Posado natural: ¿espontáneo o estratégico?
Cada vez más celebridades deciden fotografiarse sin el filtro del Photoshop o con menos maquillaje de lo habitual. Parecer más cercanas forma parte del plan.
Intelligent Life, el suplemento cultural de The Economist (una revista tan prestigiosa que un artículo suyo puede hacer temblar, todavía más, la economía de un país), colocó hace unos meses en portada a Cate Blanchett sin retocar. El editor de la publicación, Tim de Lisle, lo explicó así: «Cuando otras revistas fotografían a actrices, utilizan imágenes excesivamente photoshopeadas, eliminando hasta la última arruga. La piel se ve tan suave que te preguntas por qué el fotógrafo no trabajó con una figura de cera. Cate Blanchett, por el contrario, aparece en nuestra portada con su ropa de trabajo, con líneas de expresión en su cara y bolsas en los ojos. Parece lo que es: una mujer de 42 años». De Lisle acude aquí al discurso de las «mujeres reales»; aunque también admite: «No podemos estar totalmente satisfechos porque, como cualquiera que pone a Cate en su portada, nos estamos beneficiando de su belleza. Es un curioso signo de los tiempos que esto se haya convertido en algo de lo que presumir».
El sociólogo Enrique Gil-Calvo, que trató esas cuestiones en su libro Medias miradas. Un análisis cultural de la imagen femenina (Anagrama), corrobora esta tendencia. «Cuando todo el mundo se retoca, prescindir de retoques, para mostrar la apariencia real, supone también una chocante sorpresa que rompe las expectativas. Nadie se lo espera y por eso se convierte en noticia», comenta.
Poco después de la publicación de esa portada, la revista People, que en el quiosco se situaría en las antípodas de Intelligent Life, sacaba al mercado su muy publicitado número anual dedicado a la «gente más bella». La primera página, en este caso, era del todo convencional, con una Beyoncé maquillada y retocada (esta vez no demasiado blanqueada: varias publicaciones se han metido en líos por aclarar la piel de la cantante). Pero dentro, incluía un reportaje de «estrellas al natural». Zooey Deschanel, Jessica Paré, de Mad Men, Lily Collins, Julie Bowen, de Modern Family, entre otras, posaban sin maquillaje.
Curiosamente, también se incluía en el grupo a Paris Jackson, la hija de Michael, de solo 14 años. Deschanel, que ha hecho de las pestañas postizas y el eyeliner dos de sus señas de identidad, declaró que inicialmente se sintió «aterrorizada» ante la propuesta. En cualquier caso, la reacción que provocaron las fotos fue muy positiva, con adjetivos como «valientes» dedicados a las protagonistas.
El veterano fotógrafo de moda Manuel Outumuro cree que estos reportajes no dejan de ser «un gimmick, un truco». Para él, «tan grotesca resulta una fotografía excesivamente retocada como otra hecha tratando de hacer ver que aquel momento de artificio fue real. Lo natural es que una modelo llegue al plató, la maquillen, la peinen, la vistan con los mejores diseños de la temporada, se ilumine el ambiente adecuadamente y, en un intercambio generoso entre modelo y fotógrafo, se consiga una buena fotografía de moda». Pablo Zamora, otro fotógrafo y colaborador de S Moda, califica de «un poco hipócrita» alardear de no utilizar Photoshop, «porque detrás de una foto natural hay un buen fotógrafo que sabe iluminar. Al fin y al cabo, la luz sigue siendo el gran retoque». Ambos profesionales abogan por el uso de los programas de posproducción como un recurso artístico más. Zamora cita a Mert and Marcus, «que hacen un uso fantástico del retoque» y las producciones voluntariamente hiperretocadas de David Lachapelle.
El truco de lo natural está cada vez más extendido pero no siempre es rentable. Una publicación norteamericana colocó a Jessica Simpson sin maquillar en portada en 2010 y ese fue el número menos vendido del año. Sin embargo, si tanto las revistas como las estrellas se prestan, es porque obtienen algún tipo de rédito. Se ha pasado de las fotogalerías que ridiculizan –o humanizan, según se mire– a las actrices y modelos por tener rojeces, granos y patas de gallo a exhibir una especie de orgullo. Posar sin maquillar, o sin retocar, equivale a recibir aplausos. La web XoJane, que tiene como uno de sus objetivos alabar la belleza fuera de lo convencional, ha hecho de sus «fotos recién levantadas» un contenido fijo. Empezó la directora, Jane Pratt, haciéndose un retrato tal y como se despierta por la mañana, y ahora cientos de lectoras han enviado sus imágenes legañosas, que siempre se celebran como «preciosas». La actriz Annalynne McCord también utilizó el sin-maquillaje como autoafirmación cuando colgó en Twitter hace unas semanas una foto suya con la cara lavada y el siguiente mensaje: «Me levanté esta mañana y pensé que no puedo más con los requerimientos de perfección de Hollywood. No soy perfecta y me parece bien». Obtuvo cientos de tuits de felicitación y varios medios la citaron como «ejemplo a seguir» para las adolescentes.
La cuestión no afecta solo a estrellas de la televisión. En su reciente gira por China e India, la secretaria de Estado, Hillary Clinton fue noticia por acudir a algunas reuniones sin maquillar. Aunque webs como The Drudge Report, siempre crítica con la ex primera dama, intentaron sensacionalizar las fotos, por lo general Clinton recibió más piropos por su decisión de no llevar rímel que por cualquiera de sus negociaciones. El Washington Post tituló que su imagen resultaba «refrescante» y señaló que, al final de su carrera, estamos viendo a «la auténtica Hillary». ¿Se olvidaría de verdad la barra de labios o estudió su imagen antes de salir?
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