El hilo invisible
Andaba por la redacción felicitando por la nominación a mis compañeros del podcast Arsénico caviar, que son ácidos y venenosos en las ondas, pero más bien callados y amorosos en directo, postergando el momento de escribir esta carta. Bea, cariñosa, como digo, me ha dado un consejo: que la carta la escriba ChatGPT, “dices que estabas haciendo una prueba con la nueva tecnología” y listo. Lo he dudado un momento. Mi primer pensamiento ha sido que una carta escrita por una máquina no sería ni inteligente ni ingeniosa, que es, de lejos, a lo que aspiramos las autoras. No digamos ya que sea poética, aunque eso es más complicado, no son poéticas las aplicaciones, pero tampoco la mayoría de los seres humanos, muchos ni cuando se lo proponen.
Pienso esto mientras miro nuestra portada, poesía desprevenida: sutil y contenida, sin artificios, cruda. Qué difícil eso que hace Sadie Sink cuando transforma a sus personajes en seres sobrenaturales. Lo hizo en Stranger Things y vuelve a hacerlo en La ballena, donde interpreta a la hija de Brendan Fraser, nominado al Oscar por este papel. Las fotos de Bjorn Iooss, a las que acompaña la entrevista de Begoña Gómez Urzaiz, lo demuestran: la poesía reside justo en lo más cotidiano y casual. Más adelante, en las fotografías de Candice Huffine desnuda vuelve a ocurrir. No hay manera de dejar de mirar esas imágenes bellísimas, pero realistas, tangibles, comunes, poéticas.
Este número se publica dos días antes de que arranque la feria ARCO, la cita del arte internacional en Madrid. Por supuesto, nos ocupamos aquí de galeristas, coleccionistas, artistas y programadoras culturales y aprovechamos para reflexionar sobre la relación del arte y la moda, e incluso sobre la eterna pregunta con muy distintas respuestas según quién responda: ¿Es la moda arte? Quizá. A veces. Pocas. Igual que el arte puede ser moda a veces (muchas).
Veremos en ARCO absurdas boutades que llenarán minutos de televisión, estratosféricos precios de segundo mercado, pero también descubriremos piezas incómodas, bellezas secretas y un fino hilo invisible que nos conectará a un nivel más profundo con algo que no podremos dejar de mirar.
Luego me acuerdo de que lo poco que leo en Twitter es un bot automatizado con frases aleatorias de Virginia Woolf. Copio: “Algunos acuden a un cura, otros a la poesía. Yo a mis amigos, a mi propio corazón, para buscar entre frases y fragmentos algo que no esté roto”. Supongo que en buscar esos remiendos sí convergen la moda y el arte. La poesía puede estar en cualquier parte y quién sabe si esos pedazos también los puede recoger ChatGPT al fin y al cabo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.