas gemelas en cualquier lugar del planeta, cada vez hay más personas que se decantan por invertir en arte. Invertir es un decir ya que no es necesario desembolsar grandes cantidades de dinero, y a cambio tendremos un bien que nunca dejará de tener valor.

En contra de lo que pueda pensarse en un primer momento, no estamos hablando de un territorio exclusivo para galeristas y gente de bolsillos abultados. Comprar arte y coleccionarlo (esto es, aficionarse a comprar arte y acumular algunas obras, literalmente) está al alcance de nuestra mano. Sucede, eso sí, que muchas veces no sabemos ni por dónde comenzar: “Para empezar a desarrollar una sensibilidad artística propia, lo mejor es empaparse de arte en todas sus facetas: viendo exposiciones en museos y galerías, visitando ferias de arte, consultando mediatecas y bibliotecas de bellas artes, navegando por páginas como artsy… Cuanto más se ha visto, más fácil es empezar a (re)conocer el tipo de arte que nos mueve y por el que vale la pena empezar una colección”, señala Julia Keller, licenciada en Comunicación Cultural por la Universidad de las Artes de Berlín (UdK) con amplia trayectoria en comunicación y gestión de proyectos culturales y artísticos.

Julia, que actualmente es asesora de comunicación del programa de Fábricas de Creación de Barcelona, apunta también a que “para empezar a coleccionar hay que ser más impulsivo que racional”. Sugiere empezar por piezas asequibles y accesibles, es decir, no empezar invirtiendo una gran suma en una única pieza, sino escoger obras de diversos artistas cuya compra no suponga un gran sacrificio económico. Además recomienda empezar por obras con las que uno sienta algún tipo de vínculo, ya sea porque se tiene contacto con el artista, por el tema que trata la obra, porque la técnica resulta familiar… Es un buena manera de decidirse por algo sin tener que analizarlo demasiado. Porque al final es de eso de lo que se trata: del disfrute de los sentidos.

Dónde adquirir estas obras de las que hablamos es una pregunta a la que a menudo se enfrentan los que no tienen a priori relación con ese mundo. La feria de arte no está en la práctica al alcance de todo el mundo: están casi siempre alejadas del centro de las ciudades, el precio de la entrada es ya una barrera en sí misma y comprar es impensable a no ser que seas uno de los adinerados a los que hacíamos alusión. Además las galerías tradicionales siguen siendo un lugar poco frecuentado por la gente de la calle. Ante este panorama están aflorando nuevos lugares en los que acceder a obras seleccionadas. Es el caso de Swinton&Grant, un espacio bar-galería abierto recientemente en el madrileño barrio de Lavapiés y que surge de la unión de dos pasiones: los libros y el arte. Una galería y una librería que, según reza su web, pretende movilizar la escena artística madrileña ofreciendo un espacio que pueda ser el origen de grandes ideas. “Nosotros somos galeristas pero también pequeños coleccionistas, así que cuando visitamos galerías de arte y de repente descubrimos una pieza que nos encanta y que además está a nuestro alcance, nos da un subidón que nos hace querer llevárnosla. Quizás ese sentimiento es el que buscamos en las personas que nos visitan. Tratar de que todo el mundo que desee tener una pieza de arte, pueda hacerlo a un precio lógico y sostenible, también para nosotros y para el artista”, apuntan Goyo Villasevil y Sergio Bang, responsables del establecimiento.

Aseguran que sus visitantes son de dos tipos: por un lado están los que se encuentran de repente con la galería y les sorprende por el tamaño, el montaje y los artistas que exponen; y por otro las personas que acuden de forma habitual, conocen la línea artística que siguen y les gustan sus artistas. “Ambos compran, aunque es verdad que los segundos de forma más regular y con espíritu coleccionista. También es verdad que casi todos los que nos ‘descubren’, regresan”, añaden. Pese a que no llevan demasiado tiempo en el mundo del arte (Sergio viene del mundo de la prensa y las relaciones institucionales, donde ha trabajado los últimos 12 años hasta que decidió dejarlo para dedicarse a lo que más le gustaba, y Goyo es creativo audiovisual con más de veinte años en el sector) y no pueden comparar con otros momentos históricos, aseguran que “el coleccionista que nosotros conocemos, y que nos visita en Swinton Gallery, es al que le mueve poseer una pieza que le trasmita belleza, o una idea, o un sentimiento sin más, para colgarlo en su hogar y hacerlo único. No necesariamente son coleccionistas de piezas muy caras, pero sí que reservan parte de su presupuesto para la compra de arte.”

Serigrafía de E1000 disponible en Swinton & Grant. (100 euros)

Cortesía de Swinton & Grant

Pero no solamente de espacios físicos se nutren las incipientes ansias artísticas: internet es, como en casi todos los sectores, una ventana cada vez más importante. Un ejemplo que está ganando popularidad es Atelier des Jeunes, una galería de arte online que tiene por objetivo promover a los jóvenes artistas españoles: “Detectamos que había mucho talento joven en España, que a raíz de la crisis no sabía hacia donde apuntar o se veían en la obligación de tener que emigrar, esto fue el disparador, sentimos que teníamos que aglutinar este talento un mismo espacio y ofrecer una oportunidad a los jóvenes artistas y al público que demanda arte pero muchas veces lo ve inaccesible” explica Francisco Lalanne, cofundador de Atelier des Jeunes. Ofrecen un concepto diferente a lo que suelen ser las obras seriadas, y es que los trabajos que se pueden comprar en esta web cumplen con 2 características: existen solamente entre 25 y 10 copias por obra, y el precio es siempre el mismo, 150 euros. Son copias firmadas, numeradas, certificadas y con una impresión y papel muy cuidados. Como en todo, y más en concreto teniendo en cuenta el componente estético que se da al comprar este tipo de bienes, hay por supuesto quienes necesitan ver y tocar antes de comprar. “Existen compradores que necesitan verlo o al verlo se les puede disparar la necesidad de compra. Por eso nosotros no nos quedamos estáticos. Generamos exposiciones por España, estamos en tiendas, estamos en anticuarios, ponemos en marcha acciones con marcas, buscamos distintas alternativas para llegar a un público que no nos conoce y llegar a aquellos que tienen la necesidad de ver la obra en vivo” añaden desde la galería online. Todo ello les ha llevado a labrarse un público en su mayoría joven de entre 25 y 35 años, independiente, urbano, con interés por manifestaciones artísticas y por la moda, que sigue tendencias y activo en redes sociales.

Pero, ¿quién compra arte a día de hoy en España y bajo qué premisas? Según Elena De la Poza, profesora doctora de la Universitat Politècnica de València experta en tasación y valoración en el mercado del arte, en el mercado español de arte la demanda procede fundamentalmente de lo que denomina ‘coleccionista inversor’, aquel que no sólo quiere disfrutar de la obra, sino que espera que la compra que hace hoy se revalorice en el largo plazo. En cuanto a los factores a tener en cuenta a la hora de decidirse por una obra, según los estudios llevados a cabo por investigadores del Centro de Investigación en el que desempeña su labor de la Poza, se ha podido concluir que el prestigio o reputación del artista, la época de la obra dentro de su vida, su nacionalidad, el lugar de venta, el tamaño, su singularidad, la técnica empleada, el estilo, los materiales empleados, el soporte y el estado de conservación son algunos elementos decisivos. “Adoptando el perfil de un coleccionista inversor, aquel que quiere disfrutar del arte y que al mismo tiempo busca realizar una inversión rentable, teniendo en cuenta el presupuesto de compra disponible así como las preferencias artísticas (arte clásico, moderno contemporáneo), y la técnica deseada (escultura, obra pictórica, obra gráfica, fotografía, cerámica), deberemos tener en cuenta los siguientes factores: la dimensión de la obra, ya que a mayor tamaño mayor valor; su singularidad, por ejemplo una obra pictórica es única lo que le añade valor frente a una litografía de la cual hay múltiples copias; los materiales y soportes empleados: una escultura de bronce, por ejemplo, adquiere valor por el material frente a la madera, cuyo estado de conservación es más complejo por tratarse de materia orgánica sometida a factores climáticos, e igualmente ocurre en la obra pictórica cuando comparamos un óleo frente a una acuarela, ésta última de menor valor, o si se trata del soporte lienzo frente al papel”, indica de la Poza. Por supuesto añade que hay que tener en cuenta el artista: “un artista joven es aquel cuya obra se encuentra en desarrollo, con capacidad de creación, y por tanto de revalorización en el mercado, lo que implica que se puede adquirir en el mercado primario (propio artista o galería), y cuyo prestigio o valor de firma se produce por los reconocimientos a su carrera artística, tales como premios. Frente a ello están aquellos artistas ya fallecidos, cuya obra se encuentra acotada y se encuentra disponible a través del mercado secundario, mercado de subastas o ventas entre particulares.”

No obstante, y además de los planteamientos académicos, existen múltiples puntos de vista sobre qué es lo que dota de valor una pieza. Desde Swinton&Grant apuntan lo siguiente: “Elegimos artistas que nos gustan, de los que conocemos su trayectoria y que nos emocionan, nos remueven y conmueven. Esas son las obras que nos gusta tener y que nos gusta que la gente se lleve a casa. En general son artistas valientes por los mensajes de sus obras o por las decisiones vitales que toman”. Francisco Lalanne, de Atelier des Jeunes, añade al respecto “creo que la gente se ha dado cuenta de que puede tener arte sin tener que ir a comprar un Picasso. Se ha democratizado de alguna manera el arte”.

El caballero del dedo incendiado, de Sergio Mora, y Sueño de un marino, de Pablo Salvaje. Disponibles en Atelier des Juenes (150 euros cada uno)

Cortesía de Atelier des Jeunes

He ahí otra de las claves de la cuestión: el precio y el arte como inversión. La realidad es que hoy en día puedes tener una obra de arte única por el precio que cuesta un póster en un museo. Esto es una realidad que no debemos perder de vista. Según Elena de la Poza, debido a la crisis económica financiera el volumen de ventas del mercado de arte (tanto primario como secundario) en España comenzó a descender en el año 2008. Sin embargo, en 2014, fundamentalmente el segundo semestre se observa en el mercado inicios de mejoría. “El mayor volumen de obras vendidas en España se realiza por importes inferiores a los 3.000 euros”, asegura.

En terminología del campo de la economía, en el mercado del arte se pueden destacar dos componentes: su carácter de bien de consumo debido a su valor estético, con una evolución directamente relacionada con las fluctuaciones del ciclo económico, oferta y demanda; y al mismo tiempo su estatus como activo de inversión alternativo a los clásicos (acciones, bonos, fondos de inversión, activos inmobiliarios….) por su valor refugio. Por poner un ejemplo, el valor de las acciones de una empresa que cotiza en Bolsa puede disminuir hasta llegar a cero, con lo que el inversor perdería la totalidad del capital invertido, mientras que una obra de arte siempre tiene un valor económico determinado por su valor intrínseco. Lo mismo sucede con el póster producido industrialmente que compramos en un museo: cuesta lo mismo que una obra única pero su valor es cercano a cero nada más realizar la compra.

No obstante, existen visiones contrapuestas a la hipótesis anterior: según uno de los artículos más citados en la economía del arte, titulado Unnatural Value or Art Investment as Floating Crap Game, de William J. Baumol publicado por la American Economic Association, comprar arte puede representar una elección muy racional para aquellos que midan la tasa de retorno de la inversión en forma de placer estético. Así, si lo que se busca es revalorización, lo mejor para un principiante será dejarse asesorar por un profesional y acudir a galerías, casas de subastas o consultores en materia artística.

Otro asunto a tener en cuenta: estatus fiscal y gravámen de esta inversión. Como en tantas otras manifestaciones culturales, y en lo que concierne a la carga impositiva del arte, en el caso español ésta no ayuda. Elena de la Poza es tajante: “España no es un buen lugar para comprar arte, y éste es un factor crucial para el desarrollo del mercado artístico. La compra de arte está gravada al 21% de IVA frente a otros países tales como Francia en donde la compra directa a artistas se aplica un IVA de 5,5% y 10% si se trata de galerías; Alemania con un 7% aplicado a la compra tanto a artistas como galerías. La reforma fiscal practicada por el Gobierno trajo consigo un aumento del impuestos al sector cultural, los artistas que tributaban al 11% y las galerías al 7% por la venta de obras, pasaron a aplicar un 21%. Obviamente estas medidas desincentivan la compra de arte, y restan competitividad al artista y a las galerías españolas en las ferias internacionales, debido al encarecimiento de la obra”.

Sabidas y valoradas en su justa medida las tesis e informaciones anteriores, quien empieza a comprar… empieza a coleccionar. “El hilo conductor de una colección muchas veces tarda en manifestarse, pero suele estar ahí sin que su dueño lo haya buscado conscientemente” apunta Julia Keller, quien a nivel práctico recomienda empezar por obras que no requieran de un mantenimiento costoso, de material técnico especializado o que necesiten un espacio de cierto tamaño para ser expuestas, como puede pasar con algunas esculturas. “La fotografía, la pintura y la litografía por ejemplo son un buen punto de arranque”, añade. En términos más académicos, Elena de la Poza asegura que “el coleccionista, como comprador habitual de arte, además del valor estético de una obra, considera el valor de su colección, es decir, que estima cómo la compra de una determinada obra que se añade a su portfolio revaloriza la colección, no tanto por la obra en sí misma, sino por el valor conjunto.” Nada mejor que ponerse manos a la obra (nunca mejor dicho), así que les hemos pedido a los entrevistados para este reportaje algunas recomendaciones de obras y artistas:

Goyo y Sergio de Swinton&Grant:

“Estamos en un momento creativo impresionante. Hay muchos artistas de muchas disciplinas que nos interesan. En Swinton&Grant tenemos el “Muro Magnético” una pared enorme para la que los artistas nos proponen una obra y, cuando se vende, el importe integro es para ellos. Ahí hemos descubierto a artistas maravillosos que, hasta ahora, no tenían ninguna visibilidad. Después, en la galería, tenemos la suerte de que todos a los que hemos propuesto trabajar con nosotros, han dicho que sí. Así que si tuviésemos que destacar algunos, serían los que están con nosotros: Andrés Senra, RallitoX, Sergio de Arrola, Laguna, S.A.M. o CRIN.

Julia Keller, especialista en gestión de proyectos culturales y artísticos:

“En el campo de la fotografía emergente se me ocurren artistas como Jonás Romo –me encantan sus retratos de paisajes urbanos-; Sarah Illenberger, artista multidisciplinar que reinterpreta los objetos que nos rodean de un modo altamente creativo; Elo Vázquez, que documenta su vida a caballo entre Islandia y Sevilla; Evgenia Arbugaeva, nacida en una diminuta ciudad en Siberia y cuya obra es delicada y poética… por nombrar solamente a algunos. Además me gustaría mencionar a Plom, una galería que descubrí hace algún tiempo paseando por Barcelona y que se especializa en arte para niños. Pienso que una iniciativa fantástica, y demuestra que nunca es demasiado pronto para familiarizarse con el coleccionismo de arte.”

Francisco Lalanne, de Atelier des Jeunes

“Recomiendo los artistas que se encuentran actualmente en Atelier des Jeunes, todos ellos seleccionados por Patricio Binaghi (co-fundador del proyecto), comisario de la galería online».

El Muro Magnético de Swinton & Grant.

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